“Las posiciones fijas, sin movimiento, hacen más perceptible la formación de las líneas para el rival. Pero ojo, que mientras más desmarques, más desorden generas en tu propio rearmado cuando tenés que cubrir el campo de manera tal que estén en las posiciones los jugadores que mejor se desempeñan en ellas”, dijo un día Marcelo Bielsa. El actual entrenador del Olympique de Marsella ha cambiado de posición constantemente a sus jugadores en lo que llevamos de temporada, pero es algo normal, por algo lo apodan El Loco. El técnico del OM ha devuelto la ilusión al club y no sólo eso, sino que a 27 de marzo todavía tiene opciones de ganar la Ligue 1 ante PSG y Lyon.
Didier Deschamps tenía que reaccionar o su selección francesa se iba del mundial. La derrota en la ida de la repesca ante Ucrania por 2-0 fue un varapalo para el exentrenador del OM, quien en la ida jugó con un sistema sin mediocentro puro. Tanto Pogba como Matuidi se vieron superados a su espalda y el problema planteó un dilema. ¿Debía Francia cambiar su sistema para añadir un pivote en un partido en el que se estaba jugando la clasificación para el mundial? La respuesta tuvo muchas interpretaciones, pero Deschamps desmotró que en la parcela táctica es muy superior a otros. Colocó a Cabaye de mediocentro defensivo, una posición inédita para él, aunque solventó la tarea fácilmente gracias a su notoria disposición en el terreno de juego. Francia ganó 3-0 y llegó al mundial de forma pletórica.
Francia seguía ganando con su 4-3-3, pero ante rivales que no le exigían demasiado. Los problemas llegaron a partir de octavos, cuando Nigeria, una selección que en tres cuartos de campo tiene a jugadores habilidosos y técnicos, puso contra las cuerdas a los franceses. Aquel día pudimos ver que Cabaye no es pivote puro y que a la hora de replegar, él, Pogba y Matuidi se hacen pequeños. Por eso, a la hora de enfrentarse a un rival de la talla de Alemania, Francia sucumbió. No solo por su centro del campo, sino porque pese a sus últimas grandes actuaciones, los de Deschamps siguen un escalón por debajo de las grandes potencias europeas del mundo del fútbol.
Tras el mundial, todas las miradas francesas se centraron en la Euro 2016 que se disputa en tierras francesas y en la que Deschamps tiene toda la responsabilidad para hacer una buena actuación. De lo contrario, es probable que no siga en el cargo. Pero el objetivo de Deschamps es formar un grupo sólido, sin altibajos y que sepa compenetrarse en el campo. Quiere jugadores con experiencia que sepan lo que es vestir la camiseta francesa sin arrugarse. El 2015 no ha empezado del todo bien para Francia y eso se debe también a su cambio de posiciones.
Cierto es que no estaban ni Cabaye ni Pogba y que Francia no tiene un torneo tan importante, como sí Brasil en verano con la Copa América, pero las sensaciones volvieron a ser poco esperanzadoras. El equipo que entrena Dunga se impuso por 1-3 y volvió a dejar en evidencia al mediocentro francés, esta vez Morgan Schneiderlin. Deschamps no quiso cambiar su idea de juego y por ello optó por el jugador del Southampton, que es lo más técnico que tenía Francia en la convocatoria para esa posición, para actuar de pivote junto a Matuidi y Sissoko. La idea era poder tener dos opciones de juego reales por el medio. Si Brasil presionaba, Francia buscaba la segunda jugada y la superioridad física de Sissoko y Matuidi, pero si dejaba jugar a Francia, era Schneiderlin el que actuaba como primera vía de salida de balón para descongestionar el juego francés y buscar líneas de pase claras. Con el balón, Francia encontró pocas soluciones. Schneiderlin no tenía a un Wanyama a su derecha que le diera libertad con el balón, por lo que su incidencia en el partido fue testimonial. Los problemas volvieron a llegar en defensa.
Como hemos dicho, hay jugadores que solo sirven para un tipo de sistema. Kroos en el Real Madrid se difuminó tras la lesión de Modric y contra el Atlético, el Athletic, el Schalke 04 o el Villarreal evidenció que tácticamente no ha sido ni será nunca un pivote defensivo para un 4-3-3. Schneiderlin es otro claro ejemplo. Siempre juega con un escudero a su lado, y para jugar de mediocentro defensivo hay que tener unos conceptos tácticos claros que por lo visto hasta ahora le faltan. No iba a la cobertura de los centrales, salía mucho a la banda para cortar el balón –cuando eres mediocentro defensivo solo puedes salir de tu zona para barrer y hacer una falta– y sucumbía ante los mediapuntas brasileños William, Neymar y Oscar, una pesadilla durante toda la noche.
Las conclusiones del partido ante Brasil son muy claras. Algo hay que hacer en el centro del campo para no verse tan superado ante rivales en los que su ataque es la mayor arma. Si nos atenemos a la convocatoria francesa, el único jugador que tiene verdaderas capacidades para jugar de pivote defensivo con Francia es Maxime Gonalons. El mediocentro del Lyon lleva prácticamente toda su vida jugando de pivote puro en un 4-3-3 –o en 4-4-2 en rombo en el Lyon con él en la base–, y no solo eso, sino que sus galones y su superioridad táctica hacen mejor a los equipos en los que juega. Jugadores como Toulalan (no se entiende que no vaya a la selección), Guilavogui, Mavuba o incluso Coquelin son futbolistas idóneos para esa posición de pivote que, desde la retirada de Vieira, se ha convertido en un quebradero de cabeza para los entrenadores de la selección francesa. Queda cada vez menos para la Eurocopa y Francia necesita solventar el problema en esa posición o innovar con un cambio de sistema. El próximo domingo tiene ante sí una oportunidad excelente para probar cosas ante Dinamarca. Veremos qué inventa Deschamps.
* Andrés Onrubia.
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