El paso del tiempo ha ido dejando en el olvido a muchos jugadores que ayudaron a la difusión del fútbol en España y fomentaron una conducta en la que importaba ganar pero también saber perder. Uno de estos casos es el de Alberto Machimbarrena, un auténtico caballero dentro del campo que destacaba por su comportamiento exquisito, sin ninguna incorrección y por el que la afición sentía verdadera veneración. Nacido en San Sebastián el 31 de marzo de 1888, fue un mediocentro elegante, de notable técnica, que destacaba por su excelente conocimiento del juego y la jerarquía para ordenar tácticamente al equipo. Se convirtió en mentor de René Petit, al que aconsejó en numerosas ocasiones y le enseñó a jugar de centrocampista.
Comenzo de niño jugando de portero en el Aurrerá hasta que con 10 años se inscribió en la cantera del Easo A. C. Allí se proclamó campeón infantil durante cuatro años seguidos y coincidió con varios jugadores que más tarde terminarían jugando como él en el Real Madrid: los hermanos Sotero y Eulogio Aranguren, Juantorena y Castell. Con 16 años llegó al San Sebastián Recreation Club (antecedente de la Real Sociedad) y se instaló en el primer equipo en 1910, ya con la denominación de Real Sociedad. Rápidamente se hizo con la titularidad en un equipo donde destacaban Agustín Eizaguirre en la portería, Arrate en la defensa o Artola en el frente de ataque. En 1911 inició sus estudios en Madrid. Mientras se encontraba en la capital jugó con el Real Madrid y cuando regresaba a su ciudad lo hacía con el equipo txuri-urdin. En 1913 disputó con la Real Sociedad la final de la Copa de España organizada no por la Federación sino por la Unión Española de Clubs de Football. El Barcelona se hizo con el triunfo después de tres partidos (los dos primeros acabaron en empate) tras derrotar a los guipuzcoanos en el Camp del Carrer Indústria por 2-1.
A finales de este año estalló el Caso Machimbarrena, que provocó la intervención de la federación, denunciando la ilegalidad de que el jugador perteneciera a dos clubes (Real Madrid y Real Sociedad). Esa temporada la jugaría en la Real Sociedad y la posterior 1914/1915 lo haría en el equipo madridista. El jugador aceptó aunque esta polémica le afectó negativamente y obligó a cambiar el reglamento para que ningún jugador pudiera jugar en dos clubes al mismo tiempo. Terminados sus estudios ficha por el club madridista y a partir de 1917 llegan los éxitos en forma de títulos. Conquistan el Campeonato Regional por delante del Athletic de Madrid, lo que les da el pasaporte para el la Copa del Rey. En cuartos se deshacen del Sevilla y en semifinales del F. C. España, antes de enfrentarse al Arenas de Getxo en la final celebrada en Barcelona, donde en el segundo encuentro vencen por 2-1 en la prórroga. Un año más tarde repiten trofeo regional ante su eterno rival, el Athletic de Madrid, y se presentan en la Copa del Rey de 1918 como favoritos. Eliminan a Español y Recreativo de Huelva, pero en la final caen ante un potente Real Unión de Irún, ya con René Petit en sus filas, por 2-0.
Permaneció hasta 1919 en la entidad merengue, cuando decidió regresar a la Real Sociedad para finalizar allí su carrera. No logró ningún Campeonato Regional de Guipúzcoa al perder dos finales consecutivas ante el Real Unión de Irún y decidió poner fin a su etapa en activo en 1921. Sin embargo, volvió a vestirse de corto un año más tarde ante la falta de efectivos de la Real Sociedad y disputó varios encuentros antes de enfermar. Padeció una gripe que dejó en su cuerpo el germen devastador de la tuberculosis, diagnosticada tras una intervención quirúrgica. Ingresó en el Sanatorio de Guadarrama pero no pudo recuperarse y falleció el 19 de julio de 1923.
Nunca llegó a jugar con la selección española, puesto que el primer partido del combinado nacional fue en los Juegos Olímpicos de Amberes en 1920 y por entonces Machimbarrena, que tenía 32 años, se encontraba en la cuesta abajo de su carrera.
En 1925, el Real Madrid encargó una escultura para recordar a Machimbarrena y Sotero Aranguren (también fallecido prematuramente en 1922). En un principio fue colocada en los jardines del estadio y en las escaleras de acceso a las oficinas, pero finalmente su ubicación se fijó en la salida del vestuario blanco y se comenta que los jugadores tocan el balón para que les dé suerte. En los últimos años se suelen dar reproducciones a exjugadores por los servicios prestados en el club blanco.
* Alberto Cosín.
– Fotos: Real Madrid
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