1.- Tras un primer tiempo inteligente por ambos equipos, unos minutos de fiebre para sentenciar una de las visitas tradicionalmente más complicadas de la Liga, convertida en uno de los días más históricos para el Barça, en el que se alinearon por fin once jugadores de La Masia, un viejo reto de Van Gaal que Pep Guardiola prefirió retrasar y Tito Vilanova ha culminado.
2.- Como dijera Óscar Cano tras el partido ante el Spartak de Champions, el Barça ha regresado a otro nivel: el que ocupa el Barça de todos, en vez del Barça de alguien. En lugar del juego acelerado en busca de la resolución inmediata e individual, el juego pausado para crear la velocidad a partir del colectivo. Si hubo jugadores que tuvieron la tentación de hacer como Messi (resolver desde la individualidad), esa fiebre ha desaparecido.
3.- Pero existió. Esa tentación existió. El Barça que jugaba a partir de las asociaciones de similares, jugadores cuyo único objetivo era encontrar al mejor situado para finalizar, se perdió durante unas semanas en una maraña de egoísmos (y también de bajas sensibles) que le desdibujó. En lugar de trabajar todos para situar a uno cualquiera en la posición definitiva, pasaron a jugar para ser cada uno de ellos quien alcanzara dicha posición. El equipo siguió ganando, pero las junturas rechinaron hasta que alguien dijo basta.
4.- Y cuando quien debía hacerlo sacó el viejo mapa no habló de táctica, sino de solidaridad. El plan no decía nada sobre posiciones, sino sobre actitudes. Trabajar todos para facilitar la llegada del mejor situado. Además, regresaron algunas piezas clave (Piqué y Puyol) y el Barça de alguien volvió a ser el Barça de todos.
5.- Eso empezó a suceder hace unas semanas, se evidenció en Moscú y culminó hoy en Valencia, en otro partido de paciencia, partido mil veces conocido, con el Levante encerrado en un 4-4-2 pero sin saltar hacia el poseedor del balón sino esperando en formación, variante que introdujera JIM la pasada temporada y que tanto daño hizo a Messi y compañía.
6.- Esto provoca problemas al Barça porque ningún defensor rival pierde la posición ante la tentación de arremeter contra Messi, Xavi o Iniesta, pero a cambio le otorga una interesante ventaja: le regala el agrupamiento, con lo que las pérdidas no son excesivamente peligrosas para Busquets.
7.- Conocedor de la velocidad de Martins y los certeros pases largos de Barkero, el Barça se ha plantado en el Ciutat de València con una profunda vocación defensiva. Puede parecer extraño que diga esto visto donde han jugado los hombres de Tito, pero así ha sido durante 45 minutos. El Barça ha sacado su manual de posesión defensiva, ejercido una excelente presión posicional, añadido una presión física que ya se percibió en Moscú y replegado de manera intensa a la menor pérdida. El objetivo era rotundo: no encajar un gol al contragolpe que obligase a una nueva remontada y frente a un rival que se las sabe todas a la hora de encerrarse.
8.- Para ello, incluso a Jordi Alba se le ha pedido la máxima atención en las coberturas defensivas, anticipándose a los pases filtrados de los granotas a base de cerrarse hacia dentro. Conocido sobradamente lo que podía esperarse de JIM y sus veloces atacantes, el Barça ha jugado a perderla poco o, en su defecto, a hacerlo muy arriba para tener tiempo de corrección, recordando aquellas palabras de Guardiola hace ahora un año:“Cuanto más quieres atacar, mayor disciplina defensiva necesitas”
9.- Más aún: el Barça empieza a estar cómodo desordenándose con premeditación. Antes buscaba desorganizar al contrario a base de mover el balón sin cesar, pero ha empezado a encontrar esa otra variante: buscarlo a partir de separarse y hacerse largo. Desordenarse uno con la intención de desorganizar al otro. Lo ha usado a ratos, por más que a menudo continúe con su cadencia lenta de pases, cadencia engañosa pues solo preludia la aparición de un latigazo. Podríamos decir que busca la velocidad a partir de la calma, pero evitando la precipitación.
10.- La calma del primer tiempo ha preludiado el torbellino del segundo, con Iniesta desatado. Cierto día, Andrés Iniesta tomó posesión del costado izquierdo. Lo hizo suyo. Incluso se construyó un almacén para guardar sus trastos de funambulista, los zapatos de bailarín de tangos y el bisturí de cirujano, además de la bata blanca que utiliza como segunda opinión del doctor Hernández. Hoy ha abierto el almacén y sacado todo el material.
11.- Iniesta ha sido funambulista sin miedo en el vacío de la esquina; cirujano implacable para encontrar el milímetro exacto que cabía entre Diop y Ballesteros; martillo preciso en remate cristianoronaldesco; e incluso ha tenido tiempo de disfrazarse del repartidor de caramelos de antaño. Todo eso ha sido Iniesta mientras a su lado todos jugaban a hacer jugar al otro, cambio decisivo.
y 12.- “No hay mayor éxito que subir a un joven de la cantera al primer equipo. Más que ganar un título”, dejó dicho Pep Guardiola en frase constitucional. Hoy se han alineado once al mismo tiempo, primera vez que ocurre en un club especialmente identificado con el fútbol formativo. El viejo sueño que proclamara Van Gaal a finales de los 90 se ha materializado frente al Levante, provocando una reacción entusiasmada en La Masia, donde cientos de chavales trabajan con esa misma intención: llegar a ese primer equipo que parece inagotable en su ambición.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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