"Lo que equilibra a un equipo es la pelota. Pierde muchas y serás un equipo desequilibrado". Johan Cruyff
¿Recuerdas la final de Copa del Rey 2011? ¿Ese Madrid-Barça tan intenso? El gol de Cristiano, el de Pedro anulado, la de Pepe al palo…
Ese partido me ha estado persiguiendo hasta hoy. Hace tres años, al escuchar el pitido final, sentí una frustración enorme. Como seguidor culé, me dolía la derrota y no entendía cómo podía haber ganado el Madrid, si no habían dado tres pases seguidos. Lo de Mestalla se me quedó grabado.
Tres temporadas después, merengues y azulgranas vuelven a verse las caras en el mismo escenario. Me pareció buena ocasión para saldar cuentas pendientes y volver a ver el partido. Esta vez sin forofismo, intenté centrarme en todo el fútbol que ofreció el encuentro. Mi sorpresa fue mayúscula cuando me di cuenta de que, en contra de lo que recordaba, los 120 minutos dieron para mucho juego. Para muchísimo. A continuación va mi homenaje a esa final de Copa del Rey 2011. Ahora ella y yo estamos en paz.
La final de la Copa del Rey es el segundo partido de la famosa serie de cuatro Clásicos en un mes de la temporada 2010/2011. El sábado anterior los dos equipos se habían enfrentado en el Santiago Bernabéu. Era la revancha del famoso 5-0 del Camp Nou.
Para ese partido liguero, Mourinho había roto con su clásico 4-2-3-1 colocando a Pepe de mediocentro junto a Khedira y Xabi Alonso. El objetivo era cerrar el carril central. Formaron la pareja de centrales Carvalho y Albiol, por delante de Casillas. En los laterales acompañaban Marcelo a la izquierda y Ramos a la derecha. Di María –izquierda– y Cristiano Ronaldo –derecha– escoltaban a Benzema.
Del lado culé, Guardiola había salido con el once de gala. Xavi, Iniesta y Busquets en el medio, Messi, Villa y Pedro delante. Atrás, Puyol volvía a jugar después de haber estado tres meses lesionado. Formaba la zaga junto a Alves, Piqué y Adriano. Valdés ocupaba la portería. Abidal no estaba, ya que un mes antes había anunciado que luchaba contra el cáncer.
La expulsión de Albiol en el minuto 51 rompió el partido y privó al técnico portugués de uno de sus hombres para el partido de Copa del miércoles siguiente. Del otro lado, Puyol se resintió de su lesión y tuvo que ser sustituido, al igual que Adriano. Los dos serían duda para el siguiente encuentro.
El choque acabó con empate a uno, dejando al Barcelona más cerca del título de liga: ocho puntos de ventaja sobre el Madrid. Los blancos celebraban haber resistido con un hombre menos; los culés pensaban que habían sacado un punto valioso del Bernabéu. Los dos equipos ya se podían centrar en la final de Mestalla, donde se entregaría el primer título de la temporada. Ya habría un vencedor y un vencido, con lo que podría influir en el posterior doble enfrentamiento en semifinal de Champions League.
El Barcelona se presenta en Valencia en un 4-2-2-2, doble pivote para Xavi y Busquets, con Iniesta y Messi por delante. Villa juega de ‘9’ y Pedro ocupa las bandas. Atrás, los laterales son para Alves y Adriano, y los centrales son Piqué y Mascherano, quien sustituye a Puyol. El argentino juega de central derecho para aprovechar su velocidad y agresividad para tapar la espalda de Alves. Por lo tanto, Piqué juega de central izquierdo, lo que tendrá influencia en la salida de balón culé como veremos más adelante. Pinto ocupa la portería como acostumbra el Barça en la Copa del Rey.
Por su parte, el Real Madrid repite el 4-5-1, con las líneas muy adelantadas. Mourinho vuelve a colocar a Pepe en el centro del campo. Empareja al portugués con Messi, a Khedira con Iniesta y a Di María con Alves. El argentino cubre al brasileño en un duelo de piernas, mientras en el otro lado, Ózil, el blanco que peor defiende, se enfrenta a Adriano, el lateral menos peligroso. Xabi Alonso completa el centro del campo. La defensa está formada por Casillas en la portería, Arbeloa y Marcelo en los laterales y Ramos jugando de central con Carvalho por la sanción a Albiol. Cristiano Ronaldo juega como único delantero en lugar de Benzema.
