Acabar con la defensa en cuadro (otra vez)

por el 31 marzo, 2013 • 16:36

Que el Barça haya de jugarse la Champions con una defensa improvisada ya es casi tradición, lo que indica claramente que algo falla. Aún no es seguro, pero la prolongación del tiempo de baja de Jordi Alba respecto al previsto o el simple hecho de que Mascherano viera una tarjeta en la ida de cuartos lo provocaría. Sin embargo, en esta ocasión, seguramente en verano sí que se hicieron los deberes para evitarlo. Veamos: el Barça tiene inscritos a nueve defensas, sólo uno de los cuales (Bartra) no ha disputado ahora, ni había disputado en septiembre, un partido de gran calado, por lo que los demás sí estaban, a priori, preparados para ello. Sí, Abidal estaba enfermo y Puyol y Adriano podían tener innumerables lesiones, pero había otros seis jugadores en plantilla. De los cinco con experiencia en el primer nivel, dos ofrecían alguna duda (Alves y Piqué), mas se confió en ellos y, a la postre, se acertó. Jordi Alba venía de arrasar en la Eurocopa, Montoya de mostrar un gran nivel incluso en finales y Mascherano de ser el mejor central del equipo. En cuanto a Bartra, todo hacía pensar que estaba capacitado para rendir al máximo nivel siendo, de inicio, el cuarto central del equipo.

Sin embargo, a día de hoy, las cosas no son, ni mucho menos, como hubiera cabido prever. Mascherano lleva una temporada muy mala y Bartra ha disputado escasísimos encuentros. Montoya ha reforzado las buenas sensaciones, pero su escasa participación hace que tampoco sea una garantía. Pero, sobre todo, el Barça es un equipo que defiende mucho peor. Para más inri, aumentando su vulnerabilidad cuando se desnaturaliza tratando de reforzar esta parcela. Este Barça, el Barça de Tito, es un equipo concebido para conceder a cambio de golpear todavía más. Por ello, se hace difícil pensar en un contexto poco exigente para los de atrás, lo que hace más sensibles las ausencias y los problemas de los disponibles. Por tanto, hilar fino en las elecciones se antoja clave para competir en Europa. Veamos cuáles pueden ser las mismas, en función de cuál sea el modelo de línea defensiva por el que se opte. Sin contar todavía con Abidal, pues, si bien es justo el defensor que necesitaría el Barça, todavía es una incógnita el nivel al que retornará a la competición

2+2

Es la formación más habitual, con dos centrales y dos laterales. La compensación en las subidas de los mismos es fundamental, aunque, por acertada que sea (lo que no viene siendo el caso), uno de los dos centrales debe hacer coberturas laterales en función de cuál de los laterales haya subido. La elección de los mismos (Dani Alves y Jordi Alba), así como el sustituto de cualquiera de los dos (Montoya), está clara. Martín es quien aporta más equilibrio táctico de los tres, así como el menos profundo -lo que no significa que no lo sea- y el menos intenso en presión post-pérdida. En caso de ausencia de Alves, se vería a un Jordi Alba más liberado en ataque y algo más de equilibrio colectivo, al margen de la reducción de la profundidad, por lo que globalmente una eventual baja de Dani no sería grave. Sí lo sería una de Jordi -la más probable-, pues Montoya no domina su pie izquierdo, lo que provoca que su salida sea hacia dentro, facilitando la presión rival y reduciendo la amplitud culé, y que sea más difícil que sea decisivo al sumarse al ataque.

En cuanto a los centrales, salvo sorpresa, la pareja titular será Piqué y Mascherano. Mientras que Gerard se encuentra en su situación natural, el argentino presenta déficits acusados en este tipo de defensa, pues no se siente cómodo haciendo coberturas en la banda izquierda, corriendo hacia atrás ni defendiendo envíos directos. Además, al carecer de un acompañante a cada lado, debe limitar mucho la utilización de su cualidad más brillante: la anticipación. En caso de ausencia de uno de los dos, las opciones serían:

  • Bartra. Saca el balón jugado como los ángeles, es rápido, inteligente tácticamente y va muy bien por arriba. Pese a que tal vez le falte algo de contundencia, sus cualidades son óptimas para reemplazar a ambos. Tal vez se sintiera algo incómodo en el perfil izquierdo, pero no más que Mascherano. Sin embargo, la escasez de minutos disputados convierte en arriesgada su participación.
  • Busquets. Si se reconvirtiera a central, sería algo parecido a Piqué. Es decir, podría reemplazarle a buen nivel aunque tampoco a uno espectacular por su falta de adaptación a la posición, pero conviviría mal con el mismo por la falta de velocidad de ambos. Asimismo, tampoco se siente cómodo haciendo coberturas en la banda izquierda. Sin embargo, su peso específico en el centro del campo es de tal magnitud que desplazarle del mismo podría ser traumático.
  • Song. Su reconversión a central fue la apuesta fallida del inicio de la temporada. Desubicado, con errores gravísimos y sin destacar prácticamente en ninguna faceta, su sola presencia suponía un déficit grave. Nada hace pensar que, si se le vuelve a ubicar como central, la situación vaya a mejorar, aunque jugando al lado de Piqué podría disimular mejor sus carencias gracias al rigor posicional del catalán.
  • Montoya. La elección de Martín sonaría tan descabellada como la de Adriano en su momento, siendo esta finalmente acertada. Se hace difícil imaginarle reemplazando a Piqué, pero sí podría sustituir a Mascherano. Probablemente mejorara al mismo en las coberturas laterales y corriendo hacia atrás, aunque su falta de contundencia, estatura e inexperiencia en la posición convertirían la elección en temeraria.
3+1

Es la formación por la que se optó ante el Milan y la que utilizaba Guardiola con gran frecuencia hasta que empezó a adelantar la posición de Abidal. Uno de los laterales se comporta prácticamente como tercer central, mientras que el otro está aún más liberado para sumarse al ataque. De esta manera se pierde capacidad de sorpresa y se facilita el acierto táctico por la menor alternancia posicional. Asimismo, prácticamente obliga a que un extremo permanezca pegado a la banda si se quiere ensanchar el campo, pero se consigue que haya permanentemente un mínimo de tres hombres en la retaguardia. Además, la liberación de un extremo permite la presencia de un ‘9’ o un centrocampista extra. Pero, por encima de todo, aparece una figura específica: la del anticipador. Al tener un central (contra el Milan fue Mascherano) un compañero a cada lado, puede dar un paso adelante y robar el balón sin el riesgo manifiesto de que le ganen la espalda propio de una zaga con dos centrales.

La razón de la que sea 3+1 y no 3 es que ese 1, ese carrilero, sí que vuelve a la posición de lateral cuando la situación lo requiere. De esta manera se gana en defensa organizada y se consigue que el central derecho tenga un comportamiento menos lateralizado. Es decir, que sea central derecho o izquierdo y no central-lateral. O, lo que es lo mismo, que este pueda ser Piqué. También en ataque resulta beneficioso, pues tanto Alves como Alba son más peligrosos llegando a la zona de extremo que Tello, Pedro o Alexis estando en la misma. Por tanto, parece difícil que se opte por una zaga puramente de 3. En cualquier caso, esta opción ya fue analizada en profundidad en la previa al enfrentamiento contra el Milan.

Así pues, ¿cuáles serían los componentes de este 3+1? Ese +1 solo puede ser Alves o Alba, dado que Montoya no está capacitado para tener el enorme peso en el juego que implica abarcar él solo toda la banda. Analicemos los otros tres en función de quién sea el elegido como carrilero:

Jordi Alba. Obligaría a la presencia de un central izquierdo, rol en el que ninguno de los jugadores disponibles se siente cómodo. Asimismo, para que Alves tuviera cabida, el brasileño debería actuar como central-lateral derecho, lo que no es ni mucho menos una garantía. Tampoco sería fácil ubicar a Mascherano entre dos centrales, pues Piqué no se sentiría cómodo como central-lateral derecho sin un carrilero que volviera. Por contra, esta formación otorgaría una enorme capacidad de sorpresa, la cual no parece suficiente para inclinar la balanza. Huelga decir que, sin Jordi Alba, esta opción desaparece.

En caso de ausencia de Alves, sí que sería mucho más plausible. Estaría el problema de elegir al central izquierdo (Mascherano, Montoya o Bartra) pero los tres anteriores se sentirían cómodos actuando como centrales-laterales derechos, así como Piqué entre dos centrales. Esta sería la única posición en la que Busquets o Song podrían entrar en esta formación, siempre en caso de ausencia de Gerard.

Dani Alves. Sobran las explicaciones, dado que es algo que hemos visto muchas veces. La principal ventaja es que todos los demás se sienten cómodos: Piqué como central derecho, Mascherano como central anticipador y Alba como central-lateral izquierdo. Dado que es muy probable que se use, veamos cómo se reemplazaría a cada jugador:

Piqué. El retorno defensivo de Alves y la presencia de dos centrales a la izquierda impiden descartar ninguna opción salvo quizá Montoya, por el enorme déficit en juego directo que habría jugando con tres centrales bajitos. Las dudas respecto a Song tampoco cambiarían mucho, por lo que Bartra o Busquets serían las principales opciones, sin haber especiales variaciones respecto a lo comentado para la zaga de 2+2.

Mascherano. Por su papel de anticipador, sería el más fácilmente sustituible por un mediocentro. En caso de optarse por Montoya (el menos probable) o Bartra, seguramente sería Piqué quien pasara al centro, quedando liberado de las coberturas laterales, lo que agradecería.

Jordi Alba. Su disponibilidad es la única en duda, siendo el más difícilmente sustituible, dado que ninguno de sus compañeros se siente especialmente cómodo en el perfil izquierdo, menos aún teniendo que ejercer como central-lateral. Situar en este puesto a Busquets, Piqué o Song es inviable y, sin ser imposible, tampoco Mascherano parece una buena opción. En el caso de Bartra, supondría privarle del uso de algunas de sus mejores cualidades, lo que, unido a su inexperiencia, podría resultar fatal. Así pues, sólo quedaría Montoya, quien sí podría ser una buena opción. Ha jugado algunos partidos en este costado y sus carencias en ataque por la falta de dominio del pie izquierdo se mitigarían al no tener que subir. No obstante, se perdería la supersónica velocidad correctora de Jordi, la cual se antoja fundamental.

En cualquier caso, la manera de atacar será el factor más determinante en el rendimiento de la defensa. Evitar pérdidas en zonas de riesgo, el escalonamiento entre centrocampistas o la existencia de jugadores próximos al poseedor del balón serán circunstancias decisivas. Sin embargo, las peores actuaciones de este Barça se han dado cuando ha tratado de utilizar la posesión como instrumento defensivo, y tampoco se ha logrado atacar de manera tan ordenada como en los mejores tiempos del Pep Team, seguramente por el descenso del rendimiento de Xavi. Parecerse lo máximo posible a esto último es la mejor receta para no encajar goles, conservando la fidelidad al modelo mediante la presión fruto de la activación post pérdida y a la fe en el mismo. Las precauciones tomadas por el miedo al pelotazo y la inseguridad en la transición defensiva se han mostrado contraproducentes, por lo que la receta fundamental pasa por la ortodoxia en la interpretación del modelo de juego. Y, por supuesto, que las elecciones atrás sean las más propicias, como se ha comentado.

* Rafael León Alemany.


– Fotos: Sport – EFE




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