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Bloques acorazados. Defensas acumulativas. Hombres conteniendo. Ahogo al poseedor del balón y eliminación de cualquier espacio útil para el rival. Todo para frenar al coloso alemán.
Hace mucho tiempo que Pep Guardiola tiene que lidiar con un problema que se repite partido tras partido: cómo superar la organización defensiva rival. A excepción de algunos atrevidos, la mayoría de equipos que se enfrentan al Bayern de Múnich ofrece defensas acumulativas en campo propio; juntar piernas cerca del área para frenar el tan temido juego asociativo muniqués.
En esta ocasión analizamos la fase ofensiva de su partido contra el CSKA de Moscú, correspondiente a la segunda jornada de la UEFA Champions League.
El equipo moscovita formó con un 1-5-4-1, bloque corto, pero también amplio para defender la amplitud bávara. Y defensa en campo propio, permitiendo al Bayern de Múnich iniciar todos sus ataques en campo rival. Ahí es donde se jugaría el partido.
El conjunto de Pep Guardiola formó con un 1-4-3-3, o llámenlo como quieran. Porque a excepción de algún ataque del equipo local, y siempre en transición ofensiva, no pudimos observar esa organización en ningún momento del partido.
Lo que sí parece claro es que los dos supuestos laterales, Alaba y Lahm, jugaron por dentro, y que siempre ocuparon una zona intermedia durante el ataque. Robben y Bernat frecuentaron los pasillos exteriores y Müller, Götze y Lewandowski se movieron en una supuesta línea de tres profunda.
De esta forma, pudimos observar un 1-2-3-3+2 durante el ataque posicional.
En la siguiente imagen observamos los movimientos tipo ofrecidos por cada jugador durante el ataque. Centrales siempre en el círculo central. Lahm y Alaba con movilidad vertical por dentro. Robben recibiendo fuera y conduciendo hacia dentro. Bernat alternando diferentes alturas en función del la posición de los compañeros. Götze, Müller y Lewandowski con movilidad transversal desde una altura profunda. Y Xabi Alonso por detrás de balón, basculando en función del mismo, y ofreciendo siempre continuidad en el juego y una posible intervención inmediata en caso de pérdida (transición defensiva).
Generalmente se dieron asociaciones grupales en función de la ocupación en el campo.
Pese a que la movilidad fue constante, esto dio una ocupación racional que en algunos casos fue negativa para sorprender y romper al bloque rival.
Señalamos esa aparición del cuarto hombre, con la búsqueda de la superioridad numérica y posicional que pocas veces tuvo éxito en la primera parte.
Durante la fase ofensiva pudimos ver dos (tres) sub-fases. Una primera donde aún no se había superado la primera línea de presión del equipo rival (omitimos la defensa semipasiva del punta). Y una segunda cuando esa línea fue superada. O lo que comúnmente conocemos como iniciación, construcción y finalzación (sería la fase 3), pero visto desde un punto más cualitativo, pues no hace referencia a una zona del campo sino a una situación en el juego.
El partido trascurrió en la Fase 1, y el mayor porcentaje de posesión muniquesa corresponde al momento inicial del ataque posicional. Sucesión de pases para superar la primera línea de presión y encontrar espacio para la finalización.
En la primera parte fue más notorio y fueron muy pocas las veces en las que el Bayern pudo superar el entramado defensivo preparado por Leonid Víktorovich. En la segunda mitad, un CSKA algo más volcado arriba, y a buen seguro algunas correcciones en el descanso, provocaron una mayor posesión por dentro del bloque (Müller-Lewandowski), aunque sin traducirse en un gran número de ocasiones.
La estructura espacial y su correspondiente situación numérica de la Fase 1 la podemos ver en la siguiente imagen. Racionalmente fueron buenas situaciones para el Bayern, pues a priori su organización durante el ataque le permitía una equilibrada transición defensiva, siempre y cuando la vigilancia al delantero centro del equipo ruso, Musa, fuera intensa cuando la participación de los centrales en la circulación fuera pasiva.
En ese 8×9 es donde radicó la creación o no de ocasiones. Esa línea de 5 del CSKA permitió la defensa de la línea profunda del Bayern de hasta 5 jugadores: extremos + delanteros centro.
Vemos la orientación individual hacia la línea de presión durante la Fase 1 de todos los jugadores.
Es importante tenerlo en cuenta a la hora de corregir en el descanso. Desde esta situación general, y a priori, podemos corregir la orientación y el perfilamiento a la hora del desmarque de apoyo entre líneas, altura y posicionamiento para recibir por fuera y realizar el uno contra uno, timing para la ruptura o apoyo cuando el compañero tiene balón.
Observamos cómo en la línea profunda podía estar una de las claves para superar esa primera línea. Recibir a la espalda del mediocentro para girarse y atacar frontalmente, mientras el compañero fija a los centrales evitando la anticipación.
Durante la segunda mitad pudimos ver un mayor número de pases filtrados a jugadores que flotaban por dentro.
En las siguientes imágenes podemos ver las situaciones numérico espaciales que se producían en el mesoespacio (zona de balón). Generalmente frecuentadas por cuatro hombres más Xabi Alonso por fuera de la misma, y donde los laterales (interiores) poseían frontal a la situación.
El CSKA masificó la zona con una gran defensa basculante, provocada en gran parte por esa línea defensiva amplia compuesta por cinco jugadores. Por su parte, el Bayern de Múnich quizás pecó de excesiva pasividad y no provocó con constantes desmarques de ruptura ni fijó a jugadores de la última línea para conseguir opciones de dos contra uno. Esto se tradujo en constantes circulaciones de balón por fuera de la primera línea presionante (Fase 1).
Aquí vemos una posible solución ante la estrategia defensiva rival: atraer en una zona con muchos hombres, provocar la acumulación rival y girarlo al otro lado para tener opción de uno contra uno. Supuesta concentración de Müller, Bernat, Alaba y Götze, más pase a la zona libre de Xabi Alonso, que juega con Robben en el lado contrario para terminar con un uno contra uno. Muy fácil desde aquí, no tanto desde el verde.
Victoria para los de Guardiola por 0-1, gol conseguido de penalti que fue provocado por un gran ataque posicional donde se consiguió filtrar un pase entre líneas para controlar y atacar frontalmente la línea defensiva rival. Ahí tenía que estar la clave. Y así fue.
* Gonzalo Escudero.
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