"Todo lo que no está creciendo está muriendo. Crecer significa aprender y transformarte cada vez en una mejor versión de ti mismo". Imanol Ibarrondo
Después de mucho tiempo de conformismo en el mundo de la raqueta, por fin ha llegado el año de la revolución. 2014 está siendo la temporada en la que los grandes pilares del circuito han comenzado a tambalearse debido a un acervo de valientes que, hartos de esperar en la segunda línea, también quieren escribir su nombre en la historia. Con esta situación, y con cuatro meses transcurridos de competición, el calendario hace un alto en la capital de España para dar la bienvenida al Mutua Madrid Open, cuarto Masters 1000 de la temporada. Sin favorito claro, pero con muchos pretendientes, la Caja Mágica se abre de nuevo para repartir suerte sobre la tierra batida. Se admiten apuestas.
Nadie ha ganado más Masters 1000 que él, nadie ha ganado más partidos en tierra batida que él, nadie ha ganado más en Madrid que él. Si juntamos estas tres premisas, parece que nadie actualmente en el circuito puede hacer frente al actual campeón del Mutua Madrid Open. A pesar de esto, y sin que sirva de precedente, el español no parte con tanta superioridad en la carrera hacia el título como en campañas anteriores. Desde su lesión en la final del Open de Australia, donde su espalda y Wawrinka le impidieron levantar su décimo cuarto Grand Slam, los resultados del balear no han sido muy buenos. Las derrotas antes de tiempo, tanto en Barcelona como en Montecarlo, han multiplicado la presión del balear que podría perder el número uno en Madrid si cae antes de cuartos de final y Novak Djokovic sale campeón el domingo. Primera prueba seria para el campeón español.
Su estado de salud es una incógnita. Hasta que el serbio no pise la arena de la Caja Mágica en la jornada del miércoles no sabremos si su muñeca derecha está en estado competitivo. El número dos del mundo no ha podido ni siquiera entrenar desde la lesión que sufrió en semifinales de Montecarlo ante Roger Federer, y forzará, si es necesario, en la arcilla madrileña con el objetivo de recuperar el trono del tenis que perdió el año pasado en el mes de septiembre. Los títulos al hilo en Indian Wells y en Miami sustentan este 2014 de Nole, que empezó con muchas dudas tras su cambio de entrenador, pero ahora la superficie es rojiza y la pelota ya no corre tanto. Veremos si, además de paliar el dolor, el balcánico también es capaz de adapatarse al polvo de ladrillo.
A estas alturas ya nadie se atreve a menospreciar al suizo. Empezó su gran temporada en Chennai, la elevó hasta el cielo en Australia y la terminó de rematar en Montecarlo. Todo esto en solo cuatro meses. Él fue quien inició la presente insurreción de los jugadores que ocupan las primeras veninte posiciones, calmados e inocentes hace años. Ahora viajan con el cuchillo en la boca cargados de afán y talento para desmontar el podio de la ATP. El jugador helvético aterriza en Madrid tras lograr su primer Masters 1000 y ya sueña con el segundo. Enfrente no le faltarán rivales que intenten vengarse del actual número tres del mundo, pero la estadística habla muy claro a favor de Stan: seis de seis en enfrentamientos ante los jugadores del top-10. Que pase el siguiente.
Tres títulos en Madrid en periodos de tres años y ninguno sobre la misma superficie: pista dura en 2006, polvo de ladrillo en 2009 y tierra azul en 2012. Junto a Rafa Nadal, es el tenista que más veces se ha coronado en el torneo español, suficiente para darle como uno de los favoritos al cetro que se entregará el domingo. Pero esta vez Roger vive de algo más que su historial. El suizo ha vuelto por sus fueros y esta temporada ha conseguido recuperar la competitividad en su juego para hacer frente a los grandes colosos del ranking. Así lo demostró en Australia venciendo a Murray o en Dubái tumbando a Djokovic. En Montecarlo se le volvió a escapar el título en su cuarta final en el principado, con lo que ahora intentará resarcirse levantando un nuevo Masters 1000, algo que no hace desde agosto de 2012 en Cincinnati.
