Cambios, progreso, emoción, críticas y dramas. Cómo si de una película se tratase, esta primera parte de la temporada en el fútbol femenino alemán, temporada exprés por la disputa del Mundial de Canadá en el próximo verano, nos ha dejado sensaciones y momentos muy diversos para gusto de todos los espectadores. Desde victorias contundentes a empates realmente imprevisibles pasando por jugadoras cuyo traspaso fue vetado por una federación y aceptado por otra. También hemos visto jóvenes metiendo goles con apenas 16 o 17 años, e incluso fuimos testigos de un final de cuento de hadas con el gol de la leyenda Martina Müller en el último partido oficial en Elsterweg tras 11 años (su gol en la prórroga las clasificó en un partido que se jugó en medio de una tormenta eléctrica).
Y en esta gran producción que es la Frauen-Bundesliga no podían faltar protagonistas de lujo. Cuatro equipos superlativos con nivel suficiente para proclamarse campeones de Europa; cuatro clubes con maneras muy diferentes de ver el fútbol; cuatro equipos con estilos muy diferenciados. Los cuatro fantásticos.
Pero también tenemos personajes secundarios que nos alegran el día a día y cuyos éxitos, aunque la mayoría de veces sufren calamidades, hacen que la liga sin ellos no tenga un significado pleno.
Pánico. Esa fue la reacción inicial a la lesión de Nadine Kessler. El metrónomo y la líder del equipo anunciaba que no iba a poder jugar hasta 2015 por problemas en una rodilla izquierda que le lleva dando problemas desde su etapa en Saarbrücken. La jugadora que desatascaba partidos, la jugadora diferencial, decía adiós a un año que la ha convertido en la mejor jugadora del planeta (el pasado lunes ganó el Balón de Oro). Y por si no bastaba, Lena Goessling, la otra parte del mejor doble pivote de la historia del fútbol femenino alemán, anunciaba la rotura de un hueso del dedo del pie que la tendría fuera de los terrenos de juego durante algún tiempo. Estas dos lesiones se unían a las bajas de Viola Odebrecht, Zsanett Jakabfi, Maren Tetzlaff, Joelle Wedemeyer y Laura Vetterlein. Las noticias no podían ser peores.
¿Qué hacer cuando te faltan las dos jugadoras que llevaban en volandas al equipo? Seguir adelante y adaptarse. Ralf Kellermann tomó una decisión bastante lógica y que luego ha dado resultados: jugar a un ritmo más lento en posicional y controlar la situación. Le dio los galones a Nilla Fischer, que ha estado imperial en defensa junto a Babett Peter y que desde su posición de central ha impuesto el ritmo que necesitaba el equipo en todo momento. Con jugadoras como Vanessa Bernauer o Lina Magull ha conseguido controlar los partidos jugando a un ritmo lento, asegurando la posesión e intentado matar a las rivales por banda con el desequilibrio de Caroline Graham Hansen o Anna Blässe y como siempre el balón parado.
El resultado ha sido fantástico, aunque evidentemente hemos visto a un VfL mucho menos vigoroso que en las dos últimas temporadas. Pero los números no engañan: 18 victorias, 2 empates y solo 1 gol encajado en 13 jornadas ligueras (4 goles encajados entre todas las competiciones). Son líderes en solitario al parón invernal con una ventaja considerable con el Turbine y el Frankfurt, están en semifinales de la DFB-Pokal y siguen vivas en la UEFA Women’s Champions League; además de haber recuperado a Lena Goessling mucho antes de lo previsto.
Todo hace pensar que en el 2015 serán más fuertes y podrán recuperar su antigua versión ya que Nadine Kessler ya vuelve a entrenar con el equipo y que para finales de febrero podría volver a llevar el brazalete de capitana en el nuevo AOK Stadion. Pero, por si acaso, el equipo de la Volkswagen ya se ha movido en el mercado con un fichaje bomba. Julia Simic, probablemente la mejor mediapunta de Alemania junto con Dzsenifer Marozsán, llega al conjunto verdiblanco con la clara intención de dar el salto definitivo en su carrera y forzar a Silvia Neid a que la vuelva a convocar. Un fichaje polémico por llegar de un rival directo como es el Turbine Potsdam.
Lo mejor: han sido el mejor equipo del mundo en 2014 (el único que ha perdido solo un partido: contra el Lillestrom noruego) y la vuelta de Kessler y Jakabfi más el fichaje de Simic refuerza su candidatura a llevárselo absolutamente todo en 2015.
Lo peor: siguen sin solucionar su alarmante problema de eficacia de cara al gol y eso ha llevado a que se fijen en Yuki Ogimi y Synne Sofie Kinden Jensen para el futuro. Aunque el problema requeriría un fichaje ya en el mercado invernal.
Lo venían avisando desde que ganaron la DFB-Pokal al Frankfurt en 2012 y ya es una realidad. El Bayern de Thomas Wörle es un serio candidato a hacerse con el título de liga y a competir por ganar la Champions desde el momento en que consigan clasificarse.
Las de Baviera han tenido las cosas muy claras desde el principio, centrándose en preparar al equipo para los partidos grandes, que al fin y al cabo es donde se decide el título. Decidieron cambiar a defensa de tres centrales con Caroline Abbé, Nora Holstad Berge y Raffaella Manieri; carrileras con vocación defensiva como son Gina Lewandowski y Viktoria Schnaderbeck; pero sobre todo la clave está en el trabajo defensivo del doble pivote que forman Melanie Behringer y Melanie Leupolz. Las dos internacionales por Alemania tienen muy claro qué es lo que tienen que hacer. Roban, presionan, no se esconden nunca y tampoco se complican a la hora de jugar el balón con pases fáciles y normalmente un fútbol más directo con poca elaboración. Arriba juegan con delanteras muy físicas que no entran mucho en juego pero que pueden marcar diferencias, como por ejemplo Vivianne Miedema.
Sus registros esta temporada contra los equipos grandes avalan este cambio de mentalidad. Ganaron al Frankfurt aprovechando dos errores defensivos garrafales, en Potsdam se aprovecharon de un penalti para sacar los tres puntos y en la Baja Sajonia salieron a buscar el no encajar goles. Al final, el resultado ha sido el de 8 puntos de 12 posibles en los enfrentamientos directos con el único punto negro de la derrota en los cuartos de final de la DFB-Pokal.
El Bayern recuperará a Lena Lotzen y Laura Feiersinger durante 2015, jugadoras que fueron muy importantes las últimas dos temporadas, y esperan que la cañonera neerlandesa Miedema dé un paso más al frente y así conseguir la tan ansiada clasificación para jugar la UWCL.
Lo mejor: a pesar del cambio de mentalidad y de que muchas jugadoras han llegado al club esta temporada, están a tan solo dos puntos del liderato y tienen la ventaja de solo disputar una competición.
Lo peor: la eliminación de la DFB-Pokal les puede hacer daño tras la vuelta del parón, porque el Frankfurt ha enseñado el camino a seguir para batir ese entramado defensivo tan complejo y que es su principal arma.
Ya sabemos que el equipo del este de Alemania está inmerso en una época de cambio (el presidente Günter Baaske ha dejado el club y esta será la última temporada de Bernd Schröder en el banquillo), pero sigue ahí arriba. En verano se borraba de la lucha por el título y en octubre lo volvieron a ratificar, pero llegados al parón invernal dependen de sí mismas para alzarse con el título y están en semifinales de la DFB-Pokal.
La realidad es que la plantilla poco a poco va empeorando. Ya en verano con las salidas de Ada Hegerberg, Maren Mjelde, Alex Singer y Ann-Kathrin Berger se podía intuir esa fuga de jugadoras estrella, sin ser máximas exponentes del fútbol europeo o mundial. Pero Schröder siempre ha sabido sacar el máximo de jugadoras semidesconocidas o que ya dábamos por pérdidas. Canteranas como Felicitas Rauch, campeona del mundo sub-20 en verano, u otras que nunca tuvo en cuenta, como la internacional bosnia Lidija Kulis o Inka Wesely, están rindiendo a un nivel excelso y están permitiendo al Turbine seguir ahí arriba.
Iban líderes tras las primeras jornadas, pero su derrota en Wolfsburgo nos devolvió a todos a la realidad. La diferencia entre jóvenes talentos y las que son élite mundial marca el devenir de una temporada. Merecieron puntuar ante las actuales campeonas y ante el Bayern, pero cometieron dos errores provocados por Alexandra Popp y Melanie Behringer que no solo les quitaron esos puntos que las hubieran dejado líderes, sino que las metió en una especie de depresión que culminó con un empate (3-3) contra el colista. Tan solo uno punto de 9 posibles a principios de octubre hizo que Schröder hablara de pelear por la cuarta plaza cuando podían haber sido líderes de no ser por mínimos detalles.
El Turbine está luchando por el título y la DFB-Pokal sin quererlo. Talento tiene de sobra para conseguirlo, pero tendrá que dar un paso adelante en los momentos decisivos. Eso hará madurar a sus futbolistas y convertirse en jugadoras de primer nivel mundial.
Lo mejor: están en la carrera por el título y siguen saliendo jugadoras de su cantera, como Pauline Bremer, Felicitas Rauch, Vanessa Fischer o Wibke Meister.
Lo peor: siguen perdiendo jugadoras de primer nivel y llegan refuerzos de calidad cuestionable. Han dejado salir a Julia Simic al Wolfsburgo, reforzando a un rival directo, y se han ido a China para fichar a la enrome Fei Wang y a Hungría a por Amela Krso.
En una liga en la que todos los equipos han optado por cambiar a una mentalidad más defensiva, las del Meno han ido a contracorriente proponiendo una idea que desde un primer momento a toda la prensa alemana le pareció una auténtica locura. Colin Bell nos sorprendió a todos, aunque cuando anunciaron los fichajes lo podíamos prever, con un centro del campo tremendamente desequilibrado con dos jugadoras de corte claramente ofensivo como son Dzsenifer Marozsán y Verónica Boquete (acostumbradas a jugar cerca de las delanteras) y una box to box como es la galesa Jessica Fishlock. Para más inri, la línea defensiva del Frankfurt la componían Ana-María Crnogorcevic (delantera), Simone Laudehr (pivote o interior), Peggy Kuznik y Kathrin Hendrich (pivote) o Svenja Huth (extremo).
Contra el resto de la liga ha funcionado, ya que han sumado los 27 puntos posibles contra rivales para ellas asequibles. Pero se vio desde un primer momento ante el Turbine Potsdam que no tenía ningún futuro esa idea de avasallar ofensivamente a sus rivales directos, ya que no les iban a dejar tener el control del partido. En Potsdam y en Wolfsburgo recibieron un auténtico correctivo, y en la primera parte ante el Bayern en su propio campo fue un milagro que no salieran goleadas. Todo eso, unido a los pocos minutos que recibían las suplentes, llevó a la prensa local a cargar muy duro contra el equipo y a que el propio Colin Bell dijera que no se considera un equipo grande, ya que no podía competir con ellos.
Parece que todas las críticas recibidas han tenido efecto, o al menos vimos un cambio muy positivo en el último partido del año. Defensas como Bianca Schmidt y Marith Priessen jugaron de titulares ante el Bayern. Y Simone Laudehr adelantó su posición liberando de carga defensiva a Dzsenifer Marozsán y sorprendentemente Vero Boquete jugó en la banda. El resultado fue un equipo más sólido atrás, expeditivo y que concedió muy pocas ocasiones. Controló el centro del campo, ya que el trabajo de Laudehr incomodó muchísimo a Behringer y Leupolz, y al sentirse Marozsán liberada, pudimos ver mucho más de la jugadora de origen húngaro, que está haciendo una temporada muy discreta.
Hasta febrero no sabremos si fue cosa de un día o va a empezar a ser la tónica habitual. Las campeonas de la DFB-Pokal necesitan volver a ser competitivas si quieren tener alguna oportunidad de ganar la Champions y defender su título copero.
Lo mejor: el sorteo de la UEFA Women’s Champions League ha sido muy benévolo con ellas, evitando hasta la final tanto al Wolfsburgo, principal favorito, como a Rosengard y PSG. Ganar en Berlín es ahora mismo la forma más viable de conseguir la clasificación para la máxima competición continental.
Lo peor: la falta de competitividad contra los equipos grandes (un punto de 12 posibles) las ha apartado de la lucha por alzarse con la Frauen-Bunesliga, salvo carambola.
El más fiable y regular de los mortales. Ese es el equipo de un Markus Högner que hace maravillas con las plantillas que le dejan conjuntar y que saca jóvenes talentos temporada tras temporada. De nuevo vuelve a meter a su equipo entre los seis primeros de Alemania, dando sustos a los grandes, jugando bien al fútbol y puliendo a sus jóvenes diamantes.
Otra temporada más tenemos jugadoras interesantes a las que estar atentos. Tras la explosión de Linda Dallmann la temporada pasada, una de las jugadoras más cotizadas del país, en este primer tramo de la temporada jugadoras jovencísimas como Lea Schüller, Lena Ostermeier, Madeline Gier o Jacqueline Klasen están empezando a hacerse un nombre en la liga a pesar de que ninguna ha cumplido los 20 años. Incluso sus apuestas por chicas como Margarita Gidion o Janina Meissner, jugadoras que parecían no contar en sus anteriores clubes, han demostrado ser aciertos.
Su primera parte de la temporada se puede calificar de notable. Aunque sorprende que lo que antaño fuera una fortaleza, el Stadion Essen, se haya convertido ahora en su gran hándicap. Solo han conseguido ganar una vez en casa, aunque lo han compensado con pleno de victorias a domicilio ante equipos de su liga. Destaca ese 0-0 ante el Bayern en casa y el doloroso 0-1 ante el Turbine, pero demostró que puede hacer daño a los equipos de arriba.
A pesar de lo comprimida que está la clasificación en la lucha por la quinta plaza, las de Högner parecen estar un escalón por encima del resto, quizás no por ser las que tengan mayor talento, pero sí por ser las más fiables.
Lo mejor: su producción de jóvenes talentos no para y esta temporada hasta cuatro jugadoras de entre 16 y 18 años han disputado minutos. Ya tienen preparada la camada de las dos próximas temporadas con Lena Pauels, Jana Feldkamp, Franziska Wenzel, Lara Masloch, Katharina Wisskirchen y Etonam Nicole Anyomi.
Lo peor: la eliminación en los octavos de la DFB-Pokal ante el Gütersloh en el Stadion Essen ha sido el gran punto negro de su primera parte de la temporada. Tras la final conseguida la temporada pasada, pensaban en llegar lo más lejos posible.
Al empezar la temporada en todas las quinielas eran las segundas máximas favoritas a descender. Sin fichajes de renombre, unido a la salida de Mana Iwabuchi y la lesión de Alisa Vetterlein, su temporada parecía predestinada a acabar en el descenso. Un equipo con poca capacidad ofensiva y con pocos recursos para marcar diferencias era lo que presentaba Jürgen Ehrmann a finales de verano. Nada cambió en la plantilla durante estos meses, salvo el fichaje de Vanessa Wahlen, pero rentabilizando al máximo sus oportunidades han conseguido la salvación virtual en esta primera parte de la temporada. Algo muy por encima de lo que podíamos prever.
Increible, pero cierto. Tras 7 jornadas disputadas, las de Sinsheim habían rentabilizado su paupérrimo bagaje ofensivo (4 goles anotados) en 8 puntos. Goles llegados de la nada en jugadas muy aisladas, como el de la victoria en Jena (una falta lateral desde casi 40 metros). Tras la décima jornada solo habían perdido contra los cuatro contendientes al título y habían sumado 14 puntos de 18 posibles ante el resto de la liga.
Las azulonas se han asegurado en esta primera vuelta permanecer en la máxima categoría del fútbol femenino alemán al menos una temporada más. Pero la suerte de este curso puede que no la vuelvan a tener en el siguiente y por eso ya están trabajando en reforzarse en verano con jugadoras de más nivel.
Lo mejor: ya tienen salvada la temporada a falta de casi toda la segunda vuelta y podrán utilizar los partidos que quedan para que sus jóvenes talentos se vayan rodando de cara al futuro.
Lo peor: la escasa inversión en jugadoras de primer nivel, teniendo en cuenta las posibilidades del club.
Sin término medio. Capaces de sacar lo mejor de sí mismas como de cometer los errores más calamitosos de la temporada. Qué poco nos recuerda este equipo de Dietmar Sehrig a aquel equipo revelación que enamoraba en 2013. Es verdad que han perdido jugadoras importantes de aquel bloque que entrenaba Pilipovic (Leupolz, Makanzá, O’Sullivan y Abbé), pero se han reforzado muy bien en estos últimos dos veranos. Su primera parte de la temporada puede ser resumida en ese 7-3 ante el Gütersloh. Son capaces de encajar tres goles ante un equipo de segunda división en menos de 15 minutos, empatar el partido mediante jugadas muy aisladas sin casi buscarlo o meter cuatro goles en 20 minutos jugando el mejor fútbol que pueden hacer. Sehring resumía así sus sentimientos: “A veces me es difícil controlarme”.
