Antes de calzarse unas zapatillas de running, Albert Navarro jugó muchos años a baloncesto en diferentes equipos de la provincia de Barcelona. Durante su etapa de jugador, Albert pensó, quizás, en acompañar algún día a sus hijos a una cancha y ver con Itziar, su chica, cómo disfrutaban de su deporte. Pero la vida se encarga demasiado a menudo de destrozar tus planes. Pau y Jaume, los hijos gemelos de Albert e Itziar, tienen un Trastorno del Espectro Autista. El autismo no impide hacer deporte, pero las personas que lo tienen precisan en ocasiones de un apoyo que les ayude a disfrutar del juego y es complicado encontrar un lugar adecuado.
Cuando Albert colgó las botas se puso enseguida las zapatillas de correr. El running le atrapó de inmediato. Pronto decidió hacer una maratón y en 2008 completó la de Barcelona. Tras la de su ciudad llegaron muchas más: Nueva York, Ámsterdam, Berlín, Zaragoza, etc. Hasta que el año pasado decidió, con la ayuda de la Asociación Aprenem, correr la Maratón de Chicago. Decidió correrla por sus hijos y por otros niños como los suyos. Correr para que ellos, para que los niños con autismo, pudieran hacer deporte con el apoyo de un monitor. Así nació el proyecto solidario Road to Chicago, que recaudó 5.000 euros.
Hace unas semanas, Albert pudo ver por fin a su hijo Jaume jugar a baloncesto. Gracias al dinero que recaudó con Road to Chicago 2013, Jaume y diez niños más pueden disfrutar del deporte. El reto en 2014 es el mismo: hacer deporte para que puedan hacer deporte, correr la Maratón de Boston para que niños como Jaume, como Pau, como Ares, como Unai puedan jugar, seguir creciendo y entendiendo un mundo que, en ocasiones, es incomprensible para ellos.
* Miguel Ángel Román es periodista.
– Foto: Albert Navarro (roadtoboston2014.wordpress.com)
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