"La audacia tiene genio, poder y magia. Comienza ahora, ponte en marcha”. Johann W. Von Goethe
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Los dos primeros nombres que a la mayoría les vinieron a la cabeza al confirmarse el traspaso de Aleix Vidal al Barça fueron los de Dani Alves y Jordi Alba. El primero por compartir, además de club de procedencia, la banda derecha, por lo que había dudas sobre si el fichaje del catalán serviría para complementar a Dani en su última etapa en el Barça, o si vendría a sustituirlo. La renovación de Alves ha contado con todos los elementos de una telenovela brasileña: desplantes, orgullos heridos, puestas en escena exageradas, lágrimas de despedida por una aparente ruptura y finalmente reconciliación y final feliz. Nunca sabremos si el fichaje de Aleix Vidal habrá tenido alguna influencia en la decisión de Alves (¿le ha convencido de que la oferta del club realmente era la última y que no iban a esperarle más?), pero es evidente que su renovación sí va a influir en gran medida en el rol de Aleix Vidal en el Barça: los dos van a competir por un puesto.
Por lo que respecta a Jordi Alba, con el de L’Hospitalet no comparte banda preferida (aunque Aleix pueda jugar también por la izquierda), pero sí bastantes paralelismos en su historia personal: estancia en las categorías inferiores del club (llegaron a compartir vestuario en el Infantil B), salida y maduración en otros equipos, reconversión de extremo en lateral de la mano de Unai Emery, y regreso a la casa de la que habrían querido no tener que marcharse nunca.
Y finalmente, con ambos comparte un extraordinario despliegue físico que le permite a la vez cumplir en defensa y prodigarse en ataque, convirtiéndose así en uno de esos pocos (y por eso tan buscados) jugadores capaces de ocupar por sí solos todo un carril. Vista la poca confianza que Luis Enrique ha mostrado por Montoya a lo largo de la temporada (no digamos ya por Douglas), Aleix Vidal supone una buena incorporación a la plantilla porque corrige la dependencia del equipo de la salud y estado de forma de Alves, del que puede ser no ya un suplente de garantías, sino incluso un serio competidor por la titularidad.
La morfología de Aleix Vidal se asemeja más a la de un corredor de medio fondo que a la de un esprínter, pero además de atesorar el despliegue físico de los primeros, corriendo la banda de forma incansable durante todo el partido, su tremenda zancada le acerca a los segundos permitiéndole superar a la mayoría de rivales en carrera. Además, gracias a su agilidad es capaz de realizar quiebros violentos y efectivos, que le brindan más posibilidades para el desborde cuando se agota el campo y no es posible superar al rival con una carrera larga.
A diferencia de Alba, Aleix Vidal tiene una arrancada más explosiva y es más duro cuando choca, lo que lo hace más similar a Alves en este aspecto. Su mayor altura también hace que, sin ser un especialista, su juego aéreo sea algo mejor que los otros dos laterales del Barça, especialmente que el de Alba, lastrado por su baja estatura.
El camino que ha tenido que seguir Aleix Vidal hasta llegar a la élite futbolística ha sido todo menos fácil. Ha pasado por el fútbol formativo del Barça, del Real Madrid, Espanyol y Nàstic de Tarragona, con cesiones a diferentes filiales y destinos tan exóticos como el Panthrakikos griego. A punto de cumplir 21 años terminaba una temporada en el Mallorca B sin haber tenido la oportunidad de jugar con el primer equipo, por lo que aceptó la oferta del Almería para probar suerte en su filial como última oportunidad de llegar a la cima. Por fin cambió su suerte: en agosto del 2011 subía al primer equipo y allí respondió con esfuerzo y sacrificio a la confianza que Lucas Alcaraz depositó en él. Con el Almería logró el ascenso a Primera División, y tras dos temporadas en la máxima categoría, Monchi lo fichó para que Unai lo convirtiera en uno de los pilares del Sevilla, donde ha firmado una temporada espectacular coronada con la consecución de la Europa League.
Esta historia de sacrificio y superación personal explica perfectamente el carácter de Aleix Vidal. Es un luchador incansable con un hambre infinita de éxitos, un animal competitivo que nunca se rinde, y eso es exactamente lo que necesita un vestuario como el del Barça que viene de conseguir por segunda vez lo que parecía irrepetible. Aleix Vidal supone una inyección de ambición y entrega en el trabajo diario que es oro en el vestuario de los conquistadores del triplete y que de buen seguro impedirá que Alves se acomode por falta de competencia interna.
Además, esa voluntad de superación se traduce también en una capacidad de aprendizaje y de adaptación que ha facilitado que Emery se atreviera a usarlo en el lateral derecho. Una posición para la que le han fichado a pesar de que todavía no la reconoce como propia, pero como él mismo decía en su presentación: “No soy lateral, pero tendré tiempo para trabajar los conceptos específicos del puesto. Vengo a hacerme un lugar en el 11”.
A diferencia de Jordi Alba, que acabó retrasando su posición, en parte, por sus limitaciones técnicas a la hora de encarar una defensa cerrada, la conversión de Aleix Vidal en lateral responde a otros motivos.