Enseguida el Fútbol Club Barcelona se hace con la pelota. Su primer reto es conseguir una salida limpia de balón desde atrás. Los azulgranas usan la salida lavolpiana a pesar de tener enfrente a un solo delantero, Cristiano Ronaldo. Piqué y Mascherano se abren y Busquets se incrusta entre ellos. Xavi se coloca de mediocentro e Iniesta y Messi de interiores, alineados con los laterales que ofrecen salida por fuera.
Los blancos saben que el juego interior del Barça es excelente y que Alves puede sacar la pelota en conducción por su banda. Por lo tanto, la respuesta de los merengues es tapar a Iniesta y Messi, y todos, en especial Khedira, orientan la salida del balón hacia Adriano, al que consideran el eslabón débil.
No se puede combinar por el centro, y en las bandas Guardiola no quiere asumir riesgos al principio del encuentro. Teme la rapidísima transición defensa-ataque del Madrid. Por lo tanto, Alves y Adriano están muy atentos y cogen poca altura. No dejan a sus centrales pelear solos contra Di María y Cristiano Ronaldo. Obviamente lo que tienen abajo no lo tienen arriba. Ninguna profundidad salvo unas pocas incursiones de Adriano, que se deshace de Özil.
Para contrarrestar el bloqueo del Madrid y sacar el balón limpio, Piqué sale varias veces en conducción, aprovechando la cobertura de Busquets. Es una jugada compleja, ya que al ser diestro y jugar de central izquierdo le es muy difícil orientar sus pases hacia la parte ancha del campo. La orientación natural de sus pases es hacia su izquierda, donde encuentra la línea de banda.
Iniesta le ayuda abriéndose a la banda, atrayendo así a Khedira y liberando el pasillo interior. No obstante, Xabi Alonso e incluso Arbeloa intervienen, y Piqué no consigue encontrar receptor ya que Messi, el más cercano, está vigilado por Pepe.
Salida Piqué por busi1325
La salida por el otro lado la ejecuta Mascherano con un balón directo hacia Pedro. Alves atrae a Di María hacia la banda, Messi centra un poco su posición y el canario se desmarca hacia su defensa para recibir el pase. Pero Marcelo le sigue e le impide que pueda girar, forzándole a devolver la pelota al primer toque.
Entonces el Barcelona no consigue sacar la pelota ni por dentro ni por fuera. Por lo menos no la pierde, con lo cual el partido es un intento interminable por salir desde atrás. Para más inri, a pesar de alternar las salidas por la derecha y la izquierda, la circulación de la pelota es tan lenta que los blancos tienen tiempo para reorganizarse.
Por otra parte, al jugar en 4-2-2-2, no hay mediapunta. Messi se queda a la altura de Iniesta y Villa juega de delantero centro, intentando retrasar la línea defensiva para… nadie. El Barcelona no aprovecha el espacio entre Ramos y Carvalho y Xabi Alonso. Por lo tanto, cuando los culés consiguen cruzar el medio campo, no tienen dónde conseguir ventaja posicional.
Mientras los azulgranas tienen problemas para salir, los madridistas muerden en cada pelota. En cuanto un blanco la recupera, la orden está clara: atacar enseguida la portería de Pinto. Verticalidad en estado puro, tanto a nivel de pases como de carreras con y sin balón.
Verticalidad Real Madrid por busi1325
Si los de Mourinho recuperan el balón en posición alta, conducción hacia adelante a máxima velocidad –Di María está excelente– o pase en profundidad a la espalda de los laterales para el argentino o Cristiano Ronaldo. Una vez en el balcón del área, meten la pelota al centro para la segunda línea llegando de frente. Se dará esta situación varias veces, no convirtiéndose en gol por bien poco.
Si recuperan la pelota más atrás, de manera automática hay un balón largo para que Cristiano Ronaldo aproveche el espacio a la espalda de la defensa culé.
Así el Madrid evita cualquier perdida peligrosa en su propio campo –el balón vuela por los aires– y fuerza al Barcelona a recular. Se trata de meter el balón en campo contrario. Todas las faltas y saques de portería se sacan en largo. Allí Khedira y Pepe intentan ganar la segunda jugada, encarándose con Iniesta, Xavi y Busquets. La diferencia física es considerable. Además, si el Barça consigue recuperar el esférico, tiene que volver a empezar desde cero, a setenta metros de Casillas.
De esta manera, los de Guardiola sufren un vendaval durante el primer tramo del encuentro. Para contrarrestar la tormenta blanca, el Barcelona intenta bajar el ritmo del partido. Ningún riesgo, conservar la pelota, hacerla circular, aunque lentamente. Al primer peligro, pase hacia atrás. Si muerde el contrario, mejor no controlar la pelota, menos aún intentar girarse: devolverla atrás. Los dos equipos tienen dos velocidades muy diferentes.
Pasado el minuto veinte, el Barcelona decide arriesgar un poco más y usar más recursos.
El primero en hacerlo es Xavi, que aprovechando que no tiene marca directa conduce la pelota hacia delante por el carril central. Fuerza a Xabi Alonso a que abandone su posición de coche escoba y salga a por él. Automáticamente, Iniesta o Messi ocupan el espacio vacío. Xavi también intenta ocupar la espalda de Pepe, que vigila a Messi, para recibir libre de marca. Gracias al de Terrassa, los culés pasan de sufrir un tres contra dos en el medio a un tres contra tres y equilibran las fuerzas.
En todos los casos, el gran trabajo de los medios del Madrid impide que el Barcelona pueda sacar provecho de los movimientos del capitán azulgrana.
También el conjunto catalán decide atreverse a pillar a los de Mourinho en su propio juego. En ocasiones, en lugar de esperar a estar todos bien colocados, aprovechan las subidas de los blancos para contratacar con velocidad. Aumentan su verticalidad, sobre todos gracias a Messi y Alves, que pilla desprevenido a un Di María muy ofensivo. En cuanto ven que algún blanco no está en su sitio exacto, aprovechan el desfase y atacan por donde ha fallado el equipo madrileño.
Las pocas veces que el Barcelona consigue pisar el campo contrario con algo de peligro, el Madrid deja claro lo que quiere impedir a toda costa: Messi en el carril central.
Si el argentino consigue colocarse allí, entonces no menos de tres medios se ponen delante de él para frenarlo.
El asunto es tan importante que durante un contragolpe en el que Messi va a encarar a los centrales, Arbeloa abandona su posición y deja totalmente a libre a Villa en la banda para ir a tapar al azulgrana.
Llega el descanso con 0-0 en el marcador. La intensidad contra el intento de control se traduce en un remate al poste, una intervención de mérito de Pinto y un rechazo de Busquets en la propia línea de gol contra ningún tiro entre palos por parte culé.
Después de ese primer tiempo estéril, el Barça vuelve al campo con otra versión. A nivel de sistema, Pedro cambia de banda, deja a Marcelo y se enfrenta a Arbeloa, que estaba libre en el primer tiempo. Pero la diferencia fundamental ocurre en el centro del campo. Xavi, Iniesta y Messi lo van a cambiar todo.
El capitán azulgrana tiene mucho más recorrido en este segundo tiempo. Acude a la base y se encarga de sacar la pelota. El Barcelona ya no usa la salida lavolpiana, con lo cual Busquets tiene una posición más adelantada cuando sacan el balón. Ya no protege a Piqué por si la pierde, protege a Xavi. Es un paracaídas que da seguridad a sus tres interiores. Incluso se adelanta y participa en el medio. Ahora es un cuatro contra tres en el medio. De esta manera el Barcelona puede ganar altura e inclinar el campo hacia Casillas.
Xavi se enfrenta a Pepe y Messi se coloca detrás del portugués. El madridista, al tener un culé detrás y otro delante, no se encuentra cómodo y no puede morder tanto. Khedira sigue ocupado por Iniesta; Xabi Alonso duda en saltar a por Xavi. Messi le puede coger la espalda y Pepe se quedaría en tierra de nadie, entre el argentino y el catalán. No obstante, el ‘3’ blanco tiene la ayuda de Marcelo, que al encontrarse sin nadie que marcar sube hasta el centro del campo para presionar al argentino. Si Alves intenta atacar el espacio libre, Di María le sigue hasta el área blanca.
