Carlo Ancelotti está consiguiendo llevar al final de temporada al Real Madrid plenamente mentalizado de qué es lo que debe desarrollar, y aquí Isco es una de las figuras más representativas de esta afirmación. El teórico artista del equipo en posiciones interiores está siendo utilizado como baluarte defensivo en el repliegue en la banda y posibilitando un primer pase de calidad en la transición de ataque. Contra el Bayern volvió de dejar muestras de todo ello, permitiéndonos ver que su equipo posee una capacidad de concentración y de sufrimiento muy desarrolladas.
Durante la primera parte, el Real Madrid dejó un gran ejercicio de supervivencia ante un conjunto bávaro que primó el juego por las bandas y que tuvo el balón hasta un 74 % del tiempo. Guardiola es ante todo un entrenador pragmático, por mucho que se le tilde de idealista. Conocedor de las virtudes del rival, como expresaba en la previa del encuentro al decir que no sabe cómo pero el Madrid siempre se las apaña para fichar a jugadores que corren mucho, trató de llevar al extremo la negación de las carreras del Real Madrid. Y a fe que lo consiguió en gran medida. Pero las tres situaciones en las que su equipo no lo hizo durante el primer tiempo pudieron ser suficientes para que el Bayern hubiera vuelto a Alemania al borde del K. O., puesto que las ocasiones que tuvo el cuadro blanco fueron de una claridad tal que el 3-0 al descanso a su favor no habría sido extraño.
Para evitar las carreras fulgurantes del Real Madrid, Guardiola diseñó un planteamiento de control ante todo, algo bastante habitual en él en los partidos de máximo nivel de la Champions League. Y su equipo le respondió mostrando un nivel de presión tras pérdida muy elevado, posibilitando que la posesión del balón fuera prácticamente suya durante todo el primer tiempo. Pero Ancelotti respondió planteando una idea base casi calcada a la de Guardiola. Ambos equipos estaban muy juntos siempre, más allá de que el enfoque de los dos técnicos fuera distinto.
El entrenador visitante buscaba minimizar en cualquier posición del campo unas pérdidas que permitieran al Real Madrid correr hacia la potería de Neuer, mientras que el preparador madridista trataba de negar los espacios al Bayern para que desarrollara combinaciones que le llevaran a Casillas desde la circulación del balón.
Cuando los locales buscaban presionar con un bloque alto la salida de balón del rival, este respondía utilizando muchos jugadores en el inicio del juego. No era extraño ver en campo alemán hasta trece jugadores de ambos equipos en el comienzo del ataque bávaro con la intención clara de los madridistas de obligar a la salida lateral al rival y por los muniqueses de no perder nunca la pelota en las cercanías de Neuer.
Ya instaurado en campo rival, el cuadro muniqués se concentraba principalmente en atacar por los costados, dejando de lado el avance del juego por el centro. Los mediocampistas actuaban muy juntos para permitir los cambios de orientación que obligaran al Real Madrid a bascular de lado a lado y se veían pocas situaciones en las que algún jugador muniqués aparecía entre líneas. Circulación de banda a banda y cambios de orientación concentraban el caudal ofensivo de los de Guardiola, siempre muy juntos buscando generar superioridades en las zonas cercanas a la línea de banda. Kroos y Schweinsteiger se abrían para formar un triángulo en los pasillos laterales a los que apoyaba la caída de Mandzukic a banda derecha en múltiples ocasiones. Esta zona era el foco principal del ataque alemán para buscar la superioridad numérica.
La consecuencia de todo esto es que el Bayern se quedaba sin juego interior y, lo más problemático, con una ocupación escasa del área. El domino de la posesión era total para los bávaros, que llevaban hasta muy cerca de su portería a los blancos, pero la respuesta del Real Madrid, cerrando con intensidad y gracias al trabajo de Xabi Alonso y Modric en las ayudas, no siempre permitía la progresión ofensiva alemana. Y cuando esta se producía, ahí estaban Ramos y Pepe para firmar un partido colosal en la defensa de los centros con su juego aéreo contra uno o dos rematadores a lo sumo. La superioridad en las cercanías de Casillas siempre era manifiesta para los blancos, por lo que el control de su propia área por parte de los dos centrales madridistas fue casi total en los primeros cuarentaicinco minutos.
