Me encantan los finales de temporada apretados porque es donde puedo distinguir de verdad a los futbolistas de los jugadores de fútbol, al auténtico profesional del que simplemente pasaba por ahí. En esa situación se encuentra la Segunda División del fútbol español.
El Real Valladolid afronta el último cuarto de liga en una situación privilegiada para conseguir su objetivo final: el ascenso. No obstante, nadie dijo que esto iba a ser fácil. Es ahora donde ha de verse a aquellos futbolistas que dan un paso adelante y que se ponen al servicio del equipo en situaciones estresantes de alta competición.
De los dos últimos partidos en casa, Sporting y Numancia, ganados con solvencia, extraigo varias conclusiones:
Creo que no me equivoco mucho si afirmo que la clave del ascenso está en estos tres jugadores. Si son capaces de imponerse en cada partido, acercarán mucho al equipo a la victoria. Eso sí, es necesario que todos acompañen con su comportamiento futbolístico.
Me explico. No me gusta personalizar en un jugador el comportamiento que deseo para mi equipo, pero no encuentro mejor manera de hacerlo que usando la referencia de nuestro capitán, Álvaro Rubio. Su figura emerge por encima de todos, por muchos motivos, pero principalmente por su ejemplo inspirador: limpia, fija y da esplendor (defiende, organiza y aporta talento). Está para todos y está para servir al equipo. Un ejemplo de comportamiento en el campo, en todos los aspectos, que dignifica el escudo y el fútbol. No quiero destacar sus virtudes puramente futbolísticas, que las tiene y ya las he mencionado en otras ocasiones, sino su comportamiento como futbolista: su voluntad, profesionalidad y capacidad para estar centrado en lo que le corresponde. Para el que no lo conozca, es fácil describirlo sin más que decir que cuando es sustituido (como pasó tanto contra el Sporting como contra el Numancia), sale del campo rápido saludando a su sustituto, tras dejar su brazalete de capitán a un compañero, sin dar tiempo apenas a la afición a ponerse de pie para aplaudirle y ovacionar su nombre. Por no mencionar que es de los que siempre, al final del partido, y aunque haya sido sustituido, vuelve a centro el campo a saludar a la afición. Detalles de futbolista.
Álvaro Rubio, cual Capitán Alatriste, con el permiso de Arturo Pérez-Reverte, debe ser la inspiración y guía para el ascenso. Parece que Rubi también lo ha entendido así.
Ojalá, como aficionado del Pucela, al final de la liga pueda narrar usando como principio de la historia del ascenso las siguientes palabras: “No era el futbolista más técnico ni el más habilidoso, pero era un futbolista valiente. Se llamaba Álvaro Rubio Robres, y había competido como internacional español en el mundial sub-20 de Nigeria del año 1999”.
1.- El Real Valladolid posicional (septiembre 2014)
2.- Los detalles de Zorrilla (octubre 2014)
3.- Que la inspiración te encuentre trabajando (noviembre 2014)
4.- Ser justos en la victoria y en la derrota (diciembre 2014)
5.- Los tres Reyes Magos (enero 2015)
6.- Inercia emotiva (febrero 2015)
* Daniel Juan Sánchez es entrenador.
– Foto: Real Valladolid
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