Al contrario de los primeros cuarenta y cinco minutos, la salida de balón del Barcelona se realiza por el carril central y consigue llevar el balón adelante. Para ello el movimiento de los interiores es clave. Xavi, Iniesta y Messi dejan en el segundo tiempo una lección magistral de fútbol.
Donde en la primera parte solo había miedo, pase atrás, cero regates y ningún intercambio de posiciones, en la segunda los tres bajitos vuelven locos a los centrocampistas madridistas. Aclaran, crean espacios, Xavi gira sobre sí mismo como una peonza, Messi atrae y suelta, Iniesta regatea y elimina a Khedira una y otra vez. Ahora sí que se busca ocupar la mediapunta, impidiendo que los tres del medio puedan salir. Aparece el escalonamiento y los triángulos. Busquets también se adelanta para ofrecer líneas de pase y atraer a un contrario.
Barcelona atacando por busi1325
Los blancos ya no dominan el mediocampo y se ven superados, sufriendo las posteriores conducciones interiores azulgranas. Si los del medio están superados, les toca a los defensas madridistas entrar en juego. En cuanto el Barcelona coge la espalda de los mediocentros, un central salta a por el poseedor. El otro se queda vigilando a Villa. Hacen una gran labor y dominan la frontal del área, superando al asturiano e impidiendo incursiones de los medios culés.
Los de Pep, por su parte, no intentan entrar a toda costa por el centro. Al revés, en cuanto superan la tripleta del medio dan la pelota a Pedro en la banda izquierda. Este aprovecha el trabajo de Villa fijando a los centrales y se encuentra frente a Arbeloa en situaciones de uno contra uno en el pico del área. Pero no lo consigue superar y no puede encontrar condiciones óptimas de remates. Casillas hace el resto.
Una variante del juego de Pedro es esperar a que Khedira vaya a ayudar a su lateral. En este caso, Xavi va a ocupar el espacio que deja libre el alemán. Así puede organizar el ataque catalán a treinta metros de la portería blanca, cosa impensable durante el primer tiempo.
El Barcelona encuentra fisuras en la organización del Madrid, pero los zagueros y Casillas rinden a un gran nivel y aguantan.
En cuanto el Madrid recupera la pelota, misma idea que en el primer tiempo: atacar la portería de Pinto. No dudan en pegar el balón largo en cuanto pueden, pero también descargan el balón a la banda lejos de la zona de recuperación para ganar tiempo, levantar la cabeza y optimizar el envío largo. Allí intentan conectar con Cristiano Ronaldo, cuya misión es coger la espalda del lateral que ha subido al ataque, normalmente Alves. El portugués hace gala de una enorme potencia y se vacía en atacar los espacios libres que encuentra. Es una amenaza constante, pero la imprecisión de sus compañeros vuelve estéril su desgaste.
Los de Mourinho no construyen nada en el medio. Todos los saques de porterías y los libres directos también se juegan en largo, igual que en el primer tiempo. Pero no ganan ni un duelo aéreo ni una segunda jugada, situación en parte provocada por la baja calidad de los saques de Casillas.
Por tanto, el Barça domina el encuentro, recuperando la pelota casi enseguida y sometiendo al bloque blanco a incesantes oleadas por el carril central. Los madridistas siempre vuelven a colocar los medios diez metros detrás de la línea divisoria, con repliegue intenso si se ven superados. Entonces defiende el Madrid en la frontal de su área.
En el minuto 69, Mourinho decide sustituir a Özil por Adebayor. El alemán no había conseguido ayudar a Khedira en defensa y había perdido varios balones en ataque. El togolés se coloca en la punta del ataque y Cristiano Ronaldo coge el sitio en la banda. La presión sobre los centrales se hace menos intensa, pero se espera que el Madrid pueda ganar balones por alto –Adebayor mide 1,92 metros–. Sorprendentemente, no sucederá.
En los últimos diez minutos del tiempo reglamentario, los merengues hilan más el juego en sus contrataques, jugando raso entre Di María, Adebayor y Cristiano Ronaldo. Consiguen amenazar a Pinto, aunque solo rematan una vez a portería. El Barcelona, que impresiona castigando cualquier pequeño fallo en la organización blanca, aprovecha para contratacar rápidamente por donde falta un hombre, ya que cuesta más volver a su sitio tras un esfuerzo intenso.