El peaje pagado por el Real Madrid era alto, vivía metido en su propio campo y sobreviviendo al dominio del Bayern, al que parecía frenar, pero poco más. Sin embargo, no se tenían noticias de su ataque, hasta que en el minuto 18 encontró una salida por primera vez para atacar a Rafinha, el blanco siempre buscado por los madridistas. El Bayern planteó una defensa que no quería correr hacia atrás a pesar de que las condiciones para ello no eran las más adecuadas y la ruptura de la primera línea de presión les dejaba con una pradera a su espalda para la embravecida ofensiva madridistas. El cuarteto defensivo muniqués es reacio a replegar para no acercarse a su portero –pese a que deje espacios detrás de sí–, pero el Madrid interpretó bien esta idea defensiva rival y con tres balones a la espalda de Rafinha, donde Boateng no cuidaba de esa zona de manera adecuada, consiguió tres mano a mano contra Neuer de los que metió uno.
El Bayern se fue al descanso con la sensación de que no merecía ese castigo debido al alto control del juego que había tenido y el Real Madrid, con la impresión de que debía haber aprovechado mejor esas ocasiones porque habían sido muy claras. El Bayern fue más presa de sus defectos que el Real Madrid de los propios, puesto que los supo minimizar mejor.
En la reanudación, Ancelotti cmabió la actitud y la altura de su equipo. Tras el pitido inicial del segundo tiempo nos encontramos a un equipo merengue quince o veinte metros más adelantado y con una actitud más agresiva tanto en defensa como en ataque. Los blancos concedieron espacios a su espalda, pero consiguieron que el acoso alemán fuera mucho menor, y empezaron a poder encadenar pases en campo contrario a través de un Luka Modric estelar en las conducciones y los cambios de orientación, un Isco que dividía a los defensas en conducción y un Xabi Alonso que ejercía de tiralíneas para cambiar el juego de lado a lado. Benzema aparecía entre líneas para ser un apoyo más. La ausencia de la mejor versión de Cristiano posiblemente nos dejó sin más goles madridistas.
El Real Madrid, con ese paso al frente, no solo se defendió más lejos de Casillas, sino con una mayor cuota de posesión. Ante ello, el Bayern trató de ser más directo y su juego se hizo menos controlador y con un mayor número de pérdidas. Guardiola –ante esta situación en la que había perdido gran parte del control del partido– buscó recomponer a su equipo para que la banda de Robben y Lahm volviera a ser la dominante, pero desde una perspectiva diferente. Acumuló jugadores en el costado izquierdo para acabar en el derecho tras un cambio de orientación y poder permitir aclarados a Robben o dos contra dos de Robben y Lahm frente a los defensores madridistas.
El partido fue mucho más abierto y aparecieron más ocasiones, aunque el Real Madrid seguía teniendo un bastión defensivo en sus dos centrales ante los centros laterales, salvo cuando Lahm tomaba la línea de fondo –aspecto que no se vio ante la insistencia en hacer la jugada individual por parte de Robben–. Por su parte, los locales siguieron machacando el perfil de Rafinha –posteriormente de Lahm– como fuente de progresión, aunque las ocasiones de ninguno de los dos conjuntos tuvieron incidencia en el marcador.
Firmado el 1-0 tras los primeros noventa minutos, el Real Madrid demostró que está en condiciones de competir de tú a tú contra el Bayern sin regalarle la posesión por completo. El primer envite le plantea a Guardiola dudas sobre cómo afrontar el segundo. Mientras, deberemos esperar que a los blancos no les pueda el miedo escénico en tierras alemanas. Allí es habitual que la épica le pase malas pasadas. Pero eso será la semana que viene. El miércoles disfrutamos de un verdadero partido de Copa de Europa, y en una semana seguro que la continuación volverá a ser un partido con mayúsculas.
* Miguel Canales es creador del blog ‘Táctica Barça’.
– Foto: Reuters
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