El norteamericano George Horine fue el primer hombre que saltó por encima de los dos metros en salto de altura, pero ¿quién fue la primera mujer?
La alemana Rosemarie Witschas tuvo el honor de ser la pionera. Otras 55 han conseguido saltarlo posteriormente, siendo la única española la cántabra Ruth Beitia. Nacida en Lohsa (Sajonia) el 4 de abril de 1952, Witschas consiguió a lo largo de su carrera un total de siete récords del mundo.
Su progresión al principio de su carrera deportiva fue: 1.46 m. (1966); 1.65 (1967); 1.71 (1968); 1.76 (1969); 1.77 (1970); y 1.81 (1971).
En 1972, los Juegos Olímpicos se celebraron en Múnich y la joven Rosemarie participó en ellos. Ulrike Meyfarth consiguió el título con 1.92 m. (igualando el récord mundial) y Witschas fue séptima con 1.85, igualando su marca personal. Empezó el concurso en 1.76, franqueando el listón a la primera, al igual que en 1.79 y 1.82. En 1.85 tuvo que utilizar sus tres ensayos y ya no pudo con 1.88. Al final del año terminó decimoprimera del mundo, empatada con otras cuatro atletas.
1973 fue su consagración como saltadora del más alto nivel. El 28 de enero logró la mejor marca mundial de siempre en pista cubierta al saltar 1.91 en Berlín. Pero en el campeonato de Europa de Róterdam la búlgara Yordanka Blagoeva le quitó el récord con 1.92. Rosemarie no consiguió medalla con un mejor salto de 1.86, siendo cuarta, con la misma marca que la segunda y tercera. Al aire libre consiguió un mejor registro de 1.88.
Contrajo matrimonio en 1974 con el jugador de balonmano Manfred Ackermann, de quién tomó el apellido. El 10 de marzo, en Gotemburgo, consiguió su primer gran título: campeona de Europa bajo techo con 1.90. El 1 de junio le quitó a su compatriota Rita Kirst el récord alemán oriental con 1.91 en Jena, mejorándolo en Bucarest el 22 de junio con 1.93. El 24 de agosto igualó el récord del mundo de Blagoeva con 1.94 en Berlín. Estaba preparada para cotas mayores.
Aquel año, el estadio olímpico de Roma acogió la final del salto de altura femenino del campeonato de Europa el 8 de septiembre. Ackermann consiguió sus dos objetivos: hacer doblete europeo en una misma temporada y convertirse en la mejor saltadora de altura hasta la fecha. Su concurso fue perfecto hasta 1.93: 1.70, 1.75, 1.80, 1.83, 1.86, 1.89 y 1.91. Necesitó dos saltos en 1.93 y colocó la barra a 1.95, pasándolo a la tercera y batiendo el récord del mundo sobre las ocho y cuarto de la tarde. Aún tuvo energías para intentar 1.97. Segunda fue la checoslovaca Milada Karbanová, con 1.91, y tercera la italiana Sara Simeoni, con 1.89.
Blagoeva y su compatriota Kirst le habían quitado el récord en pista cubierta, pero Ackermann realizó un buen invierno en 1975. El 9 de febrero igualó esos 1.92 y los mejoró hasta 1.94 en Berlín. Posteriormente acudió al campeonato europeo que se celebró en la localidad polaca de Katowice y revalidó el título con 1.92. Al aire libre igualó esos 1.94.
Llegamos al año de los Juegos Olímpicos de Montreal 1976. Consiguió su tercer título consecutivo en los Europeos invernales, esta vez en Múnich, con 1.92, batiendo a la campeona olímpica vigente, Ulrike Meyfath (1.89). Rosemarie cogió la forma relativamente pronto ya que el 8 de mayo, en Dresde, mejoró su marca mundial con 1.96. Hasta 1.92 el concurso fue limpio: 1.70, 1.75, 1.81, 1.84, 1.87 y 1.90. A la segunda franqueó esos 1.92 y puso el listón en 1.96, saltándolo a la segunda. Luego realizó un nulo sobre 1.98, pero ya no pudo más. Lo más curioso de este récord es que se logró ¡a las once y cuarto de la mañana!
Y en Montreal, Ackermann cumplió su sueño: ser campeona olímpica. No pudo conseguir un nuevo récord con 1.97, pero con un mejor salto de 1.93 (con el que no pudieron Simeoni y su rival de siempre, Blagoeva, ambas con 1.91) vencía a sus compañeras de fatigas en el foso de saltos. Saltó 1.81, 1.84 y 1.87 a la primera, con un susto en forma de nulo en 1.89. Completó el concurso con 1.91 a la primera y 1.93 a la segunda.
La temporada de pista cubierta de 1977 fue agridulce para nuestra protagonista. El 6 de marzo batió en Berlín el récord universal bajo techo con 1.95, pero no pudo vencer por cuarta vez en el campeonato de Europa indoor, apenas una semana después. Su actuación fue pésima, siendo novena con unos flojos 1.80. Ganó la italiana Simeoni con 1.92. El 3 de julio, con motivo de los campeonatos de Alemania Oriental, igualó su propio récord con 1.96. Comenzó insegura, saltando 1.75 a la segunda, pero no cometió fallo ninguno en 1.81, 1.84, 1.87, 1.90 y 1.93. A la tercera saltaba 1.96, pero los 1.98 le vinieron altos.
El 14 de agosto se celebró la Copa de Europa de naciones en el Estadio Olímpico de Helsinki, y le salió el concurso perfecto: todo a la primera, incluido el récord de 1.97: 1.76, 1.82, 1.84, 1.86, 1.88, 1.90 y 1.94. Con 1.99 ya no pudo.
Fue en el Estadio Olímpico de Berlín, el 26 de agosto de 1977, durante el mítin ISTAF, cuando por fin una mujer fue capaz de elevar su cuerpo por encima de una barra colocada a 2 metros de altura.
Ackermann realizó otro concurso perfecto: 1.75, 1.80, 1.86, 1.89 y 1.92 a la primera. Eran las 18.50 horas, los jueces alemanes midieron el listón a 1.97 y Ackermann igualó su récord, otra vez al primer intento. Pasaron unos minutos y exactamente a las 19 horas Rosemarie se convirtió en la primera mujer que ponía el guarismo con el número 2 en los rankings femeninos de salto de altura. Intentó saltar 2.02, pero ya era demasiado.
La italiana Sara Simeoni siempre fue una gran rival para Ackermann. El 4 de agosto de 1978 le quitó el récord en Brescia saltando 2.01, y luego igualó la mejor marca indoor en el Campeonato de Europa de Praga, donde Rosemarie fue segunda, con unos excelentes 1.99. El fosbury flop de la italiana pudo con el rodillo ventral de la alemana.
Ackermann quiso alargar su carrera deportiva hasta los Juegos de Moscú 1980, y en 1979 fue la mejor saltadora del año, con 1.99. No pudo subir al podio en su tercera participación olímpica, siendo cuarta. Saltó 1,80, 1,85, 1.88 y 1.91 a la primera, siendo eliminada en 1.94. Ganó Sara Simeoni con 1.97, récord olímpico.
De 11 grandes enfrentamientos, la alemana gana por un apretado 6-5 a la excelente saltadora italiana.
* Joan Pelayo es juez-árbitro de atletismo, especialista en pértiga, y miembro fundador de la AEEA.
– Fotos: Roland Witschel (dpa) – George Herringshaw (Sporting Heroes)
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