1.- Antes de que pudiera confirmarse que la alineación de Paco Herrera escondía alguna intención, en cualquier sentido, Cristiano Ronaldo ya había lanzado su primer zambombazo, un misil fuera de normas. El balón de playa de la Copa ayudó algo, pero el mérito está en ese pie descomunal del portugués, capaz de imprimir efectos inverosímiles en el cuero. Casi ni lo vio el guardameta vigués y apenas se supo más del Celta durante largo rato.
2.- Remontada la eliminatoria ya en el minuto 3, al Madrid le llegó su cuarto de hora tonto, ese en el que no solo cede iniciativa y balón, sino que se aposenta tan atrás que al rival le basta toser para que Casillas tirite. Ahí se creció el Celta porque entre líneas ganó todas las discusiones. Krohn-Dehli conquista el espacio a la espalda de Khedira y reaparece la problemática de los laterales merengues: la de Arbeloa por estar en la izquierda, la de Essien por estar donde no se siente cómodo.
3.- Ese cuarto de hora es desaprovechado por el Celta, que lo hace todo bien excepto aprovechar la cara de susto que se le iba poniendo al Madrid. Y a Modric y Özil se les pone cara de festín, glotones del balón ambos. Incluso antes de que Cristiano consiga el 2-0 (ya lleva más goles que partidos, estadística demoledora), el Madrid se asienta, aposenta y relaja. Dispuesto en 4-2-2-2 (aunque en fase ofensiva es 2-4-2-2), la infernal pareja Modric-Özil se sitúa varios metros por delante de sus mediocentros para romper al equipo vigués, que deja de oler el cuero.
4.- Ni siquiera puede salir de su campo, pues Alonso se anticipa a todos los movimientos visitantes. El Madrid juega con la concentración de los días importantes, la misma que empleó ante el Barça o en Champions, la que apenas ha usado en la Liga, ni siquiera antes de darla por imposible. Y entonces es un equipo rotundo, que domina y aplasta, aunque sigue fallando en lo que fue su gran arma: la finalización de las jugadas, algo sorprendente pero real, incluso teniendo al cañonero Cristiano afilado.
5.- Un Modric delicioso y el Özil suave de los espacios liberados se lucen moviendo a su equipo, donde Cristiano se ha ubicado en la derecha y Benzema en la izquierda para completar el desconcierto de la defensa celtita, que concede muchos pasillos ante este doble falso 9. Pero todo lo que construye con delicia a partir de un Modric que por fin llega con solvencia al balcón del área para repartir golosinas, el Madrid lo desperdicia en la finalización, un pecado que no es de hoy sino que ya acumula semanas.
6.- Lesionado el prometedor Hugo Mallo, al Celta se le reducen las posibilidades de introducir a sus tres mejores hombres tras el descanso, aunque el escaso 2-0 del primer tiempo mantiene viva la pelea. Y al Madrid le sienta fatal la baja de Xabi Alonso, dolorido en las cervicales tras caerle encima De Lucas. Essien ocupa entonces el puesto del donostiarra y ahí muestra que no es problema de comodidad, sino algo diferente: que ya no es el gran Michael del Chelsea, aquel barrendero indescriptible. ¿Volverá a serlo?
7.- Al movimiento de Paco Herrera introduciendo a Iago Aspas para buscar el gol-prórroga, responde Mourinho devolviendo a Ramos al centro de la defensa tras unos minutos de tenerle en la banda derecha. Retrocede el Madrid, que se acoraza concediendo terreno y esperanzas al Celta para intentar ajusticiarle en un simple sprint. El segundo tiempo lo plantea así: dejar que el Celta se ilusione para machacarlo. Pero es concederle bastante y arriesgarse mucho.
8.- La baja de Xabi Alonso adquiere entonces su auténtica dimensión. El Madrid dominador y aplastante se vuelve de una fragilidad alarmante. Sin Alonso no hay Madrid, por más ruido que se genere en otras zonas del campo. Sin el Quarterback, la defensa retrocede demasiados metros, desaparecen Modric y Özil y el colectivo palidece. Incluso tiene que aparecer Casillas, por tres veces, en su versión buena: la de los reflejos. Ahí no falla.
9.- La expulsión de Ramos incrementa el ansia visitante y le lleva a la perdición. El Celta no solo se lo cree: lo huele (la prórroga, en realidad, solo eso). Y ocurre lo deseado por los locales: corte, recuperación, sprint, gol. Cristiano por supuesto. Excelente Higuaín en las dos primeras fases del movimiento, sensacional el portugués en llegada y finalización. Titánico Cristiano, formidable huracán.
10.- El partido del Madrid deja esos dos rostros: el de Alonso y el de Cristiano. El de la ausencia clamorosa y el de la presencia pavorosa. Sin Xabi, el equipo queda deshilachado y roto. Su ausencia desemboca en la desorientación de Khedira (soberbio en el primer tiempo) y la orfandad de Modric y Özil, dos sombras de sí mismos tras el descanso. La defensa, en consecuencia, recibe todos los males que Alonso evita y no digamos si esa defensa contiene tan elevada dosis de provisionalidad.
y 11.- La presencia inhumana es la de Cristiano Ronaldo, un jugador que sintetiza un equipo, que lo sostiene y apalanca, que lo rescata y agita. Cristiano ya es uno de los formidables delanteros mundiales de la historia y posee un don: el inconformismo vital, que le impide adocenarse, siempre insatisfecho, siempre queriendo más. Insaciable Ronaldo, cara de un equipo que por dentro parece estar viviendo una cruz.
– Foto: Ángel Martínez (Real Madrid)
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal