Fútbol 2011-2012 / Eurocopa 2012 / Selecciones
1.- Alemania ha dejado de ser un destello para ser una realidad. Una realidad con balón y sin balón. Es el dueño del ritmo de juego y obliga a sus rivales a hacer lo que desea. Adelanta la presión para recuperar lo más cerca del portero contrario, retrasa para dosificar y defender juntitos. Si va por detrás, busca aperturas a la banda para generar allí superioridades. Si va por delante, quiere el balón y asfixia con él, como le ha pasado a Dinamarca, incapaz de seguir persiguiendo un minuto más. Una marioneta en manos de la voluntad teutona.
2.- A esta Alemania se adaptan todos. Hoy, apareció como titular Lars Bender de lateral derecho. Cierto es que se abrió una grieta porque Simon Poulsen insistió en desbordarle y el espigado mediocentro reconvertido a lateral, sufre de lateralidad. Löw le corrigió e impidió recepciones dando un paso adelante con su defensa. Sufragó la carencia de conceptos defensivos interpretando el partido. Y, para colmo, sumó en ataque y anotó un gol en una exhibición de físico y recorrido, de jugador naturalmente alemán.
3.- Si algo brilla en Alemania es su capacidad para conducir los partidos y un jugador que se destapa, Khedira. Sin un rol marcado de mediocentro defensivo suma en ataque. Ha sido una constante, cierto atasco para iniciar. Él, sabedor de que su técnica no es prodigiosa, burló la angustiosa marca danesa y avanzó arrastrando a Zimling/Kvist hacia la defensa. Esto daba paso a Badstuber/Hummels y les permitía transitar cómodamente hacia delante hasta encontrar a Özil. Lo repitió en torno a diez veces en el primer tiempo. En todas ellas, Dinamarca cayó y la recepción en tres cuartos de Alemania fue posible. Aquí, la calidad marca el rumbo de la jugada. Özil, Müller, Podolski y Mario. Todos inteligentísimos en movimientos agitaban con cambios de ritmo y desmenuzaban la defensa. Esta situación, a medio gas alemán (o, al menos, ofrecen esa sensación).
4.- Bien es cierto que Alemania dominó, pero Dinamarca expuso lo que había demostrado en la Euro: solvencia atrás y cierto talento en ataque, pese a la desaparición de Eriksen. Bendtner dio un paso atrás en la primera parte y fue capaz de recibir de espaldas para dar de cara a Kroh-Dehli, Eriksen o Kvist. Los daneses proponían, aunque sus carencias le impedían dar el paso hacia delante. El empate a balón parado fue lo peor que le pudo pasar. Nuevo pasito atrás, nuevo control absoluto alemán y, desde entonces, apenas pudo despertar.
5.- Defensa adelantada, no hay espacios para lanzar a Krohn-Dehli y Poulsen por las alas. Dinamarca quiere el balón, pero no expande a sus laterales para encontrar los carriles interiores. Sufre por dentro y permite cierta alegría teutona en los contragolpes. Simon Poulsen no busca a Bender tanto como podría desnudarlo. Se preocupa de Müller, bien abierto para lo mismo: negar sus incorporaciones. Y Dinamarca desaprovecha su, a priori, clara ventaja.
6.- Dos pasos claros de los entrenadores. Özil retrasa un par de metros su posición en la segunda parte, mientras que Eriksen se escora completamente a la derecha por Dinamarca. Dos claves fundamentales porque Alemania encuentra fluidez, el espacio de Özil lo ocupan Podolski y Müller hacia adentro. Justo a la espalda del doble pivote danés bailan el espacio y, con la defensa fijada por Mario, hay hueco para recibir e incluso combinar. En esta situación, Özil, aunque lejos, comienza a recibir con cierta comodidad y coloca su magia al servicio de sus compañeros.
7.- Sin embargo, Eriksen en la derecha tiene el efecto contrario a Özil más cerca del inicio. El jugador danés con mayor asociación desaparece de zonas interiores para ser extremo. Dinamarca no vuelve a recuperar el balón y sufre lo indecible por el centro para generar ocasiones, pese a que en alguna contra pudo herir porque Jakob Poulsen supo correr. No mucho más. Sin balón, Krohn-Dehli y Bendtner tardan en llegar arriba, Eriksen no es feliz y Dinamarca pierde esencia. Solo hay orden.
8.- Como equipo maduro, con menos brillo, pero más firmeza, Alemania domina todos los escenarios. Tras el 2-1 es el momento de anestesiar. Paso y toco, paso y me voy con el único fin, prácticamente, de pasar y pasar. Dinamarca fue marioneta. Özil, Schweini, Khedira… Todos se juntaron hacia zonas interiores y Dinamarca, absolutamente muerta de correr tras el balón, claudicó sin opción más que oler y asimilar el cloroformo de una selección con menos brillo que la de 2010, pero más solidez que aquella. Cuidado con todos sus registros.
y 9.- Khedira. Pulmón y fajador como siempre. Más liberado, sin marca fija, interpretando situaciones a la perfección. Pisó el área contraria sin lastre que le replicara. Generó espacios y, sobre todo, fue indescifrable para la defensa danesa. Fue Huracán Khedira.
* Fran Alameda es periodista. En Twitter: @Fran_Alameda
– Fotos: Patrik Stollarz (Sporten.dk)
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