Ángel Romano: el rey del Campeonato Sudamericano

por el 18 enero, 2016 • 19:56

Integrante de la primera gran generación de futbolistas uruguayos. Fue además la principal estrella durante tres lustros del Club Nacional, club en el que debutó en la élite y se retiró tras pasar también por CURCC y Boca Juniors. Nacido el 2 de agosto de 1893 en Montevideo (Uruguay), se desempeñaba como delantero, aunque llegó a jugar también como defensa, medio y alguna vez de portero. Su posición preferida era la de interior izquierdo, puesto en el que creaba jugadas de fantasía, regateaba con habilidad, pasaba con maestría, definía con enorme frialdad y desequilibraba con su gran velocidad. Su apodo futbolístico fue el Loco.

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Sus padres se mudaron cuando era pequeño del suburbio de La Mondiola a una casa cerca del estadio de Parque Central, donde jugaba habitualmente Nacional. Fue en su etapa juvenil cuando entró en el club bolso, coincidiendo con su buen amigo de la infancia y posteriormente internacional uruguayo Pascual Somma.

La oportunidad en el primer equipo le llegó en 1910, con 17 años recién cumplidos. Debutó frente a Central en casa y cuajó una soberbia actuación con tres goles. Sin embargo, su primera etapa en Nacional acabó poco después tras algunos problemas con dirigentes de la institución. Se marchó al Central Uruguay Railway Cricket Club (CURCC), nombre del Club Atlético Peñarol hasta 1913.

Allí jugó entre 1911 y 1912 y estrenó su palmarés con el campeonato de primera división, ganado con enorme solvencia por delante de Montevideo Wanderers, y también con la Copa de Honor y la Copa de Honor Cousenier. Al finalizar la campaña aceptó una suculenta oferta de Boca Juniors, que acababa de ascender, en lo que supone el primer traspaso internacional del continente.

En Boca tuvo como compañero a otro uruguayo, Carlos Scarone, y a jugadores internacionales argentinos como Abbatángelo, Pedro Calomino o Taggino. En el cuadro xeneize permaneció campaña y media, tiempo en el que jugó 25 partidos y marcó siete goles. Debutó frente a Argentino (Rosario) en la Copa de Honor con un tanto en la segunda mitad y realizó su mejor partido en un choque liguero ante Estudiantil Porteño en octubre de 1913, con un doblete.

Fue en 1915 cuando volvió a Nacional para establecerse de forma definitiva. En la siguiente década, él y otros grandes baluartes del plantel, como Pablo Dacal, Alfredo Foglino, Santos Urdinarán, los hermanos Scarone, Carlos y Héctor, Alfredo Zibechi, su amigo Pascual Somma, Andrés Mazali o Pedro Petrone, consiguieron una fantástica hegemonía en el fútbol charrúa que se transformó en numerosos trofeos. Lograron ocho campeonatos de liga en los años 1915, 1916, 1917, 1919, 1920, 1922, 1923 y 1924. Equipos como Peñarol, Universal, Montevideo Wanderers o Rampla Juniors apenas pudieron hacerles frente. También alzaron en varias ocasiones la Copa Competencia y la Copa de Honor.

La popularidad del club tricolor traspasó fronteras y en 1925 realizó una larga y exitosa gira por Europa. A Romano, que ya portaba suinconfundible boina blanca debido a la pérdida de cabello, le acompañaron sus compatriotas Andrade, Héctor Castro, Héctor Scarone, Cea, Nasazzi o Petrone en una expedición por nueve países que duró 153 días. Disputaron un total de 38 partidos con lo más granado del viejo continente, entre los que se encontraban equipos como el F. C. Barcelona, el Genoa, el Sporting de Portugal y el Sparta de Praga o los equipos nacionales de Bélgica, Francia, Austria o Suiza. La gira fue un éxito: 26 victorias y cinco derrotas (el Europa en dos ocasiones y una selección catalana en España, el Sparta de Praga y la selección belga), pese a que Romano no estuvo muy acertado de cara a puerta y solo marcó un gol.

Tras la vuelta a casa, las cosas no salieron como esperaban y Nacional quedó lejos de los puestos de cabeza. Unos meses más tarde, entre marzo y julio de 1927, emprendieron una nueva aventura, aunque esta vez por Norteamérica. Pasaron por Estados Unidos, México y Cuba y jugaron 21 partidos. El balance fue de 15 victorias, dos empates y cuatro derrotas, ante Newark y las selecciones de Boston y Chicago y la Juventud Asturiana de Cuba.

El Loco continuó enfundándose la camiseta de Nacional hasta 1930, cuando tomó la decisión de retirarse con 37 años. Para la historia dejó un bagaje de 388 encuentros y 164 goles que le mantiene todavía entre los mejores artilleros de la historia del club, junto a Atilio Garcia, Héctor Scarone o Julio César Morales.

Con la selección uruguaya fue internacional en 69 ocasiones (mejor marca hasta 1985, cuando Rodolfo Rodríguez consiguió 70), todo un récord para una época sin tantos encuentros entre equipos nacionales. Marcó un total de 28 goles, lo que le permitió ser el máximo artillero de la celeste durante un año y medio, hasta que Scarone le sobrepasó durante los Juegos Olímpicos de 1928. Hoy en día aún conserva la cuarta plaza de ese ránking en el que Luis Suárez ocupa el primer lugar y Forlán el segundo.

