Perarnau Magazine

"Todo lo que no está creciendo está muriendo. Crecer significa aprender y transformarte cada vez en una mejor versión de ti mismo". Imanol Ibarrondo


Frederic Porta / Firmas

E-pistolario: Habla Cantinflas

por el 16 abril, 2014 • 11:00

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Mi querido amigo:

Curiosa, la procesión para estas vísperas de Miércoles Santo en el que al barcelonismo le ha dado por la fe devota y contener la respiración, como si ambos prodigios resultaran complementarios y hasta posibles. Anda la oficialidad con tembleque de piernas y cantinfleando, en la más lograda imitación del genio mexicano que imaginar puedas. Carlos Monsiváis, ese pedazo de intelectual ya traspasado del país de bandera tricolor, situaba las bases del alter ego de don Mario Moreno en sus inicios de bambalinas, cuando, agobiado en escena, olvidó su texto y comenzó a soltar lo primero que le vino en mente “en una completa emancipación de palabras y frases y lo que sale es una brillante incoherencia. Los asistentes lo atacan con la sintaxis y él se da cuenta: el destino ha puesto en sus manos la característica distintiva, el estilo que es la manipulación del caos”. El gran Monsiváis dixit y mucho nos tememos, Martí, que, sin saberlo siquiera, Cantinflas cuenta con entregados seguidores entre la directiva, cuadro técnico y plantilla del primer equipo azulgrana. Aunque parezca que les queda muy lejos en tiempo y espacio, no lo crean: andan últimamente soltándole homenajes continuos al monumento nacional mexicano por esa boquita floja de contención, con los muelles destensados. Ándele, pues, hablemos y hablemos, horas y horas sin decir nada con acento cedido por el Vasco Aguirre, ilustre convecino. El caso es vocear, llenar el silencio de naderías, despistar y disimular cuando se ha puesto la cosa muy terca, muy cuesta arriba, cuando se les ha caído el disfraz y todo el equipo.

Espera el Madrid en Mestalla y el Barça cantinflea, suelta de todo por la húmeda sin alcanzar a decir nada articulado aunque se le entienda perfectamente a la espera de dos números en un marcador, comprobar a quien favorecen finalmente los susodichos guarismos y quien, por consiguiente, alza la compensatoria Copa del monarca o se queda hecho unos zorros, para el arrastre emocional. Hasta ahí, ahorita, no más, así como desganados, güey, y después ya veremos qué ocurre, mi licenciado, llegará el jueves y tocará improvisar para salir del fuego y sus brasas. Según se desprende tras la enésima evidencia, en la junta tampoco han conseguido consensuar mensaje uniforme para camuflar la devastación causada por esta Semana Trágica, versión nuevo siglo, y cada cual de ese pintoresco clan, siguiendo la costumbre, emula al mono del kalashnikov dispuesto a vaciar los cargadores en el garaje donde sea invitado. Ni apuntan a la diana, ni aciertan en el objetivo. No callan ni bajo el agua ni la camisa al cuerpo les llega y entonces les da por navegar sin rumbo por las turbias y procelosas aguas de la dialéctica. A saber: hay directivos que ya avanzan la masacre de San Valentín en versión blaugrana, dispuestos a pasar media plantilla a sable y llevar al matadero a quien corresponda sin reparar en su grado de culpabilidad, hecatombe a realizar, por supuesto, cuánto más lejos de sus ineficientes despachos, mejor, no sea que les salpique la sangría. Me ha gustado especialmente, dados los tiempos y la casta a la que pertenecen los gachós, la cita de un amanuense a su servicio que habla de “hacer un ERE a fondo”, como si a estos les pudieras despachar con veinte días por año de salario mínimo trabajado y sin necesidad de mirarles siquiera a los ojos, hay que ser memo para creer que el fútbol de élite se ventila como tu cortijo de empresa. Mientras el presidente prodiga gestos para hacer ver que el naufragio queda bajo control sin advertir contradicción en la pose, otros miembros de su presunto (hay que concederles la presunción, ya sabes) equipo directivo abogan por la tregua hasta saber cómo acaba el aquelarre levantino, del que, avancemos ya sin sorpresa, nadie, absolutamente nadie, ni se preocupa y casi tienes que recordarles que se trata, pues eso, dele, del Real Madrid. ¿CR7? Oiga, mire, que no estamos para acertijos en este momento, llame más tarde, haga el favor.

