Fútbol / Inglaterra / Premier League
En tiempos de migraciones, el cisne se ha quedado sin alas. A las inclemencias del tiempo, propias de esas tierras, hay que sumar los achaques de tantos vuelos. De repente las fuerzas flaquean y cada vez se hace más difícil repetir la elegancia de movimientos y mantener el brillo en el plumaje. El Swansea ha tenido que bajar al barro y pelear, ensuciarse y competir fuera de su lago de aguas calmadas. En realidad, se está haciendo mayor, ha abandonado definitivamente el papel de revelación y ahora lucha como uno más, sin que los focos de la simpatía, la fortuna o el cariño le apunten directamente. Lo hace además en doble sesión, domingo-jueves, y eso está mermando su vuelo, al que ya le pesan tantas horas de viaje.
El frío en Gales se representa hasta en los números de los Swans. En tierra de nadie navegan décimos en la Premier League con 20 puntos (tres menos que la temporada pasada a estas alturas). A mediados de diciembre todavía no sabe lo que es ganar dos partidos consecutivos en liga y le cuesta horrores sacar adelante los encuentros, especialmente los de casa (solo ha ganado dos), donde su libreto se vuelve más radical e intenta dominar al rival desde la posesión de la pelota, algo que no siempre consigue ante rivales de entidad. Su vuelo irregular se escenifica en la secuencia de sus últimos seis partidos en liga: empate-victoria-derrota-victoria-empate-empate. Es habitual que tenga que remontar goles adversos y quizá por ello y porque siempre quiere la pelota la mayoría de sus goles se concentra a partir de la primera hora de partido (71 %). Así, con las posiciones europeas lejos, a once puntos, el Swansea mira el sumidero del descenso de reojo, siete puntos por encima. Nada es descartable en una de las Premier League más competidas e igualadas de los últimos años.
Nadie puede negar que los partidos del Swansea suelen ser divertidos. En ocasiones un caos, por momentos un ida y vuelta alocado. Buen reflejo de ello son los 2,73 goles por partido de los galeses: el sexto promedio más elevado de toda la Premier League; consecuencia de esa propuesta atractiva y arriesgada a partes iguales que es el 4-2-3-1 de Michel Laudrup. En cualquier caso, este año el dibujo se ha enriquecido y las variaciones se han hecho evidentes ante rivales de mayor enjundia u obligado por las lesiones que han mermado reiteradamente al equipo. La última de Dyer, el pasado domingo, uno de los jugadores más en forma del plantel. Pero algo que no ha cambiado, con o sin lesiones, con o sin cambio de dibujo táctico, han sido los fallos defensivos en la zaga.
Esa fragilidad defensiva sigue costando puntos y partidos a los de Laudrup. La falta de contundencia de los centrales en los balones largos es una constante. Ocurrió el día del Stoke City, cuando los Potters se adelantaron 0-2, pero también en el derbi galés contra el Cardiff. Ese día el gol llegó en una jugada de estrategia, algo sorprendente teniendo en cuenta que estas son uno de los principales activos del Swansea. Su poder ofensivo en el juego aéreo es directamente proporcional a lo mal que defienden esos balones cuando son en su contra. El mejor ejemplo es Chico Flores, uno de los referentes en cada balón parado para los Swans, que hace aguas en demasiadas ocasiones cuando le toca defender el área propia.
Por eso no suenan a rumores infundados las informaciones que apuntan al interés de Laudrup en reforzar su defensa. El técnico danés se habría fijado en el espanyolista Héctor Moreno para tapar los agujeros en su retaguardia. Si la oferta fuera lo suficientemente suculenta, el Espanyol no pondría impedimentos a su salida y al jugador le seduce el hecho de ir al Reino Unido. Allí se encontraría con un equipo con la tendencia a partirse en dos, debido a la confección de un centro del campo netamente creativo en el que nadie muerde al rival, donde solo De Guzmán suele sacrificarse en labores defensivas. El hecho de que por delante aparezcan extremos que buscan las diagonales hacia la portería y que los laterales suelan subir para abrir el campo y dar otras alternativas a la jugada provoca esos espacios que los rivales explotan cada vez mejor. Laudrup, a quien le gusta defenderse con la posesión de la pelota, no tiene claro qué hacer cuando pierden el balón, y así pueden observarse partidos en los que el Swansea sale a presionar y otros donde se repliega en busca del contragolpe.
La derrota contra el Cardiff City (1-0) en el primer derbi galés en la Premier League no fue la peor noticia ese día. En el minuto 65 se lesionó Michu y con él gran parte del poder ofensivo e intimidatorio de los Swans. Ese día se había vuelto a ver al gran ‘9’ de cabalgada potente, capaz de rematar todo lo que llega al área. Tras el partido, su entrenador, Michael Laudrup, revelaba que estaba jugando con molestias: “Él no ha estado en su mejor momento, pero es porque ha estado aguantando con sus rodillas durante muchas semanas, porque quería jugar. Con esta lesión en el tobillo, espero que las rodillas se recuperen también”. Tenía cuatro semanas de baja Miguel Pérez Michu para hacerlo.
Laudrup era consciente de que perdía a su referente ofensivo, a pesar de que este año no estaba teniendo tanto acierto de cara a gol. Todos los rivales lo conocían y el asturiano focalizaba el ataque galés. Los defensas fijaban mejor sus marcas y el problema ha sido que el resto de compañeros no han sabido aprovechar mejor el exceso de vigilancia que ha sufrido el delantero. Con Michu en la enfermería, Wilfread Bony se convertía en el principal referente ofensivo, aunque este caía también lesionado con molestias en el tendón que le han mantenido lejos de los terrenos de juego desde el encuentro frente al Valencia en la Europa League. El ataque quedaba entonces en manos de Álvaro Vázquez, que no ha podido ayudar en este período a su equipo con goles.
Sin los estiletes ofensivos el juego del Swansea se ha volcado aún más por las bandas. Las internadas de Routledge y Dyer y la irrupción de Pozuelo han sido las mejores noticias para los Swans en este último mes y medio. Routledge ha llegado a jugar de mediapunta en algunos encuentros para aprovechar su movilidad y rapidez, mientras que Dyer se ha convertido, en partidos como ante el Stoke, el West Ham o el Hull City, en el auténtico agitador de su equipo. En este tiempo no solo ha colaborado con centros, desmarques a la espalda de los defensas o combinaciones con los medios, a su derroche físico ha añadido el gol como elemento diferenciador. El último ante el Norwich (1-1) aprovechando su movilidad entre líneas y los huecos que facilita Michu. Con ellos ha conseguido capear el temporal el Swansea ante la falta de sus dos delanteros titulares. Más han echado de menos los swans la aportación goleadora de sus mediocentros. Tan solo Jonjo Shelvey ha sabido leer los partidos y los huecos dejados por sus compañeros para incorporarse al ataque y buscar la portería. Su lanzamiento desde media distancia resultó fundamental en las importantes victorias ante el Newcastle (3-0) y el Fulham (1-2), con sendos golazos suyos.
No obstante la revelación del Swansea a estas alturas tiene nombre propio: Alejandro Pozuelo. El sevillano ya es el jugador número doce del equipo y su papel ha variado desde un simple revulsivo en partidos cerrados a hacerse un hueco en el once inicial durante la lesión de Michu. En este tiempo se ha mostrado incisivo y decidido en el uno contra uno para superar a su par, apareciendo por ambas bandas y poniendo centros a sus compañeros que eran literalmente pases de gol. Entre él y Dyer han volteado marcadores adversos convirtiendo sus bandas en autopistas. La remontada ante el Stoke (3-3) o la victoria ante el Fulham no habrían sido posibles sin su protagonismo. Ahora ya con Michu y Bony recuperado, el trabajo de Laudrup será poder sacar partido al gran rendimiento del extremo español.
El Swansea ya ha superado, con suerte dispar, cuatro de los siete obstáculos que tenía en este mes de diciembre. Tras la derrota sin paliativos contra el Manchester City (3-0), la victoria por el mismo resultado ante el Newcastle y los empates frente al Hull City en casa (1-1) y en el complicado campo del Norwich (1-1), antes de fin de año tendrá que enfrentarse al Chelsea y al Aston Villa (ambos fuera de casa). Mientras que en el Liberty Stadium recibirá al Everton de Roberto Martínez. Le vendrá bien el parón en las competiciones europeas hasta febrero. Clasificado como segundo del Grupo A en la Europa League con dos victorias, dos empates y dos derrotas, la última en el congelador de Sankt Gallen, con un equipo en el que Laudrup mezcló titulares y suplentes, es un reflejo más de su irregularidad. También de lo difícil que es para una plantilla como la de los Swans cambiar el chip de jueves a domingo y ser competitivos en ambos envites.
Deberían ser estos meses claves para recuperar los altos vuelos, a ello deben colaborar la conexión Michu-Bony que tan buenos réditos ha dado al Swansea sobre todo en la Europa League, donde curiosamente los hombres de Laudrup han jugado sus mejores partidos. Con ambos delanteros recuperados, el equipo galés ganará en efectividad y peligro en los últimos metros, aunque no debería olvidar todo lo aprendido hasta ahora. Tienen los swans en las bandas los atajos más directos hacia el gol y en el cruce de caminos que es su centro del campo la llave para transitar más rectos. Su aportación goleadora será un plus necesario para infundir mayor respeto ante lo que les espera. Aunque el verdadero coco llegará a finales de febrero, cuando se enfrenten al Nápoles en aguas europeas. Jugarán sin presión y eso les hace más peligorosos. Veremos cuántas horas de vuelo llevan para entonces los cisnes en las piernas.
* Emmanuel Ramiro es periodista.
– Fotos: Action Images – michuoviedo9
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