El tiempo reglamentario acaba con 0-0 en el marcador. El Barcelona ha conseguido producir mucho más que en la primera parte, pero sin poder batir a Casillas. El Madrid ha resistido y sus incursiones en los últimos diez minutos le permiten tener esperanza para la prórroga.
El Barcelona empieza la prórroga menos suelto, combinando menos en el carril central. Messi ya no se junta tanto con los tres del medio. Hay menos intercambio de posición y los blancos ya no se ven desbordados. Iniesta ya no consigue regatear a Khedira y Pepe recupera más balones.
Al ver el atasco, Piqué vuelva a sacar a la pelota en conducción, pero la suelta antes de haber atraído a un adversario y por lo tanto no consigue la ventaja deseada.
En la banda, Cristiano Ronaldo trabaja bien en defensa cubriendo a Adriano. Pero puesto que él mismo aporta la profundidad por sus carreras, el Barcelona aprovecha para atacar de su lado cuando no le da tiempo a volver. No obstante, Pedro sigue sin poder conseguir ventaja frente a Arbeloa.
El Madrid sigue jugando en largo. En una falta lanzada por Casillas, el Barça recupera la pelota, pero los blancos interceptan la salida culé. En una de las pocas jugadas trenzadas, Marcelo consigue lanzar a Di María a la espalda de Alves para que centre. En el área, en dos contra dos, Cristiano Ronaldo se impone y anota de cabeza el 0-1 en el minuto 102.
Justo después del gol Khedira sale y Granero ocupa su puesto.
La segunda parte de la prórroga empieza con el cambio: Afellay por Villa. El holandés se coloca de extremo izquierdo y Guardiola manda a Alves jugar de extremo derecho. Pedro sigue dando apoyo entre líneas. Adriano se coloca más cerca de los centrales para cerrar con tres.
Messi baja a recibir para ayudar a sacar el balón. El objetivo es dárselo a Alves para que centre hacia quien llegue en carrera. Afellay estira a Arbeloa en el lado izquierdo para que no pueda ir a ayudar a sus centrales.
El Madrid reacciona bajando el bloque, y Di María retrocede siempre interponiéndose entre Alves y la portería blanca. Para explotar al máximo su idea, Guardiola manda subir a Piqué e introduce a Keita por Busquets. El maliense recorrerá muchos metros en poco minutos. En la fase ofensiva se coloca entre central y lateral merengue, igual que Piqué, e intenta aprovechar su juego aéreo. En la fase defensiva cubre la banda derecha, ya que Alves no baja. Piqué también se queda arriba, marcado por Pepe, por lo tanto Xavi retrasa su posición y llega a jugar de central.
Los de Mourinho no sufren mucho. Defienden peor en mediocampo porque la coordinación ya no es óptima, pero los centros de Alves no son de buena calidad y los zagueros dominan el juego aéreo.
Cuando recuperan la pelota, Cristiano Ronaldo les da profundidad, bien por carrera a la espalda de la defensa, bien por conducción. Su potencia crea muchos problemas a los culés. Adriano intenta cortar una de sus galopadas y se lesiona en el intento. Maxwell le sustituye, mientras que Garay entra por Carvalho.
En una última falta, que significa la expulsión de Di María, Pinto sube, todo el Madrid defiende y Xabi Alonso despeja.
El Madrid es campeón de la Copa del Rey 2011.
José Mourinho: “Mi opinión es que fue un gran partido de fútbol. Hay gente para la que un gran fútbol equivale a una gran posesión del balón. Para mí, un buen partido de fútbol es una gran posesión, una buena cobertura de espacios zonalmente, lanzar buenos contragolpes, tener intensidad defensiva…”
Pep Guardiola: “Yo estoy encantado por cómo hemos jugado. En la primera parte nos ha costado encontrar el ritmo. En la segunda hemos tenido el control, buscábamos la profundidad. Hemos jugado muy bien. Sé que suena mal decirlo después de perder. Pero hemos jugado una muy buena segunda parte y una muy buena prórroga. Estamos satisfechos de nuestro juego. Obviamente, no por el resultado”.
* Julien Pérez.
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal