"La audacia tiene genio, poder y magia. Comienza ahora, ponte en marcha”. Johann W. Von Goethe
1.- Los Madrid-Barça de estos dos últimos años van camino de convertirse en partidos tan míticos como los de los años ochenta. Esta vez el Madrid venció la final de la Copa del Rey por un punto, 76-77. Una canasta de Llull en el último segundo sentenció el encuentro. Una canasta, como el partido, para la historia.
2.- Los dos equipos se echarán en cara muchas cosas. El Barça, los tiros libres. Con el mismo porcentaje que el Madrid, el campeón hubiese sido otro. El Madrid pensará que si hubiera cerrado mejor su rebote defensivo no habría permitido al Barça llegar al final con opciones de ganar el encuentro.
3.- Ninguno de los dos jugó su mejor partido, pero no se quedaron lejos. El Barça hizo daño al Madrid por dentro. Tomic, Lorbek y Dorsey se impusieron por completo a los pívots blancos. No contamos a Mirotic, que pisa poco la pintura. No le hizo falta para ser el mejor jugador de la final.
4.- Por su lado, el Madrid hacía daño al Barça en el juego exterior. Rudy pudo siempre con su defensor y estuvo encomiable en defensa secando a Papanikolaou. Llull anuló a Navarro, en lo que seguramente fue la clave que decidió el partido.
5.- Navarro no sumó nada positivo para su equipo. Pero lo que es peor, restó. Quizá ayudó Pascual, que no supo ver en el tercer cuarto que su estrella estaba obsesionada en encontrar la chispa y eso perjudicó a su equipo, que dejó de atacar con sentido. El balón pasó de un excelso Marcelinho a un desacertado Navarro.
6.- Esa rotación, a la vista de los números, es algo incomprensible. Navarro jugó 32 minutos. Abrines, inspiradísimo, solo 6, en los que anotó 7 puntos. Ese momento de navarrosistema, en el que el Barça buscaba encontrar a su referente, lo aprovechó el Madrid para ponerse por delante, haciendo que el Barça siempre fuese a remolque hasta los últimos treinta segundos.
7.- El Madrid había conseguido parar a Marcelinho. Parado él, parado el Barça. No permitió el bloqueó directo y la anotación culé terminó, ya que ni siquiera con los tiros libres sumaba puntos. Aun así, el Madrid nunca se fue en el marcador por más de 7 puntos.
8.- Era así porque el Barça siempre creyó. No dejaba correr al Madrid, que al no encontrar canastas fáciles se sostenía con la inspiración de Rudy y el talento enorme de Mirotic, que ayudaba en todo lo necesario: rebote, defensa de las penetraciones culés y anotando cuando más lo necesitaba su equipo.
9.- Un triple suyo pareció finiquitar el encuentro. Eran 7 puntos de ventaja y poco más de un minuto por jugarse. Pero el Barça de Pascual si tiene algo es que jamás se rinde. Dos defensas excelsas, nos canastones de Marcelinho y un jugadón de Olesson pusieron a los culés uno arriba con ocho segundos por jugarse.
10.- Esa jugada la atacó mal el Madrid y la defendió mal el Barça, pero anotó el Madrid y ganó. Sergio Rodríguez se equivocó, penetró y casi se comió el balón. Papanikolaou vio mal la situación, hizo la ayuda y ahí Rodríguez encuentra a Llull, a quien había dejado solo el griego. Desde la esquina anotó el tiro decisivo y pasó a la historia.
y 11.- El Barça pensará que sus errores le han impedido ganar. El Madrid, que sus pérdidas han ayudado al rival a tener esperanzas. El aficionado neutro habrá disfrutado de nuevo de un partidazo. Como los de las últimas seis copas, como los de las últimas dos finales de liga, como los de la última semifinal de Euroleague. Una época fantástica que dentro de veinte años la miraremos con nostalgia.
* Daniel Arias.
– Foto: ACB Photo
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