De sangre portuguesa (sus padres emigraron desde la isla de Madeira en 1906), está considerado el mejor jugador de la historia estadounidense, por delante de hombres como Walter Bahr, Marcelo Balboa, Eric Wynalda o Cobi Jones. La Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS) lo eligió como el sexto futbolista más destacado de la CONCACAF en el siglo XX y fue incluido en la hornada que estrenó el Salón de la Fama del fútbol de Estados Unidos en 1950. Nacido el de 10 de agosto de 1908 en Portsmouth, Rhode Island (Estados Unidos), se desempeñaba como interior izquierdo o mediocentro. Dotado de un extraordinario golpeo de balón y un potente disparo con ambas piernas, destacaba por su visión de juego, eficacia en el pase e inteligencia. Dirigía al equipo con elegancia y maestría, hacía mejores a sus compañeros y fue famosa su caballerosidad dentro del terreno de juego. Se le conoció en su país como el Babe Ruth del soccer.
Se trasladó junto con su familia a Fall River (Massachusetts) cuando era pequeño y allí fue donde dio sus primeras patadas a un balón. Compaginaba el fútbol con el beísbol y el boxeo, hasta que con 14 años se decidió por el deporte rey y entró a formar parte del Pioneer, un pequeño equipo de la ciudad. Luego se marchó al Charlton Mill y Liberal y en 1926 fichó por el Lusitania Recreation Club, donde consiguió sus primeros títulos a nivel de club: la liga del distrito y de la ciudad de Boston. Objetivo de varios clubes en aquel momento, firmó en 1927 por el Boston Soccer Club, en el que ya figuraban importantes jugadores como los escoceses Alex McNab, Bobby Blair, Barney Battles y Johnny Ballantyne o el noruego Werner Nilsen. No gozó de oportunidades en los primeros meses de competición, hasta que se estrenó en la víspera de Navidad ante Brooklyn, al que le marcó un tanto. Esa campaña conquistaron la American Soccer League tras finalizar como líderes en la primera vuelta y derrotar en los playoffs a Bethlehem Steel en las semifinales por un global de 7-1 y a New Bedford Whalers en la final por 2-4. En la copa casi logran el doblete, pero cayeron ante Bethlehem Steel en la final por un parcial de 5-4.
En la temporada 1928-1929, Gonsalves siguió progresando en su juego, anotando 10 goles en 32 partidos, incluido un triplete ante Brooklyn. Sin embargo, a nivel colectivo las cosas no funcionaron y tras acabar en mitad de la tabla la entidad de Boston decidió renovar la plantilla y traspasó a Billy al Fall River Marksmen. En el conjunto blanquiazul coincidió con Bert Pateunade, con el que formó una sociedad letal que se transformó en grandes actuaciones y títulos. En la temporada de otoño de 1929 marcó 14 goles y asistió en muchas ocasiones a Patenaude, que consiguió 25, lo que resultó clave para ganar el título por delante de Providence. Para la campaña completa de 1929-1930 revalidaron el entorchado después de dominar todo el campeonato y en el playoff final se impusieron al Hakoah All Stars por 2-1 (gol de Gonsalves en el minuto 4) en la ida y 0-3 (doblete suyo) en la vuelta. Además, redondearon la campaña con la obtención de la Copa Nacional y la Copa Lewis. A nivel de números fue el mejor curso de Gonsalves: 22 goles. Unos meses más tarde disputó el Mundial y el buen papel realizado por Estados Unidos le dio fama, e incluso llegó a rechazar una oferta del Botafogo brasileño. En 1931, el Fall River Marksmen terminó en quinto lugar en la ASL y levantó otra Copa Nacional tras eliminar consecutivamente a Providence, New York Galicia, Newark Americans en la final de conferencia y Chicago Bricklayers en la final nacional, después de un encuentro de desempate en el que vencieron por 0-2.
La Gran Depresión empezó a hacer mella en el fútbol y la ASL tuvo multitud de problemas que algunos equipos solucionaron retirándose de la competición o fusionándose con otros. Fall River Marksmen hizo esto último con los Yankees de Nueva York en 1931 y un año más tarde se mudaron a New Bedford (Massachusetts), donde tomaron el nombre y las instalaciones del antiguo New Bedford Whalers. La situación no mejoró y en 1932 regresaron a Fall River. Gonsalves buscó estabilidad y en 1933 se fue al Stix, Baer and Fuller FC de San Luis, donde junto con su excompañero McNab ganaron la Copa Nacional de esa temporada (5-0 en el partido de desempate contra Pawtucket Rangers, con doblete de Billy), la de 1935 (por un global de 7-6 ante el Pawtucket Rangers) y los entorchados ligueros de la ciudad de 1934 y 1935. A partir de 1936 inició un peregrinaje por varios conjuntos que le llevó a los San Luis Shamrocks hasta 1937, Chicago Manhattan Beer entre 1938 y 1939, Healy FC en la temporada 1940-1941 –conquistando la liga de Nueva York–, Kearny Scots entre 1941 y 1942 y al finalizar dicha campaña firmó por el Brooklyn Hispano, donde permanecería seis temporadas. Allí se convirtió en el líder del equipo y llevó a la escuadra neoyorquina al título de liga en 1943 y a la consecución de la Copa Nacional de forma consecutiva en 1943 y 1944, al doblegar en las dos finales al mismo equipo, el Morgan Strasser. Al finalizar la temporada 1946-1947, con el reciente triunfo en la Copa Lewis, Gonsalves dejó el Brooklyn Hispano y la ASL y se enroló en las filas del Newark Germans como entrenador-jugador. Se mantuvo hasta 1952, momento en el que se retiró del fútbol de manera definitiva con casi 44 años y más de 25 temporadas en la élite.
Con la selección de Estados Unidos fue internacional entre 1930 y 1934: seis partidos y un gol. Debutó en la victoria frente a Bélgica por 3-0 en el estreno del combinado americano en el Mundial de Uruguay de 1930. En aquel equipo histórico le acompañaron en el once inicial Jimmy Douglas, Alexander Wood, Andrew Auld, Bart McGhee, Bert Patenaude, George Moorhouse, Jim Brown, Jimmy Gallagher, Ralph Tracy y el capitán Tom Florie. En el segundo encuentro se impusieron a Paraguay por 3-0 y eso les dio derecho a jugar las semifinales. Se enfrentaron con la Argentina de Alejandro Scopelli, Carlos Peucelle, Fernando Paternoster, Guillermo Stabile o Luis Monti, que les apabulló por 6-1 y les impidió pasar a la final. El equipo de las barras y estrellas finalizó en tercer lugar, en la que es hasta la fecha la mejor clasificación en un torneo mundialista. Un mes más tarde, el 17 de agosto, Gonsalves anotó su único gol con Estados Unidos, en el amistoso ante Brasil en Río de Janeiro en el que cayeron por 4-3. No volvió a enfundarse la elástica del equipo nacional hasta 1934, cuando unos días antes de que se iniciase el Mundial de Italia se jugaron la clasificación frente a México en Roma. En un partido con alternativas, los cuatro goles de su compañero Aldo Donelli fueron una losa imposible de levantar para los mexicanos, que sucumbieron por 2-4. En el sorteo quedaron emparejados con los anfitriones, que tenían un gran plantel, con Giuseppe Meazza, Luis Monti o Angelo Schiavio como estrellas. El vendaval al que fueron sometidos los estadounidenses desde el principio fue imposible de contener, y regresaron a casa tras sufrir una severa derrota por 7-1. Este fue el último encuentro de Billy con la selección de Estados Unidos, al no contar para los siguientes técnicos: Bill Lloyd o Andrew Brown. Falleció el 17 de julio de 1977 en Kearny, Nueva Jersey, a los 68 años.
* Alberto Cosín.
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