1.- Como el surfista que se monta en la gran ola, el Barça vuela. Ya solo puede tumbarlo un brusco golpe de mar. Seguro y sereno, el equipo de Luis Enrique ha cosido todas sus grietas y se presenta en la hora cumbre sin titubeos y ligero de equipaje, equilibrado y feliz. ¡Si hasta Dani Alves ha calibrado los centros! Asiste Iniesta, centra Alves, cabecean todos, logra su primer hat trick Suárez y Messi regala un lanzamiento de penalti cual magnánimo emperador. Vuela el Barça a lomos de la ola gigante, impertérrito, pertrechado, rotundo, imparable.
2.- Césped seco y 32 grados para cortar el aliento apenas iniciado mayo. Córdoba podía ser un susto y fue un rival duro durante más de media hora, para lo que el entrenador sacó a sus once titulares, no fuese a padecer un resbalón inoportuno justo cuando el título de Liga está en las horas decisivas. Dos hombres destacaban por encima del resto gracias a sus movimientos sin balón: Rakitic y Luis Suárez.
3.- El croata se ha especializado en la defensa de la zona que deja libre Alves. En fase ofensiva, que es como el Barça se mueve la mayor parte del tiempo, el brasileño se convierte en interior de creación, lo que otrora fue Xavi. A cambio, desnuda sus espaldas y es Rakitic quien se coloca como falso lateral, próximo a Busquets pero escorado en la derecha, por si las moscas… El Córdoba ha buscado esas cosquillas y a fe que ha atacado bien por las bandas, a través de Edimar y Crespo, en los primeros minutos, aunque los buenos centros siempre fueron mal finalizados.
4.- En el día que el gran Luisito Suárez cumplía 80 años, su homónimo uruguayo también se ha movido con esmero y precisión. El delantero arrastra a los defensas cual bulldozer: ora a la derecha, ora a la izquierda; más que arrastrar los barre, fabricando unos pasillos enormes para su compañero Messi. Bien ajustado en un bloque medio, el Cördoba ha logrado minimizar tantos esfuerzos de Suárez y cerrar constantemente las puertas que iba abriendo el uruguayo. Metiendo un hombre de más en la zona central, el equipo local conseguía entorpecer a Iniesta y sus delanteros, reducir los rebotes que pudieran ir a pies barcelonistas o, sencillamente, cortocircuitar el alley oop de Messi, la jugada del año.
5.- Desde la inteligencia de que la fruta ya maduraría, Messi ha jugado con paciencia, sin alargar los esfuerzos, eligiendo el tempo preciso. Tras una jugada de mil regates y un mal remate, ha repetido los alley oop: primero para que Neymar disparara al palo, poco después para que Rakitic cañonease a Juan Carlos y rindiera la fortaleza. Para el Barça, el alley oop de Messi es bastante más que la jugada del año: es la gran materia prima de la que se alimentan sus sueños.
6.- En tres minutos, Iniesta la ha empleado desde el costado opuesto para el gol de Suárez, que ya suponía el finiquito justo cuando tocaba refrescarse en el descanso. Fundido el Córdoba, el rostro barcelonista era el mejor posible: desde que optaron por juntarse de nuevo y que fuese el balón quien más corriera, los de Luis Enrique se han mostrado formidables y enteros y hasta quienes desconfiaban de Iniesta han tenido que recular. En realidad, se trataba del cambio en el modelo de juego y no de los jugadores. A la que el equipo ha regresado a sus fundamentos, cada cosa ha vuelto a su sitio, excepto para quienes se empeñaron en negar que había existido un cambio de modelo.
7.- El segundo tiempo ha sido un festín de momentos deliciosos, fuesen los dulces centros de Alves, los cabezazos de Messi llegando o de Suárez estando, la ovación local a Iniesta en su sustitución, los tersos contragolpes barcelonistas en cuanto el Córdoba ha querido dar un paso adelante, ya con 0-5 en el marcador, e incluso los respectivos regalos de Neymar a Messi y de Messi a Neymar para sus goles respectivos.
y 8.- Perdida casi la cuenta anotadora y los momentos preciosistas, del Barça queda subrayar su firme personalidad en este preciso instante de la temporada. Llega con todo a la cita con los títulos. Sobrevolando la ola gigante, con todos sanos a bordo, el viento a favor, las piernas fuertes, el espíritu alegre y el almirante pletórico. Nada parece afectarle, nada parece temer.
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