1.- Gesta de época del Málaga: 10 puntos, 8 goles a favor, 1 en contra. Son los números del primer clasificado para octavos de final. Partido de sacudidas; el Málaga quería controlar en horizontal y el Milan quería el partido en vertical. El Málaga no sufrió demasiado vértigo porque se protegió. Le tiene pavor, pero en posicional es tan superior que se puede permitir partirse en 6-4 cuando el balón no fluye.
2.- La primera parte del Málaga no fue la mejor posible, pero solucionó un descuido de intensidad allá por el minuto 15. El Milan aprovechó la desconfianza de dos pérdidas de Sergio Sánchez para buscarle hacia fuera. Eliseu no apoyó y la superioridad era manifiesta con Bojan dejándose caer a ese sector. Camacho no llegaba y a Weligton le cuesta un mundo salir de su sitio en estático. Tanta presencia cerca del área creó incertidumbre. Apareció Willy y dos pausas de Isco para solucionarlo. El Milan no soportó el ritmo. Bajó la presión y la reactivación de Eliseu en las ayudas zanjó el resto.
3.- Isco está en un proceso de evolución constante, convirtiéndose en un jugador de dimensiones muy, muy grandes. Es un intérprete brutal de situaciones. Da pausa y vértigo cuando lo necesita el partido. Mientras el Milan presionaba alto, él bajaba a iniciar. Es fluidez y constante familiaridad con el balón. Dominó la primera parte en el centro del campo. Domado ya el Milan, avanzó un peldaño. Camacho e Iturra tenían suficiente espacio para iniciar; se instaló en el peldaño donde es decisivo.
4.- Los momentos de presión alta del Málaga en los que ofrecían recepciones a Montolivo y De Jong solo mirando a Abbiati coincidieron con sus mejores momentos. El Milan no iniciaba y salvo la nueva posición de Bojan (de ’10’) no generaba ventajas para salir fluido. Cuando aparecía, el Málaga no lo controlaba porque agitaba en el escalón Camacho-Iturra en la presión.
5.- Hablamos de un partido por fases. El Málaga sufrió con balón cuando el Milan presionaba sobre la recepción de Camacho e Iturra, pero se le generaba un panorama amable si superaba esta línea. Ninguno tiene el talento para girar rápido y preciso. En cambio, Isco tenía influencia en la base y obligaba a Mèxes-Bonera a caminar hacia delante. Si el balón superaba a Montolivo, el Milan sufriría. A la primera cayó el gol. El equipo local entendió que no podía obligar a sus centrales a ser reactivos y replegó más.
6.- El olor a sangre incitó al Málaga a ser vertical, pero Allegri tenía una trampa. A camino entre necesidad y voluntad, el Milan mordía, no masticaba la jugada y giraba el ritmo del partido. Idas y vueltas, pérdidas y demasiadas carreras a campo abierto. Isco bailaba con espacios, pero es lento; Santa Cruz o Saviola no atacan bien el espacio largo ni son reactivos y Eliseu, como norma, no selecciona bien los desmarques. Solo Joaquín triunfa en vertical, pero las segundas partes le pesan a sus piernas. El beneficiado ante el descontrol fue el Milan. Dominó el partido y Pellegrini echó el candado.
7.- Incluso antes de que saltara al campo Toulalan, el Málaga ya ejercía de repliegue completo. Seis hombres siempre por detrás del balón, cuatro para saltar. Si había pérdidas, no serían peligrosas porque el Milan enfrentaría a un muro. Tendencia acentuada con el francés. Pero el Málaga corrría un peligro: Toulalan-Camacho se acomodaban y se hundían sobre Demichelis-Weligton. Repliegue máximo que facilitaba la llegada hasta tres cuartos del Milan. Sin embargo, el Milan solo sobrecargaba la izquierda (gran Constant) y no basculaba a sus centrocampistas. No generaba ventajas posicionales, solo numéricas. Perdía la oportunidad y se agigantaba la confianza defensiva del Málaga. Un muro con una sola fragilidad: Sergio Sánchez. Pellegrini intentó cerrarlo con un número más: Eliseu. Solución antinatural, pero pragmática.
8.- El Málaga continúa evolucionando, aunque más lento de lo que lo hace Isco. Metamorfosea hacia el repliegue, pero no debería olvidar su esencia: posesión larga y empujar al rival hacia su área. Lo agradecen todos. Y Demichelis-Weligton los que más. Son solo correctos replegados, pero notables a campo abierto. El Málaga se resiente menos transitando hacia detrás que hacia delante.
y 9.- Encarar el sueño estando despierto como alentaba León Daudí es el nuevo objetivo del Málaga. Como novato, superó cualquier alegato de inexperiencia con sacrificio. Es atrevido, pero no soberbio. Ya no es el niño inocente que tenía talento sino el hombre esforzado que busca el éxito.
* Fran Alameda es periodista.
– Foto: Olivier Morin (AFP)
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