Fútbol / Crónicas 2013-2014 / Inglaterra
La pizarra de Pellegrini
El Chelsea de Mourinho no hizo acto de presencia en el Etihad Stadium. Lo que en las últimas semanas parecía un corcel apurando el galope, esta vez no se acercó ni a poni de feria. Tal como suena. Brillante exhibición de fútbol de los hombres de Pellegrini, que dominaron todos y cada uno de los aspectos más determinantes del juego. El técnico chileno aprendió de los errores del pasado y todas sus decisiones tácticas fueron incrementando exponencialmente la superioridad de su equipo.
El Chelsea salió al campo con un 1-4-2-3-1, el sistema más trabajado durante toda la temporada. Doble pivote con Matic y Obi Mikel, Ramires, Hazard y Willian en la línea de mediapuntas y Samuel Eto’o arriba. No queremos hacer una crónica al uso, sino simplemente mostrar los detalles que más repercusión tuvieron en el desarrollo del partido. En primer lugar, ¿de qué forma influyó el doble pivote del Chelsea?
- El partido de Obi Mikel fue malo. Y lo peor es que su rendimiento tuvo mucha influencia sobre el resultado. El Manchester City presionaba a los centrales con dos jugadores y eso obligaba a uno de los mediocentros del Chelsea a bajar para generar superioridad en salida. Cuando era Mikel el que lo hacía, el equipo no encontraba respuestas positivas a sus problemas tácticos.
- El Manchester City encontró un mecanismo de salida bastante efectivo. El Chelsea esperaba replegado en su propio campo; Touré conseguía instalarse a espaldas de la primera línea de presión, y su marcador era Mikel. En el duelo Mikel-Touré el jugador marfileño se impuso con una facilidad alarmante. Además, estaba de dulce.
- El City consiguió establecer un dominio territorial bastante evidente en el centro del campo. Superioridad no numérica, sino espacial. Ocupaba los espacios más determinantes y siempre tenía opciones interiores de continuidad. El trabajo de Jovetic en el carril central fue clave para conseguir el dominio.
- El plan del Manchester City se cimentó sobre dos aspectos fundamentales: cubrir al principal jugador del Chelsea para ejecutar su transición ofensiva (Hazard) y potenciar el dominio sobre el centro del campo, aprovechando la debilidad de Mikel y obligando a la pareja de centrales a realizar constantes achiques laterales para romper el sistema defensivo.
Lo consiguieron sin excesivos problemas. El City tenía atado al Chelsea, que no encontraba la forma de salir. Decidía cuándo, cómo y a qué altura robaba la pelota. Siempre preparado para activar el robo con Jovetic, Silva y Touré, que actuaron como un bloque defensivo completamente homogéneo.
Mourinho no reaccionaba. Mikel era una desventaja táctica y técnica, pero su cambio fue Salah por Eto’o. El Chelsea empezó a jugar en un 1-4-4-2 con Hazard y Salah de doble punta, pero el Manchester seguía rompiendo a los blues por dentro con un Silva en modo heroico. Robo en zona de iniciación contraria, aprovechamiento de la espalda del mediocentro, triangulaciones interiores y rupturas de Dzeko y Jovetic. El City lo tenía claro y el Chelsea se lo puso muy fácil.
Pellegrini metió a Navas para buscar algo más de profundidad. Esperaba que el Chelsea abandonase el repliegue y fuese más arriba, pero el equipo de Mourinho no cambió de actitud. Baño absoluto del Manchester City que jugó como quiso ante un equipo roto, entregado y que dio la sensación de tirar la FA Cup. El City eliminó al Chelsea en un partido que resultó ser un trámite. La Champions y la Premier ocuparán todas las energías de un equipo que necesita ser más competitivo.
* Alejandro Sierra.
– Foto: AP
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