En su inesperado afán por protegerse del chaparrón como sea, la junta también filtra que hay quien no mete el pie por ser año de Mundial, igual convencidos de que tal explicación les va a procurar alguna simpatía. En caso de duda, tranquilicémosles asegurando que ya se han ganado la antipatía de los supuestos acusados por evidente falta de pruebas y malsano deseo de enviarles, directamente, a las fauces de los leones. Perdido el norte, el sur y los cuatro puntos cardinales de su patria emocional, vale cualquier cosa, se puede incluso convertir a Zubizarreta en frontón donde rebotan palabras y conceptos por su condición de norteño. Empecinado en el error, erre que erre, apuntado por sistema a liar la conversación como émulo vasco de Cantinflas, el secretario técnico parece incapaz de intuir el peligro que le acecha, consistente en perder cinco puntos porcentuales de hipotético apoyo cada vez que abre la boca para no decir nada. Anda el pobre que no es capaz ya ni de consolar ni de acompañar el lúgubre sentimiento de cuantos integran este poblado cortejo fúnebre. De momento, solo le apoyan en casa y allí se advierte incluso la posibilidad de alguna abstención, fruto de la imagen y percepción que el exarquero ha sido incapaz de romper. No solo no da un palo al agua, sino que constata que no le afecta. Cada vez que sale, baja la bolsa y tiembla Wall Street, vaya con Zubi. Y ahora, le piden refuerzos a medias docenas; él, pobre, desbordado cuando se trataba de despachar un solo ejemplar.

Tampoco ayuda, ya que estamos en el repaso de las consignas, la salida a palestra de Carles Puyol, santo a quien guardamos devoción salvo en ese preciso aspecto. Al capitán le recordaremos siempre por haber sido el único personaje capaz de protagonizar una campaña publicitaria en la que se vanagloriaba de asistir a las ruedas de prensa que le tocaba protagonizar con el firme propósito de no soltar jamás ni un simple titular. O sea, Cantinflas ante el micro quien fuera émulo de Tarzán sobre el tapiz verde. Bueno, pues ecce homo, de una aversión, de una tirria innata, invencible a dar ánimos públicos al decaído personal es quien, precisamente, ha sido elegido para salir a escena según, imaginamos, designio del enésimo director de comunicación camino de engrosar las filas del paro por no haber pensado antes a quien metía sin muleta ante el toro. Señor, qué panorama, qué cruz, qué procesión y qué calvario. Y justo en estas fechas…

Bueno, Martí, saltemos a la canallesca antes de calibrar las miras telescópicas de los francotiradores dispuestos a cobrar pieza. Nada, Martí, que no acierta la peña ni complicando la plática a la manera del ilustre pelado. Casi nos conmovió el burdo intento de tapar el estrépito de Granada con el delirante pseudorumor que proclamaba cierta desazón de Thiago Silva en el PSG, como si el fichaje largamente pretendido pudiera ser cumplido dentro de cuatro días y la vida, así, se mostrara nuevamente bella, maravillosa, olvidemos el pasado y volvamos al amor. Tampoco le anda a la zaga la portada de Klopp, esa que nos ha rejuvenecido treinta años y devuelto aquella lozana plenitud de los tiempos en que todo se resumía en pretender y fichar a quien hubiera sido capaz de tocar las narices al Real Madrid. Después, importa un comino si cuadra o no cuadra, lo que vale la pena es ser (in)coherentes y volver a las largas épocas del bandazo continuo. Al fin y al cabo, ¿no decía Rosell que se reconocían herederos de Núñez? Pues ese don de la más extrema improvisación y ese sonarse, precisamente, la nariz con cualquier planificación profesional era lo que mejor definía al constructor de perpetuada presidencia, artista excelso en la creación de escudos de protección y cortinas de humo que le protegieran la poltrona del excesivo calor ambiental. Vaya, justo lo que, poco a poco, vamos desarrollando en esta misiva, con permiso de Cantinflas, héroe del momento, faro al que seguir en espera del marcador final copero. Back to the 80’s suena bien como eslogan discotequero. Como norma de actuación en el Fútbol Club Barcelona, lo último que aconsejaríamos por estrictamente lamentable. Bueno, lo penúltimo antes de proceder al ritual del harakiri.

