Femenino / Mundial Futfem Canadá 2015 / Fútbol / Crónicas 2014-2015
Desde que Australia eliminase de manera virtual a las suecas, su enfrentamiento de octavos de final lo estaban preparando entre la terminal del aeropuerto y el hotel. La cabeza estaba más en el avión, reflexionando sobre un mundial mediocre y no estudiando al equipo alemán. Ante este panorama, Alemania ha destrozado y pisoteado al conjunto sueco, que ha sido sometido por una auténtica apisonadora que va lanzada a por su tercer cetro mundial. Silvia Neid aporta desde el banquillo ese punto de garra y fuerza para que sus jugadoras avasallen a las rivales. No han especulado con el marcador y siempre han buscado la portería de Lindahl, que ha recibido un auténtico bombardeo. Alemania ha metido cuatro goles, pero bien podían haber sido seis o siete.
La sensación es que unas eran depredadoras (Alemania) y otras, las presas (Suecia). Con esta situación solo había que esperar unos minutos para que las primeras fuesen en busca de las segundas y las devoraran de forma insaciable, dejando la impresión de que tenían más y más hambre. Alemania presionó muy arriba, con Melanie Leupolz en plan espectacular. Ha sido una exhibición de la centrocampista del Bayern, que empujó a sus delanteras a ir muy arriba y se infló a robar balones. Aplastó a Seger, como la sueca hizo ante EE. UU. Pero esta vez ha sido ella quien ha recibido este acoso que no le ha dejado respirar porque Leupolz estaba indomable y ganaba cada balón que pasaba por los pasillos interiores. Laudehr y Popp, por la izquierda, provocaban los fallos en los pasillos laterales, donde aparecían otras dos jugadoras formidables: Maier y Kemme. Un recital majestuoso de las dos laterales alemanas, que han presionado, robado, han sacado el balón jugado y han ganado línea de fondo. Una exhibición descomunal.
La presión era tan asfixiante que Suecia no podía parar un huracán al que solo le faltaba el gol. El equipo sueco era un flan porque la cabeza estaba cruzando el océano Atlántico y porque futbolísticamente se ha rendido a la superioridad alemana. Sasic y Mittag ahogaban a las centrales suecas, que se quitaban el balón y le daban bombas a sus dos mediocentros. Ahí aparecía la leona Leupolz y las arrollaba. Hasta 17 balones han robado las alemanas en campo sueco durante la primera parte. Era un monopolio futbolístico del conjunto de Silvia Neid, pero no llegaban los goles. Laudehr y Popp eran martillos por fuera, Mittag sembraba el pánico en la frontal, Sasic era una pesadilla en el área y el centro del campo lo controlaban Leupolz y Goessling, que protegiendo a sus centrales ha tenido un partido muy plácido porque nunca se ha visto exigida.
Al choque solo le faltaba el gol y Mittag robó el enésimo balón en la salida sueca para finalizar con un excelente toque de empeine interior al palo izquierdo de Lindahl. El muro mental para las suecas era muy grande y con este 1-0 se hizo más grande aún. El dominio tan avasallador de las alemanas tenía a las escandinavas totalmente consumidas, sin respirar, ahogadas y con la bolsa de oxígeno totalmente acabada. Un dudoso penalti sobre Mittag fue la sentencia al partido. Iban 35 minutos y todo se había acabado. Las suecas encajaron su sexto gol en el campeonato y tenían a su mejor jugadora, Lotta Schelin, desaparecida del mapa (ha sido una decepción mayúscula porque jamás ha aparecido en todo el campeonato). Es cierto que el nivel sueco ha sido muy mediocre, pero Schelin en particular ha sufrido una depresión en su juego y ha alcanzado las seis horas sin marcar gol en un mundial. Un dato tremendo en una jugadora del nivel de la delantera del Olympique de Lyon.
Solo Samuelsson y Rubensson lograban aprobar en el conjunto sueco. Han sido las dos futbolistas más destacadas de Suecia y de forma muy sorprendente se han marchado en las dos primeras sustituciones de Pia Sundhage. Samuelsson ha conseguido parar el enorme poderío de Laudehr y Rubensson ha sido la única amenaza sueca con el balón; ha permitido en la segunda parte desahogar el juego y armar varias jugadas en ataque. Sundhage ha estado todo el mundial dándole vueltas a la cabeza para solucionar los enormes problemas suecos, pero en ningún momento ha encontrado la solución. Es más, todo lo que ha intentado ha empeorado el juego. La única manera de hacer daño de Suecia han sido las jugadas a balón parado. Un ejemplo de ello el gol de hoy: una falta lateral y cabezazo de Sembrant. De los cinco goles suecos en este mundial, tres han llegado desde la estrategia, reflejo de un equipo que ha acabado un ciclo y necesita una regeneración en sus jugadoras y en su plan de juego.
El 2-0, el paso de los minutos y la entrada de Marozsán por Leupolz hicieron que Alemania ya no robase tan arriba y permitiera a Suecia estirarse más, pero cuando quería someter lo hacían sin pedir permiso ninguno. Estaba como en casa, un entrenamiento, y se lo tomaba desde la tranquilidad del marcador, aunque siempre con el hambre alemana de querer y querer más goles. Con la cuarta marcha, sin poner la quinta ni sexta, seguía corriendo por la autopista de Ottawa mientras Suecia miraba el tiempo que quedaba. Cuando las cuatro incasables de arriba (Laudehr, Popp, Mittag y Sacsic) apretaban, ponían en jaque a la defensa sueca, que se echaba a temblar. Esas cuatro balas han demostrado una superioridad y han dado un recital desde la velocidad y la precisión de sus conexiones: tres toques y ocasión de gol con balones que se paseaban por la línea de gol, rozaban el palo o daban en él, como un disparo exquisito de Goessling al larguero.
A la fiesta alemana se unió Marozsán. Y lo hizo marcando un auténtico golazo cayéndose al suelo y golpeando el balón a la escuadra. Un soberbio disparo de una jugadora con una técnica depurada y muy exquisita que demostró el enorme talento que tiene. Hizo el 4-1 en una actuación formidable del conjunto alemán, que sin alcanzar la nota de sobresaliente avasalló a una derrotada Suecia que puso fin a un mundial decepcionante. Incluso el choque dejó los destellos de la portera alemana Angerer en varias acciones en las que sacó a relucir su potencial. Primero le quitó dos balones a las suecas cuando iban a meter de cabeza y en los últimos minutos evitó el 3-2 salvando un mano a mano ante Jakobsson. La Mannschaft ya está en cuartos de final con sus jugadoras en plan estelar y demostrando una velocidad, intensidad y verticalidad imponentes durante muchas fases del juego.
* Fran Moreno es periodista.
– Foto: Getty Images
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