En sus 16 años jugando con la selección coleccionó innumerables títulos, entre los que destacan seis Campeonatos Sudamericanos (es el jugador con más triunfos), el oro olímpico en los Juegos de 1924 o cinco Copas Lipton. Debutó precisamente en ese torneo, en la edición del año 1911, ante Argentina, a que ganaron en Buenos Aires por 0-2 con un gol suyo en la segunda mitad. Hasta 1916, todos sus partidos con Uruguay fueron ante la albiceleste. En estos encuentros logró tres tantos más para su estadística, pero si hay uno importante fue el logrado en agosto de 1912 en la victoria por 3-0 que les dio la Copa Premio Honor Uruguayo.

Selección uruguaya (1917)

Selección uruguaya (1917)

En 1916 se celebró por primera vez el Campeonato Sudamericano y Romano estuvo en la convocatoria de Alfredo Foglino. Titular en los dos primeros partidos ante Chile y Brasil, que Uriguay solventó sin problemas, se perdió el choque que decidió el trofeo frente a Argentina. Fue un partido que tuvo que suspenderse a los cinco minutos y se continuó al día siguiente en el estadio de Racing. Tras los 90 minutos, el marcador no se movió y Uruguay se hizo con el histórico titulo en un plantel donde además de el Loco se encontraban Gradínn, Piendibene, Saporiti o Somma.

Un año más tarde se volvió a celebrar el Campeonato Sudamericano, esa vez en Uruguay. Unos meses antes, Romano había sido clave clave en la consecución de la Copa Newton por parte de la celeste al doblegar por la mínima a Argentina en el Parque Central. La racha le duró también en el gran torneo, donde jugó todos los partidos y se proclamó máximo goleador. Uruguay aplastó a chilenos y brasileños por 4-0 con sendos dobletes de el Loco. Ante 40.000 hinchas apasionados en las gradas del Parque Pereira, Uruguay venció a Argentina y retuvo el título.

La siguiente participación de Romano en un Campeonato Sudamericano fue en 1919. Sin embargo, en esa ocasión los uruguayos no pudieron alzar el trofeo por tercera vez. En el partido clave, Brasil y Uruguay empataron a dos en Laranjeiras (Brasil) y hubo que jugarse un desempate tres días más tarde. En ese duelo Romano sí salió en el once de Severino Castillo, pero un gol del fantástico Friedenreich les hizo hincar la rodilla.

La revancha no tardó en consumarse y en 1920 volvió a verse la mejor cara de Romano. Por segunda y última vez se erigió como mejor goleador de la competición y ayudó a Uruguay a conquistar su cuarto Campeonato Sudamericano. Pese a tropezar con la albiceleste en la primera jornada, en la segunda apabullaron a Brasil con dos goles del delantero de Nacional. En el tercer partido, en Viña del Mar (Chile), Romano abrió el triunfo frente a los locales en en enfrentamiento que finalizó con resultado de 1-2.

En los dos años siguientes se abrió una pequeña sequía de títulos y La Celeste se conformó con la tercera posición en los torneos de 1921 y 1922. El Loco, que completó una gran actuación frente a Brasil en 1921 con dos dianas, no pudo anotar en 1922 pese a que estuvo en la alineación inicial en los cuatro encuentros. Uruguay recuperó la senda de los éxitos en 1923 con una victoria a lo grande en casa al lograr pleno de triunfos, pero Romano, que integraba la lista del técnico De Lucca, no contó con minutos a lo largo de la competición.

El año 1924 fue uno de los más importantes de la carrera de Romano y también de la selección uruguaya. En mayo viajaron a París para competir en los Juegos Olímpicos. En el plantel, además del Loco, figuraban leyendas del país como Andrés Mazali, José Nasazzi, Leandro Andrade, Pedro Cea, Héctor Scarone o Pedro Petrone. Indiscutible para Figoli, Romano fue un fijo y colaboró con tres dianas para colgarse la medalla de oro. En las dos primeras rondas los charrúas avasallaron a yugoslavos y estadounidenses para retarse en cuartos con los anfitriones. La Francia de Nicolas o Dubly no fue rival y tras ganar por 1-5 en Colombes pasaron a semifinales. Allí, los Países Bajos les pusieron en aprietos, pero con un tanto de Scarone alcanzaron la final. Suiza tampoco fue un duro adversario y con goles de Petrone, Cea y Romano conquistaron la medalla dorada.

Apenas tres meses después, la columna vertebral recibió en suelo charrúa a los mejores equipos de Sudamérica. Chile y Paraguay fueron los que primeros sucumbieron, en dos partidos en los que Romano logró un tanto en cada uno, y en la última jornada el empate sin goles ante la albiceleste les permitió completar un magnífico doblete olímpico y sudamericano. El último gran servicio del futbolista bolso al equipo nacional se produjo en 1926, en un nuevo Campeonato Sudamericano que ganó Uruguay. Suplente en los dos primeros triunfos frente a Chile y Argentina, recuperó la titularidad para jugar ante Bolivia, a la que ganaron por 6-0 con un gol suyo, y Paraguay, día en el que confirmaron su triunfo de la competición con un claro 6-1.

Su retirada internacional se produjo el 14 de julio de 1927, con una derrota por 0-1 ante Argentina en el Parque Central de Montevideo, lo que le permitió ganar la Copa Newton de ese año. Romano Falleció en la madrugada del 22 de agosto de 1972 en la capital uruguaya a los 79 años de edad.

* Alberto Cosín.





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