Martino. ¿Sigue ahí, Martino? Desde que le pusieron delante la zanahoria de volver a casa como seleccionador argentino posMundial y postSabella, está el hombre que no duerme ni consigue regular ninguna función. Le aguantaba su papel en sala de prensa, ya ves, cuán equivocados andamos en lugar de evaluación, y le ha desnudado de qué manera la susodicha Semana Trágica. Saldrá por la puerta de servicio sin haber entendido de qué iba esta película del peor arte y ensayo búlgaro y cuando ande ya embarcado en vuelo de regreso seguirán diciendo, desde el club y con el sello más oficial a mano, que tiene contrato en vigor. Y lo soltarán sin ningún problema incluso cuando presenten a su sustituto, que ellos son así. A ver, ya que hablamos de entrenadores e ideólogos, precisemos sin retórica cantinflesca que no existe nostalgia de Pep, con dos años de contrato alemán por delante en vigor y después, ya hablaremos de si quiere la presidencia con lacito o sin él. No, no se suspira por Guardiola y menos aún desde las reprobables filas que siempre le han querido mal, citables con nombres y apellidos, medios y audiencias, que protagonizan, por cierto, buena parte de este desaguisado con aspecto de comedia bufa. Se echa muchísimo de menos que nadie siga ya el temario de la flamante Constitución, de la aún caliente Carta Magna del barcelonismo que él acabó de redactar tras décadas de arduos trabajos. Esa ley de leyes que merecería defensa tan entusiasta y cerril como la realizada por Rajoy de la suya, sin ganas de meternos más allá del enunciado, no sea cosa que la liemos. El Barça sabía, el Barça tenía respuesta para todo ahí y si fuera por los neonuñistas, quemarían la biblioteca entera por ignorantes, atrevidos y resabiados. Qué pena tan grande, cantaría Sabina, aunque sea colchonero.

En otro punto de este surreal orden del día, corren ya, Martí, las listas de damnificados, gentes a las que no darán siquiera un adiós de cortesía. De ahí lo de miras telescópicas a punto de enfocar, ya calibradas y con alguna notable vaca sagrada como diana. Obviemos los nombres, que todos imaginamos. En cualquier caso, aconsejaríamos que alguno apuntara en su agenda la necesidad de llamar el jueves al agente para que mueva los hilos de alguna sustanciosa oferta doble. Una para el club, otra en forma de suculento contrato para los aspirantes a ser lapidados por esta triste campaña, tengan o no complicidad en esta situación digna del entre todos la mataron y ella sola se murió. Y Messi, this the end, my friend, citémosle arropado en la voz de Jim Morrison. A ver, Cantinflas hecho pregonero del pueblo: se ruega, por orden del señor alcalde y del sentido común, que nadie ose molestar al chaval, que no le toquéis ni un pelo de la ropa o aquí se liará parda, que no se juega con las cosas de comer y si no la mete en dos, da lo mismo, como si se tira doce sin mojar, el caso es tenerlo contento y sonriente, feliz de la vida… Pues eso, que si se cabrea ese, se acabó completamente lo que se daba, dice el alcalde, sin necesidad de que le den el Nobel de nada por semejante hallazgo.

Ya ves, Martí, y acabo, difícil escribir mientras contienes la respiración, da como un ahogo, no llega el oxígeno al cerebro, no riges. Imagínate a millones en tal situación mientras de fondo atiendes a diversos monólogos, variados soliloquios en los que no se dice absolutamente nada que pueda valer y sostenerse alcanzado por fin el jueves. Nos han cambiado el escenario, la película y todo ha ido tan increíblemente acelerado que solo les ha dado tiempo a hablar por puro nerviosismo. La conversación, la dialéctica, les queda completamente ofuscada. No se entiende nada, quizá porque no tienen nada que decir ni aportar. Un abrazo y a seguir la farsa del cantinfleando, que es gerundio.

Poblenou, otro suburbio de D. F.

* Frederic Porta es periodista y escritor.


– Foto: Albert Gea (Reuters)




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