"Hay que recordar que quienes escriben para los imbéciles siempre tienen un numeroso público de lectores". Arthur Schopenhauer
Internacional / Fútbol / Crónicas 2014-2015 / Italia
Como si de la final de Coppa o las últimas jornadas de liga se tratase, Juventus y Roma disputaron la 6ª jornada de Serie A con pasión, tensión, corazón y el resto de palabras que dan a entender que era un partido coloreado en rojo en el calendario de ambos. Un partido especial tras una semana con cita europea, partidos difíciles (Vicente Calderón para los bianconeri y Etihad Stadium de Manchester para giallorossi) que no acabaron en victoria. Todo lo contrario a sus inicios en liga: pleno de victorias de los equipos dirigidos por Massimiliano Allegri y Rudi Garcia.
No hubo más sorpresas en el once juventino que la suplencia de Arturo Vidal. Allegri, que sigue utilizando los códigos que dejó Antonio Conte, volvió a usar el 3-5-2. Buffon en la portería; línea de tres defensas con Cáceres a la derecha, Bonucci en el centro y Chiellini en la izquierda; con Asamoah de carrilero izquierdo y Lichsteiner en el lado contrario. Centrocampistas colocados en triángulo con Pirlo en un vértice bajo, escoltado por Marchisio y Pogba. Arriba, Allegri formó con Llorente y Tévez.
Por su parte, Rudi Garcia, contaba con muchas bajas importantes. De Sanctis, Castán, Astori y De Rossi, titulares todos (Astori es el suplente de Castán en la posición de central zurdo), seguían lesionados y, como en Manchester, en sus posiciones jugaron Lukasz Skorupski, Mapou Yanga-Mbiwa y Seydou Keita, que volvió a actuar de mediocentro por delante de la defensa. En el resto del 4-3-3, Garcia apostó por el once de gala con Iturbe, Totti y Gervinho formando el tridente ofensivo, Pjanic y Nainggolan acompañando a Keita en los interiores, Manolas como pareja de Mapou, y Maicon y Holebas como laterales.
Hasta que llegó el carrusel de penaltis, el partido tuvo un ritmo tranquilo, sin apenas presencia en las áreas y con el dominio compartido por tramos cortos. Un poco más incisivo se mostró la Juventus con llegadas peligrosas de Marchisio, que no era bien marcado por Nainggolan y Keita, aunque estas acciones se producían a cuentagotas. Mientras, en los minutos de posesión romanista, el ritmo bajaba hasta rozar el coma con mucho juego horizontal que imposibilitaba a los delanteros pillar desprevenida a la defensa local. Así se entiende que el primer gol fuese en una jugada aislada. Falta directa botada por Pirlo y Maicon golpea con la mano desde la barrera. Primero de los tres penaltis que Gianluca Rocchi iba a señalar en los últimos 20 minutos de la primera parte. Tévez, en el 27′, abría el marcador engañando al joven Skorupski.
El penal rompió las cadenas de la serenidad y ambos equipos prendieron la mecha de la agresividad. Sin tiempo para disfrutar de la ventaja y con Rudi Garcia expulsado por protestar el penalti simulando tocar un violín, Lichtsteiner abrazó a Totti, que cayó en el área. Tal gesto de amor en un partido tan pasional fue penalizado con otro lanzamiento desde los 11 metros. El propio Francesco anotó su primer gol a la Juventus como local en su carrera desde el punto de penalti (32′). Terminó de dar la vuelta al marcador la Roma, que estaba acabando mejor la primera parte, con una galopada típica de Gervinho. El costamarfileño, siempre veloz y desequilibrante, y hoy más encorsetado en la banda izquierda de lo habitual, consiguió zafarse de Lichtsteiner, acercarse sin oposición al área rival y filtrar un pase entre la mal colocada defensa bianconera. Iturbe, tras enseñar cómo se hace un desmarque en diagonal, batió a Buffon (44′). Dio tiempo para mucho más antes del descanso. Otra galopada mal finalizada por Gervinho rompió muscularmente a Cáceres ya en el tiempo de descuento. Y después llegaría la jugada más polémica del encuentro. Salvo que se estudiase científicamente, no sabríamos a ciencia cierta si la falta de Pjanic a Pogba es dentro o fuera del área. Rocchi la vio dentro, pitó penalti y Tévez volvió a engañar a Skorupski enviando el balón al lado derecho del joven polaco.
El descanso relajó los frenéticos últimos veinte minutos en los que se vieron más faltas, penaltis y amarillas que ataques organizados. La segunda parte, con Ogbonna en el campo sustiyendo a Cáceres, repitió el guion del principio de partido. Alternativa en las posesiones, más dominio romanista, algo menos pausado esta vez, y ataques juventinos finalizados por dentro con llegadas, esta vez, por Paul Pogba. En los mejores y últimos buenos de la Roma, volvería a desperdiciar una ocasión clara a su favor. Gervinho, siempre Gervinho, se zafó de Ogbonna bordeando la línea de fondo y asistió a Pjanic, que situado en un pico del área pequeña cruzó demasiado.
Ese fallo supuso el cambio de dueño del partido. Ya con Vidal en el campo y Morata de nueve entrando por un desaparecido Llorente, la Juventus empezó a acordonar a la Roma en su campo, sin Totti y Pjanic en el campo. Tras algún aviso, el central Leonardo Bonucci rompería el empate con una volea repleta de la tensión acumulada para que el balón esquivase cualquier adversario y entrase limpio cuando faltaban cinco minutos de partido. De nuevo un gol encendió la mecha de las acciones violentas y Morata y Manolas evidenciaron con expulsiones la fricción entre los jugadores. La Juventus consiguió que apenas se jugase en el final del baile y sumar tres puntos que le apartan en solitario en el liderato.
* Rafael Medel.
– Foto: ANSA
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