La NBA es un espacio de discusión. Así ha sido siempre la empresa que dirigió David Stern y así seguirá siendo, pues de la discusión surgen las grandes filias (y fobias), de las filias las pasiones y de las pasiones se nutren las grandes empresas, que fidelizan así a sus clientes. En eso, la liga se ha convertido en experta: le da carnaza al animal discutidor. Ha creado tantísimos galardones sujetos a la subjetividad que no es de extrañar que, con apenas diez días para el fin de la temporada y todo prácticamente decidido, aún hayan asuntos pendientes. En la calle, el que más tiempo ocupa es el debate sobre quién merece el MVP (jugador más valioso) de la temporada regular. Si LeBron James o Kevin Durant.
Desde su llegada a la liga se preveía que LeBron James, tarde o temprano y con el permiso de Carmelo Anthony, haría del galardón MVP un espacio privado. Durante los últimos cinco años, James lo ha ganado cuatro veces. Ha hecho falta la irrupción de un talento mayúsculo, un superdotado en el arte de anotar, para poner en discusión el asunto de aquí a los años venideros. Y he ahí uno de los aspectos por lo que existe el debate actualmente y a la vez, uno de los mayores méritos de James. El de los Heat ha vulgarizado la discusión los últimos años sometiéndola al consenso. Y eso no le gusta ni a la liga ni a los aficionados. Admitámoslo, el aficionado a la NBA tiene la costumbre de discutirlo todo y le han dado todas las armas para hacerlo: lo emocional y lo estadístico.
Obviamente, no se trata solo de la sana costumbre del debate, las evidencias hablan. Kevin Durant es el único jugador que ha podido discutirle con fiereza a James la condición de mejor jugador. En otros años, sus méritos harbían sido suficientes. Pero con James nada es suficiente. El favor del público parece que tiene dueño. En una encuesta reciente, Durant salía vencedor, y en Twitter, asociar Durant con las siglas MVP ocupa el 80 % de los comentarios. ¿Pero existe tal diferencia entre ambos jugadores?
No es opinión, sino estadística, que LeBron James participa en más jugadas, más tiempo y haciendo más cosas que Kevin Durant. También es estadística y no opinión que Durant es un monstruo anotador inigualable (tanto que será el máximo anotador de la liga con mucha antelación), capaz de intervenir en las restantes facetas del juego. LeBron es un todoterreno y Durant, un Ferrari. Los demás parecen simples utilitarios.
Pero aun así, el baloncesto los supera, no hay nada por encima. Sin sus equipos, Heat (55-23) y Thunder (55-20) no aspirarían a nada. Unos Heat sin su particular Big Three transportarían a LeBron al estatus que tenía en los Cavs. Unos Thunder sin Westbrook no serían tan aspirantes. Sus equipos guardan similitudes evidentes. Ambos se anclan en un triángulo que implica a un hombre alto y un escolta anotador (Westbrook es base, pero ejerce de base y escolta) y de ahí parten a por el campeonato. Ambos hacen del potencial físico una de sus grandes armas, ganando por desgaste e intensidad. Ambos han reclutado anotadores de banquillo para la causa (Andersen, Butler) y ambos están acompañados por jugadores de rol encantados con su papel. Resulta difícil imaginar que alguno de estos equipos se quede fuera a las primeras de cambio en la lucha por ganar su conferencia, pero también resulta evidente que Miami es un equipo con más variables y fondo de armario y que Durant y Westbrook tendrán jornada intensiva durante los playoffs.
Con respecto de la discusión de quién ha sido mejor esta temporada, tienen dos opciones: disfrutar lo que queda del duelo (aún queda saber si Durant conseguirá el récord de Jordan y en cualquier partido James puede hacer una actuación como la que sufrieron los Bobcats) o coger el argumento que más le plazca de los que enumero a continuación, usándolo a conveniencia. Que son y serán los dos mejores jugadores del momento, debe fastidiar a la liga, no parece tener discusión.
* Javier López Menacho.
– Foto: Reuters
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