"El modelo de juego es tan fuerte como el más débil de sus eslabones". Fran Cervera
Liga BBVA 2014-2015 / España / Fútbol / Crónicas 2014-2015
1.- Se ha hablado poco de fútbol esta semana en Barcelona, con juicios perdidos y facturas por cobrar que nunca serán cobradas. Y por desgracia, en el entorno culé se seguirá hablando de todo lo que no es fútbol, porque desde dentro siguen empeñados en que los juzgados tengan prioridad al juego de posición. Y, mientras tanto, pancartas retiradas en el Camp Nou y preguntas, muchas preguntas en el aire.
2.- Trataremos de responder a las que se refieren a lo futbolístico. La visita del Celta, equipo que aún no sabe lo que es perder fuera de casa, podía significar un soplo de aire fresco para el conjunto de Luis Enrique o servir de cimiento para que las dudas crecieran. El debut de Luis Suárez en el Camp Nou y la posibilidad del récord batido por Messi pasaron a un segundo plano.
3.- El Celta quería el balón, pero sabía defender sin él. Berizzo alternó el repliegue medio con la presión adelantada si en el Barcelona iniciaba la jugada Claudio Bravo. Cuando los gallegos iban a buscar al Barça, tres contra tres frente a Mascherano, Busquets y Mathieu, y balón perdido. Si el Celta defendía de manera posicional, generalmente se situaba en 4-4-2, pero no dudaba en cambiar incluso al 3-5-2 para que Messi no recibiera por dentro. El planteamiento de Berizzo provocó que el Barcelona tuviera muchas ocasiones, pero nunca se sintiera cómodo en el partido.
4.- Además, el Celta sabía cómo atacar. Siempre que se pudiera, salida desde atrás, líneas avanzando juntas y posesión de balón, alternándolo con la búsqueda rápida a Larrivey, que descargaba para los jugadores de segunda línea que, rápidamente, buscaban atacar el costado de Dani Alves, donde Nolito no acababa de ser resolutivo por su desacierto técnico y las buenas coberturas de Mascherano. Pero Nolito acabó apareciendo y acertando. Y el Barça se derrumbó.
5.- Mientras tanto, los culés tenían ocasiones. Neymar remataba al palo, Sergio Álvarez acertaba a parar los intentos de Messi y los movimientos de Luis Suárez ayudaban a que la sensación de peligro fuera constante, pero el juego, lo que siempre había hecho grande a este equipo, brillaba por su ausencia.
6.- Y he aquí el tema trascendental: ¿a qué se quiere jugar? Si el objetivo es a lo de hoy, estamos ante el Barça de las transiciones. Un equipo separado, con un centro del campo de menos control, buscando el cuerpo a cuerpo con el rival y esperando que alguno de los tres genios del ataque resuelvan el partido. El Barça de hoy, el de las transiciones, tiene problemas para recuperar porque tener jugadores físicos en el centro no soluciona nada si el equipo está partido. Mientras, Busquets tiene un desierto que abarcar, Rakitic se muestra totalmente intrascendente y los jugadores conducen mucho, corren más y controlan menos.
7.- Esta propuesta es totalmente lícita. El Barcelona tiene en ataque a alguno de los mejores jugadores del mundo, y el plan puede dar sus frutos. Dicho esto, está muy alejado del juego de posición que ha llevado los mejores resultados en la historia del club, de lo importante es no perderla y del ADN de La Masia. En la primera parte vimos muchos balones largos que se tornaban en regalos para el Celta, que avanzaba y tocaba, mientras el Barcelona corría y corría. Y pese a esto, insistimos, el Barça tuvo muchas más ocasiones que el rival y, lo normal, por presencia en las áreas, es que hubiera ganado. Pero las sensaciones de la primera mitad no eran positivas.
8.- Y en la segunda se refrendaron. Los culés seguían creando peligro, con Messi juntando rivales y habilitando a sus compañeros, sobre todo a Jordi Alba, que se incorporaba por la banda izquierda. El plan parecía, en ataque posicional, hacer aclarados para que Messi decidiera con una jugada personal, o encontrara a algún compañero libre. Pero incluso los mejores baloncestistas de la historia, como LeBron James, Kobe Bryant o Michael Jordan, han necesitado compañeros inteligentes que supieran moverse sin balón y entrenadores que gestionaran ese talento ofensivo. Messi siempre recibía lejos del área con dos líneas defensivas que superar.
9.- Las sensaciones cada vez eran peores y en el minuto 54 se desencadenó la tormenta: balón largo buscando a Pablo Hernández, que le ganó el salto a Mascherano. No parecía haber peligro, porque Alves tenía ventaja sobre Nolito, pero el enésimo despiste del brasileño provocó que el exjugador blaugrana controlara el balón, se aprovechara de la poca intensidad defensiva de Busquets y Mathieu y habilitara de tacón a Larrivey para que el argentino definiera ajustado al palo. Nada pudo hacer Claudio Bravo.
10.- Luis Enrique movió el banquillo. Se retiraron Busquets y Rafinha y entraron Xavi y Pedro. Se quedó el Barcelona con tres defensas, Mascherano por delante, Xavi en la base y el tinerfeño jugando abierto en la derecha, con Luis Suárez como nueve. Rakitic se movía, pero no participaba, y el juego no mejoró. Porque el Barcelona hacía jugadas, pero no jugaba.
11.- Y además no estaba acertado de cara a puerta, con un gran Sergio Álvarez, que además tuvo como aliado al palo en cuatro ocasiones. El Celta aprovechó el caos blaugrana para salir al contraataque y hacerlo con peligro. Krohn-Dehli se movía con inteligencia y Nolito dominaba a la defensa culé. El partido se había convertido en un ida y vuelta al que el gran Barcelona no está acostumbrado, y menos cuando falla el físico (muchos metros que abarcar) y la mente (la derrota en el Bernabéu hizo daño). Pero sobre todo, el juego. Lo primero siempre es el juego.
12.- Lo grave para el Barcelona es que la derrota no sorprende del todo. Ocasiones hubo muchas, pero el equipo no controló el partido. ¿Es esto lo que quiere Luis Enrique? Si atendemos a sus declaraciones después del partido, no: “El objetivo es dominar el encuentro desde la posesión y no ir al golpe a golpe”. Si el ida y vuelta es buscado, hoy no salió bien porque faltó acierto, pero con Messi, Suárez y Neymar no siempre ocurrirá esto.
13.- Ahora bien, si realmente este no es el plan de juego, hoy (y en los últimos encuentros) hubo errores en la preparación y la ejecución. Para empezar, porque un centro del campo con Rafinha y Rakitic no asegura posesión y control del balón. Pero tampoco parecía que se pretendiera, pues ante cada presión, Mathieu y Mascherano no dudaban en regalar el esférico. La regla de los 15 pases para que el equipo esté ordenado tras la pérdida no se cumplía. Un mundo entre las líneas provocaba que los jugadores no llegaran a los balones divididos, que no hubiera coberturas excepto las de Mascherano, y cada vez que se podía correr, se hacía.
14.- Este plan de juego, si fuera definitivo, podría valer, pero lo cierto es que está muy alejado de las características de los propios jugadores, del ideario culé y de lo que permitió al Barcelona posicionarse como un club distinto y distintivo, referente en el fútbol mundial por su estilo de juego. Para jugar a lo que en el Camp Nou están acostumbrados, los centrales tiene que ser atrevidos con el balón y los interiores aparecer y ordenar al equipo a través de este, avanzar en conjunto y defender como tal. Si eso no se cumple, estamos ante el Barcelona de las transiciones, que no es mejor ni peor, sino distinto.
y 15.- Lo primero es definir a qué se quiere jugar, cuál es el plan de juego y apostar por ello tanto en la alineación como en la manera de moverse y ejecutarlo dentro del campo. Posesión o espacios, control o transiciones. Luis Enrique necesita hacerlo pronto.
* Ismael Ledesma.
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal