Me pongo las botas y salto al campo, recorro los escasos metros que hay desde los vestuarios hasta el césped con la mirada perdida y las ideas muy claras. Allí esperaré a mis jugadores, que irán llegando uno a uno para explicarles la decisión que lleva tiempo rondándome la cabeza. Van saliendo en cuentagotas del vestuario con los rostros más serios que de costumbre y concentrados como si de una final se tratase…
Una cualidad muy apreciada y realmente complicada es la de ser capaz de rodearte de aquellas personas que te ayuden a mejorar día a día y el fútbol no iba a ser una excepción.
Se trata de un deporte en equipo tanto dentro del campo como fuera de él. Al inicio del partido, los jugadores harán un circulo en el que se conjuran para conseguir la victoria, aunque detrás de esta piña se esconden horas y horas de trabajo por parte del cuerpo técnico, durante la semana, para que su equipo tenga la confianza necesaria para afrontar el reto que se les presenta.
Entrenar a nivel profesional exige un esfuerzo mental y emocional muy alto ya que la presión a la que está sometido el líder del grupo es muy fuerte y, además, la competición no te permite disfrutar de la profesión al 100% porque el sabor de la victoria desaparece al instante.
Al igual que las plantillas deben ser renovadas anualmente para mantener su espíritu competitivo, los entrenadores también deben hacerlo. En ocasiones, simplemente con un cambio de fichas es suficiente; en otras es necesario reinventarse para encontrar nuevas motivaciones o incluso optar por la decisión de abandonar el equipo.
¿QUIÉN DEBE SER EL RELEVO?
La última es una opción que parece sorprendente ya que en el fútbol actual abundan las destituciones y nadie recuerda cuál fue el último entrenador que acabó su contrato, pero también sucede y ésta es la más dolorosa ya que nadie desea abandonar, pero nadie mejor que uno mismo conoce sus limites.
Un factor determinante es que, con el paso de las temporadas, los vínculos se hacen más fuertes entre el líder del grupo y los jugadores, convirtiéndose lo que en un principio podría parecer una ventaja en un problema, ya que el apartado sentimental toma ventaja sobre el profesional.
Una vez el cambio aparece como única solución, ¿Quién debe ser el relevo?
En ese momento comenzarán a sonar candidatos para ocupar el puesto que queda vacante, no contemplando que, a lo mejor, la solución está en casa.
El entrenador ha tenido todos esos años un escudero ejemplar que ha compartido con él todo su trabajo, dudas, alegrías, tristezas; en definitiva, le ha ayudado a construir las claves del éxito y, por lo tanto, ha sido participe de él.
Trabajar en la sombra no es sencillo ya que el reconocimiento de puertas afuera recae en una única persona, pero si eliges correctamente la persona que se lleva los halagos tu triunfo está asegurado.
Además, se da la circunstancia que el apetito que ha podido perder el primer entrenador debido a la presión, permanece intacto en su ayudante ya que siempre ha estado en un segundo plano, aprendiendo del maestro.
El proyecto, de esta forma, se asegura una continuidad y que una idea que ha funcionado no muera o caiga en el olvido con la aparición de un nuevo estratega que no conozca las interioridades del club ni de la plantilla.
La desilusión de la plantilla y la tristeza puede verse reducida si la persona que los liderará la próxima temporada es conocida y, además, por todos es sabido que tiene la capacidad de dirigirles.
La decisión más difícil llega a continuación: abandono junto a la persona con la que inicié el proyecto o decido emprender la aventura por mi cuenta, con la ventaja que podré contar con la ayuda, aunque desde la distancia, del maestro que un día me enseñó el camino y que ahora me deja para poder iniciar en solitario el reto con un conocimiento mayor del jamás esperado.
Una vez aceptada la propuesta, el tiempo será el encargado de determinar si la decisión tomada ha sido la correcta, aunque lo que sí que parece evidente es que la cantera de entrenadores ya está creada.
Una vez finalizadas mis explicaciones, a las que apenas prestan atención todavía conmocionados por el impacto de mi marcha, tengo para todos mis jugadores un último mensaje :“Él es mi sustituto y está preparado”. Los jugadores empiezan a levantar la cabeza del suelo y, sin dudarlo, el capitán alza la voz para decir: “Gracias Mister”.
* Enrique Durán es Director Técnico de fútbol base de los Mamelodi Sundowns de Sudáfrica. Anteriormente fue Coordinador de la FCB Escola. En Twitter: e_duran_diaz
– Fotos: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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