En los noventa años de existencia del Real Club Celta de Vigo han militado excelentes delanteros como Pahiño, Pichi Lucas, Gudelj o Catanha. pero el máximo goleador de la historia de la entidad en Primera División, con 107 goles, sigue siendo Hermidita, un pontevedrés que jugó en la década de los cuarenta y cincuenta. Nacido el 27 de noviembre de 1924 en Gondomar, se desempeñaba como interior. Futbolista rápido y no exento de habilidad, destacaba por su olfato de cara a gol. Muy listo y escurridizo, tenía un poderoso disparo con ambas piernas y un magnífico remate de cabeza.
Comenzó su carrera en el Peñasco y el Berbés hasta que fichó por el Celta de Vigo en 1944. Un año más tarde, uno de los grandes clubes del país, el F. C. Barcelona, quiso hacerse con sus servicios, pero el club vigués rechazó la propuesta. Debutó en Primera División de la mano del técnico húngaro Karoly Platko en la campaña 1945-1946, y en su primer partido ya logró un tanto. Fue frente al Castellón, en Balaídos, el 23 de septiembre de 1945, en un choque que acabó venciendo el Celta por 4-0. En dicha campaña logró un total de cuatro dianas en doce partidos de liga y el Celta salvó la categoría por dos puntos.
En las siguientes temporadas su presencia en el equipo aumentó y su progresión fue extraordinaria. En 1947 sumó 7 goles, con un gran doblete ante el Real Madrid en el Metropolitano, y en 1948 su cifra de tantos subió hasta los 15, resultando clave en las victorias en casa ante Real Oviedo (4-2), el F. C. Barcelona (3-2) y el Atlético de Madrid (4-1), con dos dianas en cada duelo. El técnico Ricardo Zamora armó un conjunto muy sólido, con los defensas Mesa y Gabriel Alonso, el medio Miguel Muñoz o el tridente formado por Hermidita, Retamar y Pahiño, que ocupó una excelente cuarta posición en liga y fue subcampeón de la Copa del Generalísimo en 1948. En un gran torneo copero eliminaron consecutivamente al Club Ferrol, al Atlético de Madrid y al Español para presentarse en la final ante el Sevilla. Inexplicablemente, Zamora no alineó a Hermidita en tal importante encuentro y el Celta cayó claramente por 4-1. Años más tarde, el pontevedrés afirmó que jamás le perdonó al Divino que tomase aquella decisión.
La marcha de Pahiño al Real Madrid en el verano de 1948 debilitó al cuadro vigués. Eso, junto a una campaña floja de Hermidita, con cuatro goles, hizo que el Celta volviese a la parte baja de la tabla en la temporada 1948-1949. Sin embargo, en el curso siguiente el artillero celeste recuperó su mejor forma y completó el año más sobresaliente de su vida. Marcó 21 tantos y fue el tercer máximo realizador del campeonato por detrás de Zarra e Igoa. Tuvo tardes mágicas aquella campaña, como cuando consiguió un poker de goles ante el Gimnàstic de Tarragona, un hat-trick ante Sevilla o un doblete frente a F. C. Barcelona y Real Madrid en Balaídos. Ya no estaba Pahiño, pero con su sustituto Adolfo Atienza se complementaba a la perfección. Sus grandes actuaciones no pasaron desapercibidas y en esta ocasión el que llamó a su puerta fue el Real Madrid y Santiago Bernabéu, obteniendo el mandatario blanco la misma respuesta que el club azulgrana años atrás.
En 1951 su registro de goles bajó hasta los 11, pero en las dos temporadas siguientes se vio al jugador más regular de toda su vida deportiva. En el curso 1951-1952 el binomio con Atienza funcionó a las mil maravillas y entre ambos alcanzaron las 39 dianas: 21 de Hermidita y 18 de Atienza. El de Gondomar volvió a ser la pesadilla de las zagas madridista, sportinguista, santenderina o bilbaína y obtuvo un récord que aún continúa vigente, siendo el único futbolista celeste que ha marcado cinco goles en un partido de liga de Primera División. Fue el 13 de enero de 1952 en Balaídos, cuando batió en cinco ocasiones a Hurtado, arquero del Atlético Tetuán, en el triunfo por 7-0. En la temporada 1952-1953 se fue hasta los 19 goles, vitales todos ellos para la salvación del equipo que ocupó la decimotercera posición, superando a Real Zaragoza, C. D. Málaga y Deportivo de La Coruña en la lucha por no descender.
Sus dos últimas temporadas en el club de sus amores estuvieron marcadas por varias lesiones en el tobillo y la ingle y solo pudo disputar seis partidos (1 gol) en 1954 y cinco (2 goles) en 1955. Se despidió de la elástica celeste en el partido disputado en La Viña ante el Hércules el 13 de febrero de 1955, donde cayeron por 2-1.
Hermidita decidió continuar activo un par de años más y se marchó a jugar al Córdoba, que militaba en Tercera División. Allí coincidió con Juan Araujo, Sebastián Fustero, Manuel Uncilla o su excompañero celeste Julio Outerelo, y en su primera campaña lograron el tan ansiado ascenso a la categoría de plata del fútbol español. En segunda tuvieron un buen año en el Grupo 2, acabando en cuarto lugar, pero el interior de Gondomar perdió el puesto en el once titular y al término de la temporada 1956-1957 puso punto final a su trayectoria tras 27 choques y 18 goles con el cuadro blanquiverde.
No fue nunca internacional con España, aunque en 1950 entró en una prelista para el Mundial de Brasil. Finalmente el seleccionador Guillermo Eizaguirre no le incluyó entre los veintidós convocados y jamás se enfundó la elástica nacional. El 2 de septiembre de 2005 recibió un homenaje en el campo de As Gaiandas en el que se enfrentaron el Gondomar, equipo de su pueblo, y el Celta de Vigo. Falleció el 17 de septiembre de 2005 en Vigo a los 81 años.
* Alberto Cosín.
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