Talento inmaduro. Ese es el gran problema de este equipo. Es indudable que calidad tienen. Laura Benkarth, Sara Däbritz y Lena Petermann son habituales en las convocatorias de Silvia Neid. Y Manjou Wilde, Saskia Meier, Kim Fellhauer y Lisa Karl son internacionales en categorías inferiores por Alemania. Pero la sensación es que les queda mucho para llegar a la élite.
A pesar de que no hay término medio con ellas y de que su primera parte de la temporada ha sido un desastre, no están tan lejos de esa ansiada quinta plaza. Sehrig seguirá intentando que sus jóvenes jugadoras evolucionen en la Selva Negra para dar luego el salto a los grandes de Europa
Lo mejor: están en semifinales de la DFB-Pokal y a solo 2 puntos de la quinta plaza. Todavía pueden arreglar una temporada muy desafortunada hasta el momento.
Lo peor: la vulnerabilidad no solo ante los equipos grandes, sino también ante rivales de nivel inferior.
La temporada siguiente a ser el equipo revelación es la más complicada. Tras su buen hacer en la pasada campaña, en Jena se pusieron unos objetivos más altos que evitar el descenso –conseguir esa quinta plaza–, y para ello añadieron retoques de alto nivel a su plantilla con los fichajes de Ivana Rudelic e Ivonne Hartmann. Pero lo que eran retoques para intentar dar un salto cualitativo al final se ha convertido en un problema para un Daniel Kraus que no encuentra la manera de conjuntarlas.
Defensa de tres centrales, defensa de cuatro, jugando con tres delanteras puras o con una referencia y tres jugadoras por detrás. Kraus no encontraba el equilibrio y eso se transformó en 8 de 21 puntos posibles ante rivales directos en la primera vuelta. Pero antes del parón volvió a ese 4-3-3 que tantas alegrías le dio la temporada pasada y funcionó, ya que por primera vez en toda la temporada consiguieron enlazar dos victorias consecutivas.
Las de Turingia parece que empiezan a remontar el vuelo recordando a ese equipo que nos enamoró unos meses atrás. La canadiense Christina Julien está empezando a ser importante, Iva Landeka está volviendo a recuperar su estado de forma y la conexión neozelandesa sigue dando alegrías.
Lo mejor: han recuperado sensaciones y están a tan solo tres puntos de esa quinta plaza.
Lo peor: esa suerte que tenían ante los grandes la temporada pasada la han perdido. Aunque es cierto que le sacaron un empate al Wolfsburgo, perdieron en el descuento ante el Frankfurt (de penalti), ante el Turbine en el minuto 82 (también de penalti) y encajaron en los último minutos el gol que les eliminó de la DFB-Pokal ante el Bayern.
Difícil situación la que viven las jugadoras del Leverkusen ante la inminente salida del club de la máxima categoría del fútbol femenino (dos jugadoras nos lo han confirmado hace unos días). Muchas jugadoras ya están pensando en dónde van a recalar este verano, y algunas están intentando brillar para ganarse un contrato en un grande de Alemania.
En lo puramente futbolístico, luces y sombras. Jugadoras como Marina Hegering o Valeria Kleiner han vuelto a sentirse futbolistas tras más de dos años lesionadas; han surgido nuevos talentos como Anna Gasper o Laura Leluschko; y las jugadoras que se tenían que echar el equipo a las espaldas no han tenido miedo en hacerlo. Pero también nos han dejado partido tétricos en los que su único deseo era no encajar muchos goles y en los que dieron por perdido el encuentro antes incluso de que se disputase.
No se les puede pedir mucho más a unas jugadoras que están en su situación. Ellas buscarán salvar la categoría en lo deportivo y luego que los de arriba decidan.
Lo mejor: jugadoras como Ramona Petzelberger o Carolin Simon han dado por fin ese paso al frente que tanto se las exigía por el talento que atesoran.
Lo peor: su planteamiento ante los equipos grandes. Mientras que la mayoría de equipos tiene un plan (más o menos acertado), ellas se han limitado a verlas venir.
Sensaciones dispares las que está transmitiendo el equipo de Wilstätt. Despliega un fútbol creativo, bastante ofensivo para ser un equipo recién ascendido, pero está pagando muy caro la inexperiencia al máximo nivel pese a que tiene jugadoras internacionales.
Empezó muy bien, con un empate ante el Jena y una victoria en Herford, pero a partir de allí se dio contra el muro. Ningún punto en casi dos meses de competición le devolvió a la realidad, aunque tuvo suerte de que el MSV no levantaba cabeza, porque ya podría estar descolgado.
Todos estos malos resultados obligaron al club a apostar por un cambio de entrenador. El célebre Sven Kahlert, exentrenador del Frankfurt entre otros, se hará cargo del equipo hasta que acabe la temporada. El preparador de Prina consiguió salvar al Duisburgo del descenso la temporada pasada. ¿Lo volverá a conseguir?
Lo mejor: están fuera del descenso y tienen mejor diferencia de goles que las zebras. Forzaron la prórroga en Elsterweg ante el Wolfsburgo en los cuartos de final de la DFB-Pokal.
Lo peor: demasiados puntos perdidos por errores que jugadoras de su nivel no debería cometer.
Segundas partes nunca fueron buenas. El regreso de Inka Grings al club de sus amores generó ilusión y recuerdos de un pasado muy exitoso. Desde el club creyeron que era el momento de apostar un poco más fuerte por la sección femenina y le dieron cierto margen para fichar y completar así una plantilla cuyo objetivo era competir por la quinta plaza.
Nada más lejos de la realidad. Las otrora campeonas de Europa firmaron el peor arranque de temporada de su historia con 0 puntos tras 6 jornadas disputadas. La situación era crítica y se llegó a dar una especie de ultimátum a la que en su momento fue la mejor delantera de Europa. Y el equipo reaccionó con el carácter de antaño, aunque los resultados no fueron del todo positivos. Solo 2 derrotas han cosechado en las últimas 7 jornadas.
Han cogido aire y han recuperado la esperanza de que la temporada no está ni mucho menos pérdida y saben que tienen nivel de sobra para salvarse.
Lo mejor: a pesar de su paupérrima temporada están a tan solo 3 puntos del Sand y cuentan con la posibilidad de que aun siendo penúltimas, la situación del Leverkusen las podría dejar otra temporada más en la máxima categoría del fútbol femenino alemán.
Lo peor: Grings no está sabiendo aprovechar el potencial de la plantilla de la que está al mando.
Ya viene siendo algo habitual en Alemania que en el parón invernal un equipo se proclame descendido. La evidencia de que su situación en la clasificación es crítica ha motivado al director deportivo del Herford a rescindir contratos de jugadoras que sabía que la temporada que viene no habrían continuado de descender a segunda división. Así pues, jugadoras como Alexa St. Martin o María José Rojas han dicho adiós al modesto club del oeste de Alemania.
Lo que queda de competición servirá para que muchas de sus jugadoras ganen experiencia al máximo nivel y para que otras se den a conocer y tengan alguna posibilidad en verano de encontrar un buen destino.
Lo mejor: pese a saber que iban a descender casi incluso desdecsu ascenso, intentaron evitarlo por todos los modos fichando jugadoras extranjeras que han tenido más o menos fortuna en estos meses.
Lo peor: los problemas con la inscripción de Jessica McDonald en la competición. Aunque es cierto que quizás el problema no fue suyo, sino de la federación estadounidense de fútbol, los partidos que se perdió la americana podrían haber tenido un resultado distinto con ella en el campo.
La Allianz Frauen-Bundesliga descansa hasta mediados de febrero. Antes tendremos la última edición de la DFB-Hallenpokal, ya que la FIFA ha prohibido el formato actual. Los equipos se prepararán durante este invierno para un final de temporada emocionante en el que la DFB sueña con una final alemana de la UEFA Women’s Champions League entre Wolfsburgo y Frankfurt. Los cuatro fantásticos lucharán por convertirse en campeones de la mejor liga del mundo. ¿Quién lo conseguirá?
* Borja Rodríguez.
– Fotos: VfL Wolfsburg – 1.FFC Turbine Potsdam – Patrick Seeger (Sc Freiburg) – Getty Images
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