"Se llama genio a la capacidad de obtener la victoria cambiando y adaptándose al enemigo". Sun Tzu
Ruth Beitia lo ha vuelto a conseguir. Once medallas internacionales son las que, con el oro de Zúrich, acumula la cántabra. De todos sus oros, este es el de más valor. Lo había ganado en Gotemburgo y en Helsinki, pero en esta ocasión sus rivales eran de mucho mayor nivel. Además, lo hizo con uno de los mejores saltos de su vida: 2.01), su segunda mejor marca. Esta era la cuarta vez que en toda su carrera saltaba 2.01. La última ocasión en que lo había conseguido fue en el año 2009. Es su mejor marca personal en un gran campeonato, lo que denota que la carrera deportiva de Beitia tiene un cambio evidente en el año 2012 con el triunfo en Helsinki. Hasta entonces había competido de manera espectacular en pista cubierta, donde solía acabar en el podio, pero su asignatura pendiente eran los grandes campeonatos al aire libre. Lograba entrar siempre en la final, pero una vez ahí no sacaba tanto provecho como en la pista cubierta. Pero todo cambió en la capital finlandesa. Ese oro le demostró que también podía estar con las mejores cuando de grandes campeonatos se trataba. Rindió de manera fantástica en los JJ. OO. Solo un salto a última hora de Barrett la apartó de la medalla, pero era la primera vez que al aire libre se codeaba con las más grandes sobre la barrera de los dos metros. Gotemburgo 2013 fue el siguiente paso, ya no luchaba por medallas, lo hacía por el oro ante las suecas en su casa y las derrotaba.
Con el oro de Zúrich consigue además ser la mejor atleta en el salto de altura desde el 2012. Mientras Shkolina, Chicherova y Vlasic han tenido lesiones que las han apartado por momentos de la élite, Beitia ha tenido una carrera que le ha permitido estar en todos los grandes eventos. Once medallas internacionales no las tiene ninguna de sus grandes rivales, aunque evidentemente la cántabra cuenta con la ventaja de que por edad lleva más años en la élite.
Diana Martín, simultáneamente a los saltos de Beitia, consiguió una medalla de bronce en 3000 metros obstáculos con sabor a oro, ya que es la primera medalla internacional de la madrileña. Es el fruto del trabajo y de la inteligencia de una atleta que estuvo luchando por la medalla toda la última vuelta. Tres son metales a repartir y cuatro eran las atletas que lucharon en esa última vuelta por el podio.
Javier Guerra se consagró como un gran maratoniano logrando un inesperado cuarto puesto, lo que confirma que de cara el futuro tenemos un atleta de primera línea mundial en la distancia. Está era su tercera carrera en la distancia y compitió como si llevara toda la vida en ella.
Eusebio Cáceres volvió a un cuarto puesto, el mismo que el año 2013 en Moscú. Una rotura fibrilar le obligó a abandonar el concurso cuando estaba en cuarta posición. Se tuvo que conformar con un salto de 8.11, a 3 cm de la medalla de bronce.
En el medallero, los británicos lograron superar a todos sus rivales con 12 medallas de oro (23 medallas en total) y con algunas figuras destacadas como Farah, Rooney y Gemili. Segunda quedó Francia con 9 oros (23 en total) y tercero, Alemania también con 9. La gran derrotada fue Rusia, que consiguió solo tres oros. España quedó en octava posición con seis medallas (dos de oro) y en sxeta por puntuación de finalistas.
Al igual que en la prueba femenina, se corrió mucho desde el primer metro y los tiempos fueron extraordinarios para el tipo de circuito. La prueba fue inicialmente lanzada por el italiano Pertile, pero pronto apareció la figura de Chabowski, que dinamitó la prueba. El polaco se marchó con parciales que rondaban los tres minutos kilómetro, lo que hizo que fuera aumentando la distancia con el grupo perseguidor. A los 10 kilómetros sacaba 7 segundos; a los 15 eran 28; y a los 20 ya eran 44. Pero después de un parcial de 30.22 con subida incluida, empezó a bajar su ritmo del 25 al 30 al correr en 15.44 y luego otro de 16.31 entre el 30 al 35. Era carne de cañón y fue superado por sus rivales hasta que se retiró. Por detrás atacó Meucci, lo que provocó que se rompiera el grupo. Shegumo se colocó segundo y Guerra, tercero, pero vino por detrás el ruso Reunkov y lo superó. El atleta segoviano volvió a tener una actuación sobresaliente. Meucci entró vencedor con 2:11:08, segundo fue Shegumo (2:12:00) y el ruso Reunkov fue tercero con 2:12.15. Guerra acabó cuarto (2:12:32). Meucci venció con dos parciales idénticos: 65:34. Esto demuestra una perfecta administración de las fuerzas. La prueba sirvió de despedida de Viktor Rothlin, que terminó quinto (2:13:07). Por equipos, el triunfo fue para Rusia, seguida de Francia y Suiza.
El concurso parecía que tendría poco nivel por las bajas de Chicherova, Vlasic y Shkolina, pero al final tuvo un nivel medio más que notable. Cinco atletas lograron superar el 1.97. La siguiente altura era 1.99, y allí quedó eliminada la alemana de origen francés Jungfleish. Las otras cuatro saltadoras (Simic, Kaspryzcka, Beitia y Kuchina) superaron el listón, pero la española lo hizo a la segunda y sus rivales a la primera, por lo que iba a ser cuarta si superaba los 2.01. El listón subió a 2.01 y Beitia lo superó a la primera, mientras que sus rivales falalron, permitiéndole ganar la medalla de oro. La plata fue para Kuchina (1.99) y el bronce para Simic (1.99). Simic consiguió un sorprendente bronce y marca personal. Su temporada había sido buena, pero parecía que estaba bajando de forma y su actuación en la clasificación fue mejorable. En esa ocasión saltó 1.89 a la tercera y estuvo a punto de no llegar a la final. En su defensa hay que decir que las condiciones fueron muy distintas un día y otro.
Beitia se unió a Balas en ser la única atleta con dos títulos de campeona de Europa. Su triunfo lleva el premio añadido de que será la representante de Europa en la “Copa Continental”, antigua Copa del Mundo, en la que representará a Europa.
Diana Martín logró el bronce después de una extraordinaria carrera en la que fue vital su mejor paso de obstáculos y sobre todo de la ría, lo que le permitió afrontar la recta final en situación de luchar por las medallas. Hasta esa última vuelta, la prueba tuvo distintas atletas que tomaron el mando. Kudzelich, la propia Martín, Möldner-Smith… y los parciales fueron de 3:09.85 y 6:24.33. En el último kilómetro de quedó Eriksson, una de las favoritas, y a la última vuelta llegaron cuatro atletas que se jugaron la victoria. Möldner-Smith logró tomar ventaja en la última recta, gracias en parte a un tropezón en el último obstáculo de la sueca Fouberg, que luchaba con ella por el oro. La alemana pasó la ría y el último obstáculo de manera espectacular y le valió una ventaja que en meta fue definitiva. Diana Martín salió mejor de la ría que la bielorrusa Kudzelich, lo que le permitió tener unos metros de ventaja vitales. Los tiempos del podio fueron: 9:29.43 (Möldner-Smith), 9:30.16 (Fouberg), Martín 9:30.70 (Martín; marca personal). Möldner-Smith es una atleta que superó un cáncer y que ha vuelto al máximo nivel después de la enfermedad. La medalla de Diana Martín es fruto de su trabajo y el de su entrenador, Antonio Serrano. Ambos llevan años trabajando juntos. En el 2014 no ha tenido lesiones y eso le ha permitido rendir al máximo nivel en la competición más importante del año.
Rutherford dio una relativa sorpresa en los JJ. OO. de Londres con su triunfo, pero la victoria en Zúrich es solo la confirmación de que estamos ante un gran saltador. En 2013 tuvo muchas lesiones que no le permitieron rendir a su máximo nivel, pero este año ha conseguido cumplir con todos sus objetivos: récord británico, título en los Juegos de la Commonwealth y título europeo. Además, mostrando una enorme regularidad. Su mejor salto fue de 8.29, segundo fue Tsatoumas (8.15) y tercero Goumis (8.14). El griego reconoció que no tenía el tobillo en plenas condiciones, por lo que arriesgó en los primeros saltos, sabedor de que en los últimos no podría estar a tope. El saltador francés se hizo con una medalla inesperada. Eusebio Cáceres tuvo la mala suerte de sufrir una lesión cuando llevaba tan solo tres saltos. La incógnita es saber hasta dónde habría llegado si no hubiera tenido esa inoportuna lesión. El punto más débil de la exitosa carrera deportiva de Cáceres son las lesiones. El año que haga una temporada completa, sin molestias, no tendrá límite.
La entrada de dos atletas en la repesca por caídas hizo que el pelotón fuera un poco más grande de lo habitual. Holusa no salío, pero eran trece en lugar de doce, lo que ayudó un poco a que se produjeran más incidentes. Primero se compió Ó Lionáird, y al pararse casi provoca un incidente. A falta de 400 metros, la búsqueda de sitio para colocarse provocó que se produjera otra caída.
La prueba tuvo un único protagonista: Mahiedine Mekhissi-Benabbad. El francés atacó a falta de 400 metros y dejó al resto del pelotón luchando por los otros metales. La prueba del 1500 siempre es igualada y con llegada apretada, pero en esta ocasión la diferencia fue enorme. Hasta el punto de que Mekhissi-Benabbad tuvo tiempo de dejarse ir en los últimos metros y saborear la victoria. Su última vuelta fue de 52.17, pero dejándose ir. La plata fue para el vigente campéon, Ingebrigtsen, que paró el cronómetro 3:46.10, 8 centésimas menos que O’Hare. Los británicos llevaban años en la búsqueda del sucesor de los grandes mediofondistas de los ochenta y parece que con O’Hare y Grice pueden tener dos valores que se acerquen a las marcas de sus predecesores. Los grandes derrotados fueron los alemanes Tesfaye y Benitz, que se quedaron fuera de los puestos de podio. Bustos entró sexto.
Mekhissi-Benabbad demostró que es un atleta de tremendo valor y que solo su falta de cabeza a la hora de actuar lo convierte en una figura criticable, pero a nivel atlético es un atleta muy competitivo. Consiguió su tercer título europeo. Los anteriores los había conseguido en 3000 metros obstáculos. Su mejor característica es su enorme competitividad. Sus actuaciones en grandes campeonatos siempre son excelentes.
La prueba tuvo un ritmo lento, como era presumible. Todo se decidió en la última vuelta, en la que Mo Farah asestó un ataque que fue mortal para sus rivales. Durante buena parte de ese arreón le aguantó Ibrahimov, pero en el tramo final el azerbayano se rindió. 52.23 fue la última vuelta para Farah y 2:22.80 el último mil. Su tiempo final fue de 14:05.82. Ibrahimov acabó 14:11.82
En el grupo de atrás se vivió una bonita lucha por el bronce de la que saldría vencedor Andy Vernon (14:09.48). Los británicos repitieron podio, pero Vernon cambió la plata del 10.000 por un bronce. Farah se convierte en el atleta masculino con más títulos continentales, solo superado a nivel general por Marita Koch. Desde 2010 ha competido en diez carreras en grandes campeonatos y las ha ganado todass excepto el 10.000 del Campeonato del Mundo de 2011, en el que fue batido por Jeilan. El mejor de los españoles fue Roberto Alaiz, que se estrenaba en esta distancia en una gran competición. El leonés logró entrar quinto con 14:11.47. Antonio Abadía llegó a colocarse en el grupo de cabeza a falta de 500 metros, pero su esfuerzo no tuvo recompensa y finalmente entró en octava posición (14:11.87). El tercero de los españoles fue Jesús España (14:14.57).
Ruuskanen logró un extraordinario triunfo con un lanzamiento de 88.01. El valor de la marca es enorme, y además le hace recuperar para su país un título que se les escapaba desde 1974. Los finlandeses lograron colocar a tres de sus hombres entre los cuatro primeros. La fiesta esta estuvo a punto de ser completa, pero el checo Vesely se encaramó al segundo puesto en su quinto lanzamiento tras lanzar 84.79. Pitkamaki volvió a subir a un podio internacional con un lanzamiento de 84.40. En la sala de prensa se quejó de que se había hecho daño en una uña del pie después de su primer lanzamiento. Ruuskanen llegó en gran forma después de ser campeón finlandés. En los JJ. OO. de Londres fue medallista de bronce y salvó el honor del equipo finlandés. Vesely se vio claramente perjudicado por la configuración del Estadio Letzigrund, que le obligó a tener una carrera más corta de la habitual. Apuró toda la pista posible y la jabalina llegó hasta el público. Muy interesante la irrupción del finlandés Etelatalo.
No hubo sorpresas y las dos grandes de la disciplina a nivel europeo coparon el primer y segundo puesto. Schwanitz lanzó 19.90 y Kolodko, 19.39. La lucha estaba más centrada en el tercer puesto en el que apareció la figura de la atleta húngara Marton que conseguió lanzar la bola hasta los 19.04. El gran vencedor del peso es Sven Lang, entrenador de Storl y Schwanitz (oro en hombres y oro en mujeres). Alemania ha encontrado en los lanzamientos su filón y lo explotan aprovechando la gran calidad de sus técnicos.
Accidentada final: a Kambundji le cayó el testigo de las manos y el equipo neerlandés falló en el primer cambio, lo que apartó a Schippers de la posibilidad de la tercera medalla en el campeonato. Las británicas batieron el récord nacional con 42.24, segunda fue Francia con 42.45 y tercera fue Rusia con 43.22
La baja de Vicaut mermó al equipo francés, que era el único que podía hacer frente a los británicos. Los de las islas consiguieron el triunfo con 37.93, contando con Gemili en la última, posta pero sin Dasaolu. Alemania realizó unos excelentes cambios y se hizo con la plata (38.09). Francia aguantó la embestida del equipo anfitrión y logró el bronce con 38.47.
Se presumía una lucha cerrada entre cuatro equipos, pero finalmente fueron tres los que lucharon por el oro. Las británicas tomaron el mando hasta que Zemlyak las sobrepasó en la última posta, pero en los últimos metros todo cambió, llegó por detrás Guei y le dio la medalla de oro a Francia. Su parcial fue de 49.71, sorprendente para una atleta que tiene 51.72 de mejor marca personal. En su equipo estaba Muriel Hurtis, que se despidió en Zúrich de la alta competición. No hay mejor manera que hacerlo que con un oro. El tiempo de Francia fue 3:24.27, Ucrania realizó 3:24.32 y las británicas se llevaron el bronce con 3:24.34.
Nadie dudaba del triunfo británico, ya que su equipo era el más poderoso y además contaban con Rooney en estado de gracia. Su última posta de 43.93 le dio la victoria a su país con un tiempo 2:58.79. La plata fue para Rusia (2:59.38) y el bronce, para Polonia (2:59.85). Ambos bajaron de tres minutos y los polacos, con el mérito de hacerlo después de sufrir un problema en el tercer cambio.
* Óscar Fernández Villar.
– Fotos: Zúrich 2014 – Getty Images
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