Liga BBVA 2014-2015 / España / Fútbol / Crónicas 2014-2015
1.- Al descanso del partido cabían dos preguntas: ¿conservaría el Barça la paciencia necesaria para seguir chocando contra el muro hasta derribarlo? ¿De qué manera buscaría el Villarreal amenazar la portería de Bravo? Ambas cuestiones empezaron a despejarse a la hora de encuentro. El equipo de Luis Enrique se mantuvo paciente y bien orientado a pesar de la sobresaliente organización defensiva local, que engullía todos los esfuerzos barcelonistas. En ese momento, Marcelino introdujo a Vietto y Espinosa por Cheryshev y Cani, que parecían haberse exprimido por completo, y eso separó las líneas amarillas, para bien y para mal.
2.- Todavía en agosto, el Barça de Luis Enrique muestra algunas virtudes más que notables: impone jugar en campo contrario, lo hace protegiendo con corrección sus flaquezas en la transición, ejecuta coberturas correctas en todas las zonas y, lo más intangible, destila energía por todos los poros, valga Messi como ejemplo. En este entorno, un hombre como Rakitic sobresale poderosamente porque muestra todo el arsenal de capacidades que atesora: técnico, físico y de inteligencia táctica. El croata ha adquirido en pocas semanas un peso sustantivo en el equipo.
3.- Aunque el Villarreal salió con aspiraciones de ubicarse en un 4-3-1-2 con Cani en la punta del rombo central y Cheryshev y Gio por delante, el Barça fue apretándolo muy pronto contra su área hasta el punto que dicho rombo quedó aplastado por el centro. A veces defendía en 4-3-3, pero rápidamente debía situarse en 4-5-1. Bajo cualquier formulación, los amarillos pegaban tanto entre sí los dos principales bloques que dejaban sin espacios intralíneas a los barcelonistas, a quienes repelían hacia el exterior.
4.- Al Barça no le desagradaba esa reacción, pues sus teóricos extremos se movían por espacios interiores, dejando la cal para los laterales. En realidad, Alves y Alba se situaban a distintas alturas y posiciones: el brasileño, muy arriba y muy cerca de la banda; el catalán, bastante más bajo, por detrás de Rafinha, el más móvil y liberado de los centrocampistas del Barça, dado que Busquets y Rakitic dedicaban la mayor parte de sus esfuerzos en dar cobertura a sus laterales y proteger el eje central de cualquier transición local. Lo consiguieron.
5.- De esta manera, la mayor parte del tiempo el Barça jugó en campo contrario (67 % de localización del balón en campo contrario, datos de Carles Doménech) y el Villarreal lo hizo encerrado en su área de un modo similar al del siguiente diagrama:
6.- Más del 40 % del juego blaugrana transcurrió por el carril derecho, donde Alves ejerció de extremo y Rakitic, prácticamente, cumplió las funciones propias de un lateral además de las que le corresponden como compañero de Busquets en la medular. Ningún jugador tocó más veces el balón que Alves: nada menos que 146 toques, una cifra enorme. Entre ellos, 18 centros al área, la mayoría correctamente ejecutados aunque también denotaron un defecto: había muy pocas posibilidades de un remate por alto frente a centrales como Musacchio y Víctor Ruiz. De hecho, 14 de los 18 centros fueron rechazados por defensores.
7.- Por el contrario, cuando Alves jugó en raso desde la banda logró generar mayor peligro real. Cabe pensar que si optó en más ocasiones por centrar que por pasar no fue por elección, sino por la posición de sus compañeros, a quienes les costó encontrar y ofrecer las citadas líneas de pase. Por todo ello, el abrumador dominio barcelonista cerca del área de Asenjo arrojó muchas menos ocasiones de gol de las que podía calcularse, aunque acabó disparando una veintena de veces. Cuando Messi y compañía conseguían esa centésima de ventaja, ahí aparecía un colosal Víctor Ruiz, cuando no Musacchio y, finalmente, un Asenjo que ha regresado al gran nivel de hace un lustro.
8.- Hasta seis balones fueron repelidos por los postes, tres en cada portería, pero el dato no refleja la realidad del juego, inclinado el campo sobre la meta amarilla, entre otras razones porque el Barça recuperaba el balón con prontitud en cuanto lo perdía, recordando una de las grandes virtudes cardinales de los años gloriosos. Pese a dicho dominio, Marcelino aspiró a pillar una buena transición para conseguir el gol del triunfo, por lo que dio entrada a Vietto y Espinosa, que defendieron con menos ardor que Cheryshev y Cani, pero acertaron a replicar al Barça con varios balones cruzados que desestabilizaron a Mathieu, autor de tres despejes fallidos de altísimo peligro.
9.- Mientras los cambios locales daban un paso adelante a cambio de regalarle un poco de oxígeno a Messi para el gambeteo, Luis Enrique optó por Xavi para asentarse aún más arriba y por Sandro para despejarle el terreno a Messi, dado que el delantero canario es quien mejor ejecuta los desmarques dentro-fuera. Fatigado mentalmente, el Villarreal sufrió cuando se abrieron las líneas y aparecieron los espacios, aprovechados por Alves y Rakitic, con Xavi sajando en carne viva, hasta que en la acción más inesperada Neymar filtró para Messi, que aceleró en vertical, se detuvo en seco, ajustó por debajo de la sotana de Asenjo y y sirvió a Sandro el gol del triunfo.
y 10.- Para este buen Villarreal fue una cruda caída de su muro, excelente y sobrio, quizás a contrapié de lo que un equipo tan creativo preferiría en su fueron interno, pero obligado ante un Barça que muestra un alto nivel de coordinación y comprensión de los conceptos tácticos de Luis Enrique pese a estar apenas en el primer paso del curso. Aún más: que muestra un carácter, tanto en la paciencia como en el ansia, muy alejado de la mansedumbre diletante del último año y medio, cuando el equipo se fue deshilachando víctima de tantas desidias (o desdichas) conocidas.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal