1.- Después de la victoria del Real Madrid en Balaídos, el Barcelona se enfrentaba al Eibar con la necesidad de conseguir la victoria para no quedar descolgado del liderato. Por lo que respecta al equipo armero, los de Mendilíbar querían mantener su buen rendimiento como visitantes: 8 puntos en 4 desplazamientos gracias a dos victorias y dos empates, cifras solo superadas por Atlético y Real Madrid.
2.- Luis Enrique repitió de inicio el que ha venido siendo su planteamiento habitual desde que el equipo perdiera a Messi e Iniesta por lesión: un teórico 4-3-3 en el que la presencia de Mascherano en el pivote dejaba claro que a falta de generadores de juego el Barcelona apostaba de nuevo por el intercambio continuo de transiciones (el único escenario donde el jefecito es mejor que Busquets en esa posición) como principal argumento para desorganizar la defensa rival. Por su parte, el de Badía se plantaba en el interior izquierdo para hacer de continuador de un Neymar convertido en catalizador del juego de ataque azulgrana. Quedaba la duda de si lo haría desde la izquierda o desplazándose al carril central para actuar de mediapunta convirtiendo el dibujo de facto en un 4-3-1-2. Por el lado contrario también faltaba saber si sería el lateral derecho quien estirara el equipo ejerciendo de carrilero (como pasó en Sevilla), o si por el contrario esa tarea recaería en Sandro, pudiendo Alves volver a ejercer de falso interior (como ante el BATE).
3.- En cuanto al Eibar, Mendilíbar plantó su equipo en un 4-4-2 muy compacto, que dejaba progresar a los centrales azulgranas casi hasta el centro del campo, pero que luego anulaba por completo los espacios gracias a la doble línea de cuatro con la defensa muy adelantada y la dupla Borja – Verdi basculando por delante para cerrar líneas de pase. El Barcelona intentaba penetrar con un juego directo pero falto de precisión, lo que conllevaba mucho más peligro para el propio cuadro azulgrana en caso de pérdida que para la bien dispuesta defensa guipuzcoana.
4.- En el minuto 8, y después de un primer intento de presión más alta del Eibar, Bartra arriesgó con una conducción para intentar superar la presión rival y perdió el balón ante Verdi. Éste filtró un magnífico pase entre la desajustada línea defensiva del Barça y Borja envió el balón a la red después de que Bravo rechazara el primer remate de Keko. Por suerte para los culés, solo 12 minutos después Neymar superaba la línea de medios rivales con un regate y cedía el balón a Busquets quien, por primera vez con espacios en zona de tres cuartos, se sacó de la chistera un preciso pase a Sandro para que éste, arrancando en posición dudosa, asistiera a Suárez, que igualaba el partido cabeceando de primeras a boca de gol.
5.- Poco más en una primera parte tan bien jugada por el Eibar como mal resuelta por el Barcelona. Neymar apareció menos por el carril central que en los últimos encuentros y cuando lo hizo intentó jugadas individuales en situaciones condenadas al fracaso. Por el otro costado, Rakitic parecía desorientado al faltarle la referencia de Messi como brújula de sus propios movimientos, las diagonales de Sandro eran poco productivas y Alves no percutía al espacio libre que dejaba el canterano, dejando al equipo sin profundidad. Por lo menos se consiguió reducir la sensación de peligro del Eibar cuando tras el gol la defensa del Barça empezó a cambiar los pases verticales por pases en horizontal, renunciando a la intencionalidad ofensiva a cambio de reducir el riesgo de pérdida.
6.- En la segunda parte, tres factores cambiaron a mejor el juego del Barça. En primer lugar, el tempranero segundo gol de Suárez, producto de un robo de balón de Neymar muy arriba y de una excelente ejecución del charrúa, zafándose de su marcador con el control orientado y fusilando a Riesgo por bajo. En segundo lugar, la mejora en la salida del balón: mientras que en el primer tiempo la zaga azulgrana iniciaba la jugada plantada prácticamente en línea, tras el paso por vestuarios Mascherano se incrustó entre los centrales para generar superioridad ante los dos puntas guipuzcoanos mediante la salida lavolpiana. De ésta forma los laterales podían empezar más arriba y todo el equipo conseguía asentarse más fácilmente en campo rival. Y finalmente, Neymar empezó a aparecer con mucha más asiduidad por el carril central. Así, aunque pocas veces consiguió superar un entramado defensivo que parecía aplicar a pies juntillas aquello de pasa el balón, pero no el hombre, sí empezó a generar sensación de peligro real arrancando una serie de faltas cerca de la frontal.
7.- En el minuto 55 un doble cambio en el Barcelona terminó de darle solidez: Mathieu sustituyó a un Bartra que, situado en el perfil contrario al que le es natural, tenía problemas para superar la presión de los delanteros del Eibar, y Munir entró por Sandro. El canterano jugó algo más abierto de lo que lo había venido haciendo su compañero, por lo que Alves pudo aparecer más por dentro y por fin se le pudo ver participando en el juego de ataque mediante combinaciones en corto con Neymar cuando su compatriota aparecía por el carril central.
8.- A falta de 7 minutos para el fin del tiempo reglamentario, Del Cerro Grande mostró roja directa a Mascherano por insultar a su asistente en un ejemplo más de esa actitud tan propia de los trencillas españoles, permisivos con el juego duro pero inflexibles con las palabras, hasta el punto que las del jefecito pueden terminar costándole su presencia en el próximo clásico. Para consuelo de los culés, la expulsión no sirvió de acicate para una último arreón armero porque en la jugada inmediatamente posterior la sociedad Neymar – Suárez finiquitaba el encuentro con otro gol del charrúa para completar su segundo hat trick como azulgrana. Un triplete que habría podido terminar siendo un poker si el árbitro no hubiera decidido pitar el final el partido justo cuando Luis se disponía a rematar en el área pequeña.
9.- Más allá de los tres puntos, la mejor noticia para el Barcelona es el gran estado de forma de las dos piezas que le quedan de su tridente ofensivo. Neymar volvió a ser faro en ataque, y a pesar de múltiples pérdidas de balón y de terminar siendo derribado la mayor parte de las veces en que parecía poder superar la defensa contraria, suyas fueron las asistencias de dos de los tres goles. En cuanto al uruguayo, éste repitió su habitual catálogo de valiosísimos movimientos sin balón, pero además los completó con acierto de cara al gol. Su tercer tanto debería enseñarse en toda escuela de nueves por cómo le indica a Neymar dónde la quiere, cómo se crea espacio para el remate ante su marcador al bajarla con el pecho, y cómo finaliza fuera del alcance del guardameta.
y 10.- En el debe queda la incapacidad de imponerse mediante el juego. Sin Messi ni Iniesta no hay más sistema que entregarse al intercambio de golpes confiando en que la calidad de los que quedan arriba pueda imponerse en jugadas aisladas. No salió bien ni en Vigo ni en Sevilla, pero la diferencia en calidad individual sí se impuso en el día de ayer. A falta de juego, jugadas.
* Xavier Codina.
– Foto: EFE
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