Ante Tomic, la última víctima del puente aéreo
La tradición marca que, salvo en contadas excepciones, la afición madridista silbe a los jugadores azulgranas y viceversa. Da igual la disciplina deportiva de que se trate, es un asunto de colores. Simple rivalidad entre Real Madrid y Barcelona, la cual se acrecienta cuando hay un jugador que ha pasado de un equipo al otro. El último gran caso lo protagoniza Ante Tomic, quien vive un infierno constante cada vez que vuelve a Madrid, que fue su casa durante más de dos años.
El pívot croata llegó al Real Madrid en enero del 2010, con la vitola de Gasol del Este, una buena manera de poner las expectativas por las nubes. Algunos de sus movimientos al poste bajo podían recordar vagamente al de Sant Boi, incluso tienen una altura y constitución física similar, pero llevar más allá la comparación podría considerarse un buen movimiento de su agente.
En sus primeros meses a las órdenes de Ettore Messina, entonces entrenador del Real Madrid, dio alguna muestra de su talento, pero lo mejor del balcánico llegaría en la siguiente temporada, cuando fue incluido en el quinteto ideal de la liga. A pesar de esa distinción, los aficionados madridistas empezaron a dudar de Tomic por su impasibilidad y falta de contundencia; en ocasiones parecía totalmente ajeno a lo que pasaba en la cancha. Era raro verle luchar por un rebote o colgarse del aro rival, algo imperdonable para un hombre de su estatura, cuyo único argumento parecía ser su juego de espaldas a la canasta.
La llegada de Pablo Laso al banquillo madridista obligaba al croata a reinventarse, ya que el vitoriano no es amigo de la figura del clásico pívot. En ocasiones Tomic parecía sufrir sobre el parqué, mientras que en el club veían que, para seguir contando con él otra temporada, deberían pagarle cerca de dos millones de euros. Una cifra alejada de lo que quería gastar el club blanco, que decidió cortar la relación a finales de junio.
Se abrieron las especulaciones en torno al croata, pero un destino sonaba con especial fuerza: el F. C. Barcelona Regal. Finalmente se demostró que era algo más que un rumor y fue el propio jugador el que abrió la polémica en su presentación como blaugrana: “Con Messina teníamos un estilo diferente, mejor para mí, en el que yo podía demostrar mi juego y mi talento. Creo que aquí podré volver a mostrarlo”.
El 30 de diciembre estaba marcado en la agenda de Tomic, el día en que se enfrentaría por primera vez a su exequipo en el Palau Blaugrana. Su actuación fue buena, aunque no tanta como la de la Copa del Rey, la segunda vez que sus caminos se volvieron a cruzar, donde fue clave para eliminar en cuartos de final a un Real Madrid que llegaba a Vitoria como vigente campeón.
El tercer encuentro de la temporada entre estos dos equipos se dio a finales de abril, una semana antes de la Final Four de la Euroliga, donde volvieron a verse las caras. Era el momento de ver cómo le recibiría la que antes era su afición, algo que se supo desde la rueda de calentamiento.
La hostilidad se sintió desde que el pívot salió por el túnel de vestuarios, especialmente desde el fondo sur, donde se sitúan Los Ojos del Tigre y los Bersekers, las dos peñas baloncestistas del equipo blanco. Los cánticos contra el croata se tradujeron en un partido flojo del mismo. Posteriormente fue incluido tanto en el quinteto ideal de la Liga Endesa como en el de la Euroliga. Como curiosidad, Tomic lideró la clasificación de mates del campeonato doméstisco durante algunas semanas, justo una de las facetas que más se le criticaba en la capital.
En la cita continental de Londres el pívot blaugrana no pudo vengarse de su exequipo, pero la final de la Liga Endesa supone una nueva oportunidad para resarcirse. Aunque por ahora, tras los dos primeros partidos jugados, su papel está siendo más bien discreto.
Los dos primeros partidos, en el madrileño Palacio de los Deportes, han deparado una victoria para cada contendiente, pero el factor común ha sido el mal papel de un Tomic, amilanado por el ambiente. La afición dedica silbidos y abucheos a jugadores como Víctor Sada y Juan Carlos Navarro, dos azulgranas de pura cepa. Sin embargo, el croata es el principal protagonista de los cánticos, en los que también se acuerdan de su progenitora.
Cuando salta al parqué los silbidos le acompañan para recordarle que es persona non grata, un sentimiento que se agranda cuando el speaker presenta a ambos conjuntos y se eleva al máximo cada vez que el ‘44’ azulgrana recibe el balón. La afición está cumpliendo su labor de sexto jugador y han conseguido que el pívot se muestre incómodo, como si todos los que cantan estuviesen bloqueándole a pie de pista.
Sin llegar a la famosa cabeza de cochinillo que lanzaron a Luis Figo en su primera visita de blanco al Camp Nou, a Tomic le queda claro que la afición no perdona su marcha al eterno rival. Si hubiese ido a cualquier otro equipo sería aplaudido, en memoria a los servicios prestados; sin embargo, él decidió ir al Barcelona Regal. Esto nos recuerda que el deportista de élite no es un trabajador convencional, sino que tiene que convivir con los sentimientos de miles de personas, incapaces de perdonar lo que consideran una traición.
En el año 2000, Aleksandar Djordjevic se sentía en una situación parecida, aunque en su caso había cruzado el puente aéreo en la dirección opuesta. Tras ganar con los azulgranas la liga de 1999, Aíto García Reneses le transmitió al serbio que no contaba con él para la próxima temporada. A sus 32 años, el base decidió fichar por el Real Madrid de Sergio Scariolo, con el que alcanzó la final liguera tras deshacerse del Gran Canaria y el Estudiantes en las anteriores eliminatorias de los playoffs.
El destino permitió a Djordjevic vengarse de la manera que más duele, arrebatando el título liguero a su exequipo. Además, lo hizo venciendo en el Palau Blaugrana el quinto partido de la serie, tras lo cual dedicó la victoria a su antigua afición, con los brazos bien levantados.
En el 2013 es Tomic el que tiene ante sí la oportunidad de mostrar el error que cometieron con él, y podría celebrar la consecución de su primer título liguero en su nueva casa, donde se le escapó el año pasado con el conjunto madridista. En caso de que su equipo pierda un partido en la Ciudad Condal, el croata tendría la posibilidad de repetir la gesta de Sasa, lo que elevaría la hostilidad al máximo hacia un hombre cuyo mayor delito ha sido viajar a Barcelona cuando en Madrid no le querían.
* Gonzalo Carpio del Saz.
– Fotos: ACB Media
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