"Lo que equilibra a un equipo es la pelota. Pierde muchas y serás un equipo desequilibrado". Johan Cruyff
El tenis norteamericano está de capa caída, al menos el masculino. Cada día un poco más. Y como muestra de ello, lo que está ocurriendo en su casa, en el que históricamente ha sido su territorio, el US Open. Llegan los octavos de final, la cuarta ronda del torneo, y no quedan tenistas de Estados Unidos. Un hecho insólito, aunque no sorprende en exceso si se tiene en cuenta que el primer jugador norteamericano en el ranking de la ATP es Isner, el decimoquinto del mundo. Tanto él como Querrey, que perdió ante Djokovic, cayeron antes de concluir la primera semana de torneo, en tercera ronda, dejando huérfana la participación norteamericana en el cuadro masculino de Nueva York.
Lejos quedan los años de dominio estadounidense en su terreno, sobre superficie dura. La última vez que un jugador de Estados Unidos se coronó en Flushing Meadows fue en 2003, cuand Roddick (la última perla que ha dejado su tenis) venció en Nueva York un año después de que lo hiciera su compatriota Pete Sampras. En el 2005 se coló en la final Agassi y en 2006 perdió ante Federer el propio Roddick. Desde entonces, nada de nada.
Lejos, ya muy lejos, quedan las grandes victorias de Connors, McEnroe, Sampras o Agassi. Y qué decir de las de Sears, Tilden o Larned, los tres hombres que más títulos individuales han sumado (7) en su casa. Pero desde entonces ha llovido mucho. La última gran racha del tenis norteamericano llegó de la mano de Agassi y Sampras, cuando entre los dos se impusieron en cuatro ediciones consecutivas (1993-1996). Antes, entre 1978 y 1984, nadie logró destronar a Connors y McEnroe.
Aunque la situación actual no sorprende si se analiza el ranking mundial. Solo hay seis tenistas norteamericanos entre los 100 primeros. No solo no hay ningún jugador dentro de los diez primeros, sino que solo hay dos entre los cincuenta (el ya citado Isner, el 15, y Young, el 47). Más atrás, Johnson (51), Sock (55), Querrey (57) y Smyczek (90). Dicen que las comparaciones son odiosas, y en este caso lo son, pero como muestra de la superioridad de otros países, España tiene al doble (12) de jugadores entre los cien primeros, y el mismo número (6) entre los 30 primeros que Estados Unidos entre los cien de cabeza. Y para colmo, el país con más victorias en Copa Davis (32) lleva sin vencer el torneo desde 2007 y este año tampoco lo lograrán, pues no están clasificados para las semifinales.
En categoría femenina, la situación es diferente. La número uno del mundo, Serena Williams, avanza y es la favorita a alzarse con el título, aunque es la única estadounidense clasificada para octavos y solo ella ocupa una de las primeras diez plazas de la clasificación de la WTA.
* Karel López.
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