El Arsenal compite de nuevo
El Arsenal de los últimos años se medía por actuaciones esporádicas de las que quitan el hipo ante rivales de un nivel inferior cada cierto tiempo y por una falta de competitividad alarmante en los partidos serios, tanto en la Premier como en la Champions, una competición a la que no falta desde hace diecisiete temporadas, un dato que tiene un mérito indudable en el fútbol actual.
Creo que uno de los principales problemas de los gunners en los últimos años era la falta de consistencia en el centro del campo. La presencia de Arteta y Flamini anoche fue una inyección directa en la vena de la competitividad. El Arsenal devoró al Napoli en veinticinco minutos para el recuerdo dejando el partido sentenciado con los goles de Mesut Özil y Olivier Giroud.
SOLIDEZ Y TALENTO EN LA ZONA ANCHA
Wenger, que cumplía ayer 18 años en el Arsenal, alineó un once con la intención clara de dominar el centro del campo, y no sólo lo hizo con los que denominamos jugones. Arteta y Flamini eran los encargados de aportar consistencia en la zona ancha, un muro con el que chocaba el Napoli una y otra vez en sus intentos de escapar del asedio local en el primer tramo del partido.
Ramsey, cerca de la banda derecha, y Rosicky, cerca de la izquierda, aportaban más control aún por sus características técnicas. Faltaba la guinda y el encargado de ponerla era Özil. Y al alemán le surgió un gran socio nacido en Chambery (Francia) hace 27 años y de apellido Giruod. Entre ambos y Ramsey cocinaron al Napoli por la vía rápida fabricando dos goles en quince minutos. En el primero, Sagna encontró a Ramsey, el galés a Giroud, que controló de maravilla para devolverle un pase con ventaja; su centro lo remató Özil en la frontal con un toque de súperclase de primeras. Un golazo.
El segundo tanto fue otra maravilla. Giroud recibió un pase de Ramsey, descargó sobre Özil y se dio la vuelta con la decisión de un niño que persigue un balón en el recreo del colegio. Özil entiende bien eso, y le puso la pelota en el sitio justo con la pausa adecuada para que el exjugador del Montpellier anotase el segundo. En su segunda temporada en el Arsenal, el francés Giroud empieza a tener recompensa a su excelente catálogo de juego de espaldas, inteligencia y una alta capacidad técnica.
UN NAPOLI SUPERADO
El Napoli aún no había comparecido en el partido. Inler y Behrami eran ampliamente superados en la zona ancha, Hamsik no llegaba a las ayudas y en ataque no llegaban a él. Callejón e Insigne, que ocupaban los costados, tenían que esforzarse mucho en ayuda de Mesto y Zúñiga, pero nunca consiguieron frenar las embestidas locales. Arriba no jugó Higuaín, lesionado. Entró el macedonio Pandev, que venía de hacer dos goles al Genoa en la Serie A, pero no tuvo ninguna acción en la pudiese obtener una ventaja. Él sufre más que el Pipa para alcanzar balones al espacio y no tuvo ningún peso en el encuentro. Todo el peligro de los napolitanos en el primer tiempo se limitó a las acciones a balón parado y a un disparo lejano de Insigne.
El segundo tiempo dio para poco. Benítez intentó variar el rumbo del partido con la entrada del extremo belga Dries Mertens en sustitución de Pandev, colocando a Callejón arriba. Era lógico por la predisposición y entusiasmo del granadino, pero fue como mandarle a la guerra. Más tarde entró el colombiano Duván Zapata para darle relevo en la batalla, pero la guerra estaba perdida hacía mucho.
El Arsenal se tomó la segunda parte como el descanso del guerrero; no peligró nunca su ventaja. Entró Wilshere por Rosicky. En ataque buscó juntarse por dentro con Özil y Ramsey, y en defensa cerró en la banda izquierda, algo que ya habíamos visto en la Premier y que parece que será su posición cuando coincida en el campo con Özil.
El Arsenal parece de vuelta. En realidad nunca se fue, pero sí dejó de competir durante un tiempo.
* Alberto López Frau es periodista.
– Foto: AP
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