El nuevo jugador azulgrana es casi tan rápido con el esférico como sin él. Tiene una conducción de balón espléndida que suele ser sinónimo de peligro cuando encuentra espacios, pero además maneja una buena cantidad de recursos para driblar en corto sin alardear y sin estridencias: técnica para conducir y agilidad para cambiar de dirección. En éste aspecto seguramente supera tanto a Alba como a Alves.
No destaca por ser un centrador milimétrico, pero a pesar de ello es un buen asistente y tiene calidad en la finalización, lo que le ha permitido terminar la temporada 2014-2015 con 6 goles y 11 asistencias (el mejor del Sevilla en esa faceta), cifras que también se explican porque la mayor parte de la temporada ha jugado de extremo, siendo su reconversión al lateral diestro una apuesta de Emery para el último tercio del curso.
Aleix Vidal es todo un comodín, lo que le da un gran valor en el momento de confeccionar cualquier plantilla. Puede jugar en las dos bandas, aunque prefiera la derecha, desempeñándose como extremo (su posición natural), carrilero largo, centrocampista de banda o lateral. En el Barcelona parece que su destino es ocupar el lateral diestro, aunque dadas sus características, su encaje en el equipo necesitará o bien de una modificación de su juego, o bien de la introducción de nuevas variantes en el ecosistema táctico del carril derecho del Barça que tan bien ha funcionado en el tramo final de temporada. De cualquier forma, su despliegue físico siempre será valioso en un equipo que tiene que manejarse con relativa frecuencia en un intercambio de transiciones.
El espacio es el hábitat natural de Aleix Vidal, porque con espacios es cuando puede sacar el máximo provecho de su velocidad en carrera. Partir del lateral en vez del extremo añade un factor sorpresa a su juego que lo hace más peligroso todavía, razón por la que Unai Emery decidió empezar a usarlo en esa posición. En transición ofensiva puede ocupar el espacio, doblando al teórico extremo sin abusar de la jugada individual, ya que prefiere asociarse y que le devuelvan una pared en largo. Pero también confía en su calidad técnica para conducir los contragolpes si es menester, lo que se traduce en que se le ha podido ver progresando tanto por la banda como por carriles centrales, asistiendo o finalizando.
Esto puede facilitar su conversión en una especie de clon de Jordi Alba por la derecha pero con mucho más gol, lo que a su vez lo aleja de ser una réplica de Dani Alves. Porque si bien el brasileño ha desempeñado un rol parecido al que acabamos de describir durante buena parte de la carrera, y de hecho llegó a jugar de falso extremo durante el primer tramo de temporada (el del Barça del Messi centrado tras dos delanteros cerrados), al final Alves ha brillado jugando de falso interior, situado por detrás del balón y cerca de Busquets, desde donde ha aportado mucho más juego en corto y de combinación con Messi que desbordes por la banda.
Puesto que garantizar el mejor contexto al astro argentino es condición sine qua non para repetir los éxitos recientes del equipo, queda la duda de si Luis Enrique pedirá a Aleix Vidal que trabaje más su juego combinativo para intentar replicar este rol de Alves, o si por el contrario, le dará vía libre para doblar por la banda, pasando a ser Rakitic o Rafinha los encargados de convertirse en el socio de preferencia del rosarino para trenzar paredes cuando Alves no esté sobre el verde.
Hay que tener presente que hasta el momento Aleix Vidal sólo ha disputado un puñado de partidos como lateral derecho, por lo que es natural que todavía tenga mucho que ganar en consistencia, colocación y repliegue tras pérdida. Como él mismo reconocía durante su presentación, uno de sus objetivos principales durante los meses que esté sin jugar a causa de la sanción de la FIFA al Barcelona será hacer un master en conceptos defensivos. Por el momento, lo que se le ha podido ver en el Sevilla es que ha tratado de compensar los errores en defensa propios de su bisoñez en la posición tirando de despliegue físico. Además, como extremo que siempre ha sido, prefiere robar por anticipación que esperar el uno contra uno cerca del área.
Qué le pida Luis Enrique en ataque también condicionará su desempeño en defensa y el de los jugadores que compartan el carril derecho con él, lo que siendo uno de ellos Messi, se reduce básicamente al interior derecho. Si a Aleix se le pide que actúe como un lateral de largo, doblando por fuera como hacía Alves la primera mitad de la temporada, Rakitic volvería a tener que soportar el peso del sistema de coberturas para evitar que la espalda del lateral se convierta en una autopista libre de peajes para los rivales. Si por el contrario Aleix debe intentar replicar el juego del brasileño que hemos visto desde marzo, siendo el socio de Messi en ataque pero también el principal aliado de Busquets en la presión post pérdida, entonces necesitará aprender del de Badía para descifrar en cada momento dónde es más fácil que caiga el balón, cuándo salir a presionar y cuándo no.
En resumen, Aleix Vidal tiene ante sí un reto mayúsculo: después de haber superado toda una prueba de obstáculos durante su carrera hasta ganarse un puesto en el vestuario más laureado de la última década, ahora debe reinventarse como lateral (y quizás también como falso interior) para convertirse en una pieza importante del equipo. Es tanto lo que le queda por aprender y asimilar como la capacidad de lucha, aprendizaje y adaptación que ha ido demostrando a medida que se enfrentaba con éxito a las dificultades que le deparaba el destino.
* Xavier Codina.
– Foto: Reuters
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