Al son de Iniesta

por ISMAEL LEDESMA el 21 abril, 2015 • 22:22

1.- Ni por juego ni por mentalidad se vio, desde el inicio del partido, que el París Saint-Germain pudiera complicarle la eliminatoria al Barcelona tras el encuentro de ida. Blanc insinuó una presión adelantada con Ibrahimovic y Cavani sobre la salida de los dos centrales y Verrati ajustando sobre Busquets, pero pronto vimos que era Cavani quien encimaba a Busquets, tapando líneas por el centro, pero dejando libres a Piqué y Mascherano. El Barcelona circulaba a placer el balón, y cuando arriesgaba y lo perdía, tardaba poco en recuperarlo.

2.- Un mal control de David Luiz, que recibió amarilla tras la posterior falta a Rakitic, mostraba el nerviosismo de un PSG que prácticamente no salía a presionar al Barcelona, hasta que en el minuto 13 lo hizo. Y firmó su sentencia. Iniesta recibió en propio campo de espaldas, regateó tras un giro y avanzó por el verde del Camp Nou sin que ninguno de los tres jugadores parisinos que le salieron al paso pudieran hacer nada. Después filtró un excelente pase entre los centrales para Neymar, que mientras los aficionados aún se mostraban impresionados de lo que acababa de hacer el hoy capitán culé, se zafó de Sirigu y definió sin oposición. Iniesta hizo poesía en el Camp Nou.

3.- Tras el gol, los visitantes parecieron despertar. Adelantaron líneas, Matuidi comenzó a lanzar desmarques a la espalda del lateral derecho, foco de mayor peligro en el partido de ida, y la velocidad de circulación de balón creció. Pero entonces, como hiciera Messi ante el Valencia, apareció Iniesta para serenar el juego.

4.- Pronto, Messi abandonó la banda y dejó todo el carril derecho para los desmarques hacia fuera de Suárez o para las subidas de Alves. Y el brasileño, pese a su evidente declive, sigue siendo uno de los mejores laterales del mundo en fase ofensiva. Recibió abierto y mantuvo la posesión sin que ningún jugador del PSG se atreviera a robarle el balón. Cuando Neymar se desmarcó dentro del área, le ganó la espalda a su compatriota y realizó un medido centro con la izquierda para que el delantero marara su segundo tanto de cabeza.

5.- El dominio del Barça en la primera mitad fue aplastante. Dos motivos influyeron especialmente para que esto ocurriera. Por un lado, la presión tras pérdida del Barcelona, que le permitía robar arriba y ser un foco de constante peligro, dominando posicional y jerárquicamente el partido. Por otro, el contexto del propio encuentro, que nos mostró un PSG nervioso y disgregado. Esto lo aprovechó el Barcelona de la mano de un excepcional Andrés Iniesta.

6.- Luis Enrique, consciente de que la eliminatoria estaba sentenciada y que el próximo sábado tiene un partido de gran dificultad ante el Espanyol, introdujo en el descanso a Xavi por Iniesta, que salía de una lesión, y al poco de empezar a Sergi Roberto por Busquets. El Barcelona bajó la intensidad y la tensión competitiva en la segunda parte, lo que permitió que un PSG herido tuviera más fases con balón y alguna llegada peligrosa que no se materializó en gol por el poco acierto de sus delanteros.

7.- El partido deja dos noticias muy positivas para los de Luis Enrique. Confirmando lo visto en algunos de los últimos encuentros, el Barcelona es más equipo porque ya no necesita siempre a un Messi sobrenatural para ganar. La primera parte de Iniesta demuestra, por un lado, que el descenso de su nivel de juego viene especialmente influenciado por el nuevo modelo de juego del equipo, convirtiéndolo más en estación de paso que en parada habitual.

8.- Pero, por otro lado, no es casualidad que el Barça más jerárquico de la temporada y que mejor nivel de juego ha cuajado, con dominio absoluto, haya sido con Iniesta como eje vertebrador del juego, juntando al equipo, defendiendo con balón, incisivo con él y abrumador en la presión tras pérdida. No fue solo la jugada del gol, sino su total importancia en el juego del equipo y su lectura para la salida de balón, abriéndose siempre para poder recibir y girando después para salir limpiamente.

y 9.- Un Iniesta a este nivel es la mayor garantía para un equipo que jugará su séptima semifinal de Champions League en los últimos ocho años, octava en diez ediciones. La competitividad del Barcelona como club desde que Joan Laporta accedió a la presidencia es su mejor carta de presentación.