A partir de aquí es necesario hacer un paréntesis entre estas cuatro bestias y el resto de contendientes. Wawrinka ha sido el sucesor de Murray en este renovado Big Four, o para la gente que no siga el deporte, los cuatro jugadores que más en forma están. Desde el cuarto puesto de la clasificación hasta abajo aparecen otros candidatos a reinar en Madrid, pero con menos expectativas. Tenistas que, siguiendo la estela del de Lausana, buscan dar el campanazo en este segundo Masters 1000 de la temporada sobre tierra.
Hay una serie de jugadores que esperan desde la retaguardia por si los favoritos fallan. El primer nombre que aparece es el de Andy Murray, de baja desde el Masters de Miami, donde no pudo defender título, y que vuelve ahora, un mes después, a la competición de la misma forma en la que la dejó: sin entrenador. El británico no pasa por su mejor momento, ni de estabilidad ni de juego. Por si fuera poco, la tierra batida nunca ha sido su mejor aliada, pero la clase y la experiencia siempre están ahí y hacen de Andy alguien siempre peligroso. Junto al escocés aparecen Tomas Berdych y Fabio Fognini. Tanto el checo como el italiano tienen una cita este domingo en Portugal y en Múnich respectivamente. Dos finales que tendrán que resolver antes de viajar hasta Madrid y demostrar grandes cosas sobe tierra. Estos tres, junto a Milos Raonic, son algunas de las raquetas con más argumentos para coronarse en la capital de España.
Como siempre que se juega sobre esta superficie, los jugadores españoles parten con una ventaja adquirida desde pequeños. Empezando por Santana o Gimeno, siguiendo con Bruguera o Moyá y acabando con Ferrero o Nadal. Los nuestros siempre han sabido lidiar con la arcilla en la que han obtenido grandes resultados y sobre la que han pasado a la historia del tenis. Entre todos nuestros jugadores contemporáneos, David Ferrer es el más fiable por ranking y por mentalidad. Al finalista de Roland Garros le está costando arrancar en este 2014, en el que ha cambiado de entrenador después de toda una vida. Pero él y Nadal no están solos. Nico Almagro y Fernando Verdasco ocupan el resto de plazas de la Armada con ciertas posibilidades de éxito.
La semana pasada protagonizaron un aviso más de lo que se viene por delante. Se han cansado de esperar, quieren morder y tienen todos los ingredientes para llevarlo a cabo. Kei Nishikori sorprendió a propios y extraños en el Conde de Godó, Grigor Dimitrov hizo lo mismo en Bucarest y hace unos meses en Acapulco, mientras que Ernests Gulbis ya se coronó en Marsella desmontando a dos top-10 locales. Tampoco hay que olvidarse de Aleksadr Dolgopolov (ganó a Nadal en Indian Wells) y Marin Cilic (bicampeón este año en Zagreb y Delray Beach). Todos suman ya títulos en su palmarés, victorias ante los mejores del circuito y buenas experiencias para saber controlar las situaciones más adversas. Que nadie se sorprenda si alguno de estos imberbes logra imponerse el domingo como el nuevo campeón del Mutua Madrid Open.
Se mantienen entre los quince primeros. Se pueden tirar ocho meses sin levantar un título como te pueden hacer dos semanas espectaculares y llevarse dos copas a sus vitrinas. Gente como Tsonga, Robredo o Tommy Haas. Acumulan cientos de partidos en las piernas, finales ganadas y perdidas y siempre están dispuestos a dar una última exhibición sobre la pista. Son poco habituales ya en las últimas rondas, pero no sería tampoco de extrañar volver a verlos allá donde se hicieron grandes. Madrid puede ser un buen lugar para la última resurrección.
* Fernando Murciego es periodista.
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