Liga BBVA 2014-2015 / España / Fútbol / Crónicas 2014-2015
1.- Cuando se consigue lo que queda por encima de las virtudes, uno no sabe si lo justo es el elogio o la crítica. El Madrid es un equipo camaleónico, un ejército de darwinistas que convive con lo mismo replegado en su campo martilleando a bocados, que amasando el balón en una de esas conservaciones infinitas que cambian de ritmo cada vez que aparece Cristiano. Da sensación de equipo pletórico incluso en las noches discretas, como hoy, en las que generó mucho más por calidad individual que por rendimiento colectivo.
2.- Málaga y Madrid estaban de acuerdo en casi todo lo que pasó el primer tiempo y solo Cristiano, que es un eslabón suelto como un extraterrestre que aterriza en los partidos y se marcha, afilaba el cuchillo. Ni siquiera del todo en las transiciones James, Bale o Benzema (este acuchilla en silencio) pretendían encender el partido. Aun así, en el minuto 12, el Málaga ya se había expuesto más que en cualquier otro partido. Lógico, tenía el Madrid enfrente, se puede pensar. La realidad es que Darder y Recio veían balas de ida y vuelta sin poder siquiera detectar si era Channel lo que llevaban. Faltaba Camacho, pieza clave por tierra y aire. Él es el soporte en el que se ancla el Málaga para incorporar al ataque a su interior y a la presión. Recio y Darder se cogieron de la mano y donde iba uno, iba el otro, tanto que en ataque parecían superpuestos.
3.- El Málaga, como los garbanzos en agua, se fue reblandeciendo en el partido y limitó las pérdidas como Gracia había previsto: estando juntos y cortos en el repliegue y usando a Santa Cruz para jugar de cara. El partido, en el que el Málaga nunca terminó de mandar (salvo a partir de la expulsión de Isco), fue tomando ese color de cara, más blanco que moreno, en el que el Madrid se siente cómodo para dar zarpazos. Este Madrid, aun menos que otros, también lleva en el ADN la posibilidad de convivir con la coletilla que Lama puso a Raúl: (parece que) no hace nada, pero mata a cuchilladas. Es el equipo que mejor aprovecha los errores del rival. Por eso sus goles duelen más, porque siempre dejan la sensación de que la responsabilidad es de uno y nunca del Madrid. Pasaban por allí y pum.
4.- Y así, de hecho, llegó el segundo de Bale. Cristiano peinó el balón (¡sin despeinarse!) y Bale ametralló a Kameni. Por cierto, el portero camerunés, que llevaba ausente de los highlights de la Liga desde tiempos de Montjuic, tuvo la mejor noche desde que está en Málaga. No atajó una, pero las paró todas y de mil maneras. Al final, en zona mixta, Kameni habló el último. Iba recogiendo los micros que los demás dejaban (Casillas, Añor…) y, mientras cruzaba los brazos dispuesto a hablar, el autobús del Madrid salió al contragolpe hacia el aeropuerto, no fuera el camerunés a plantarse en la puerta del garaje para impedirles pasar.
5.- Al Madrid le costaba llegar al área lo que a Cristiano un cambio de ritmo. Ocupó más centro que Benzema y eso quizá privó a su equipo de alguna contra más. Si tiene un déficit el Málaga es la salida de balón. Por ahí le llegaron tres disgustos serios. El Madrid, ordenando con bastante rigor en el ya habitual 4-3-3 con Bale haciendo de gancho para el 4-4-2, solo necesitó presionar tres veces y el Málaga volvió a renunciar a salir por abajo. Pero encontró a Santa Cruz, que permitió oxigenar entregando entre un millón y dos millones de balones de cara hasta que salió Illarramendi. Si no fuese por la expulsión de Isco, ahí hubiese acabado el partido.
6.- No es que el vasco jugara de cine, sino que el guión ya lo había dejado marcado el Madrid durante algunas fases: el Málaga quería que el rival deambulara por el centro para que nunca consiguiera llegar al área, por lo que si los de Ancelotti generaban allí superioridad, el Málaga tendría demasiadas preguntas que responder y muchas vías que atender. Kroos se guardó el balón y se lo llevó a Isco (ya en la izquierda) y Marcelo para que entre los tres amasaran el pan de mañana. Darder, el eje que marca la altura de la presión del Málaga, no sabía si saltarse el plan inicial o esperar. Si esperaba, el tiempo pasaba; si iba, el Madrid podría finiquitar sin haber llegado a las manos. Entre las dudas se evaporaba el tiempo hasta que Samu García, que es como Navidad Ramírez en la americanísima Gangster Squad (parece la nada, pero está en todas), forzó la expulsión de Isco. El niño, prodigio y pródigo, se marchó con una ovación de más agradecimiento que nostalgia.
y 7.- A partir de ahí (¡minuto 86!), el Málaga dominó y empujó de verdad. Buscó a Roque e insistió con los jóvenes Horta y Añor por dentro para que Rosales, Castillejo y Boka sondearan a Casillas a base de centros. Lo consiguió en dos ocasiones y una acabó en gol. Era tarde, porque el Madrid de Carlo Darwin, a ratos al ralentí, otros a esprín, había conquistado la decimosexta en la noche de Kameni.
* Fran Alameda es periodista.
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal