El día que la FIFA debía elegir la sede del Mundial de Fútbol 2018, el riesgo de quiebra de la República de Portugal se elevaba a un 32,40% y el del Reino de España a un 22,86%. Ambos países presentaron su candidatura conjunta para albergar el gran evento futbolístico a la misma hora que en el ranking mundial de naciones con más probabilidades de ir a la bancarrota ocupaban unas deshonrosas 7ª (Portugal) y 9ª (España) plazas. Portugal, muy cerca del ratio de Irlanda y Argentina. España, prácticamente empatada con Irak (sólo 12 centésimas mejor), su vecino en este terrible ranking económico. He escrito bien: Irak tenía ayer menos posibilidades de quiebra inmediata que España.
Vistos estos datos ¿puede sorprenderse alguien porque la FIFA haya preferido proteger su producto en Rusia y Qatar? Sin duda alguna, no eran las mejores candidaturas o, mejor dicho, los mejores proyectos técnicos. Pero esa es una apreciación anticuada: hace ya muchos años que los proyectos técnicos no pesan en las decisiones. España no lo ha comprendido todavía por más bofetones que viene recibiendo. La candidatura olímpica de Madrid argumentó que estaba preparada para albergar los Juegos de 2012. Venció Londres con una candidatura virtual, argumento que nos agravió mucho: “¿Cómo ha podido ganarnos un proyecto que no tiene instalaciones y sólo es 3D?”, se argumentó con despecho. Y se decidió insistir en el argumentario con Madrid-2016. Ante un Comité Olímpico Internacional que lleva casi dos décadas abriendo horizontes, nuestras armas se resumieron en que teníamos todas las instalaciones construidas. ¡Justamente lo que no quería oir el COI! Sidney, Pekín, las instalaciones virtuales de Londres… ¿Acaso no eran demasiados síntomas? El COI quería nuevos mundos, países emergentes, sangre fresca o, por lo menos, una fachada totalmente renovada como la londinense. Madrid insistió: ya lo tenemos todo construido. A oidos de los votantes equivalía a decir que en 2016 todas las instalaciones estarían obsoletas. Ganó Río de Janeiro, proyecto técnico muy inferior al madrileño, país con garantías financieras indudables.
¿Y USTED QUÉ HABRÍA HECHO?
No hemos aprendido nada porque en este país gritamos, discutimos, berreamos, protestamos y miramos el dedo que señala la Luna, pero aprender jamás aprendemos porque nos vence la falta de humildad. Vivimos con los oídos tapados y los ojos cerrados, incapaces de hacer autocrítica, absorber las enseñanzas y aprender, asumir, aceptar ni corregir. Así que hemos ido a Zurich y hemos insistido en el órdago: podemos organizar el Mundial dentro de un mes. Ya no es que tengamos todo construido, es que podemos organizar esto en un pis pas. ¡Toma castaña! ¡Pero si el Mundial es dentro de ocho años, caramba! Y lo decimos sin pestañear, como si nuestro riesgo de quiebra no estuviese por encima del iraquí… Un tertuliano decía aún anoche, presa de la indignación: “Rusia no nos gana en nada. ¡En nada! Sólo en poderío económico“. Esta es nuestra capacidad de análisis…
Con toda probabilidad son unos corruptos. Pero no son tontos. La ecuación es muy simple: tenemos el trasero económico al aire , pero pretendemos que ellos (la FIFA, el COI) nos entreguen graciosamente su producto (porque es suyo aunque no nos guste ni apetezca y sea deleznable) a cambio de que ya tenemos construidas unas instalaciones o unas infraestructuras que, al fin y al cabo, están al alcance de casi cualquier nación con solidez financiera y que habrán envejecido irremediablemente para cuando lleguen ellos con su producto. Y competimos contra colosos potentes: la Rusia de los nuevos ricos y las materias primas; Qatar y su inagotable petróleo. La estupidez no está en el cuaderno de ruta de la FIFA, así que ¿usted a quién habría elegido para proteger su producto? ¿Al que está en riesgo de quiebra y rozando el rescate financiero o al que desborda riqueza? Y en este caso ¿qué trascendencia le habría otorgado al proyecto técnico? Me sorprende también que Obama y Cameron se sorprendan de la elección de la FIFA, en especial Obama que ya lleva dos batacazos en pocos meses (Juegos y Mundial): en el ranking de países en riesgo de quiebra, Estados Unidos y el Reino Unido están en el alambre.
ABRIENDO HORIZONTES
A partir de las 4 de la tarde de ayer, el petróleo se disparó un dólar y medio en su cotización y el gas europeo subió un 3,34%. No parece casualidad precisamente. Hace 30 años, Samaranch hizo una primera apuesta por naciones emergentes: Corea del Sur en 1988, España en 1992. Más tarde llegaron Australia y China. El sucesor, Jacques Rogge, ha dado otro paso más: Rusia los invernales de 2014, Brasil los veraniegos de 2016 y apunta ya a Sudáfrica. La FIFA compite con el COI en abrir horizontes para su producto: Corea, Sudáfrica, Brasil, Rusia, Qatar, posiblemente Australia en 2026. Los países BRIC (Brasil, Rusia, India, China), las potencias del inminente futuro, copan el pastel con la salvedad de India, demasiado atrás en organización deportiva como se ha comprobado en los Juegos de la Commonwealth. Países con salvavidas económico, de bajo riesgo financiero y disponibilidad gigantesca de recursos para construir lo que haga falta. Los votantes de la FIFA serán corruptos, pero no son tontos y poseen una visión estratégica muy superior al cortoplacismo que nos ciega.
Una pena para una candidatura muy bien elaborada, de excelencia técnica y bien relacionada en el cuerpo dirigente. Quedarse en el peculiar acento de Villar o su pésima pronunciación de algunos vocablos es concentrarse en la anécdota irrelevante. La RFEF hizo un trabajo excelente, la coordinación con Portugal ha sido digna de aspiraciones aún más elevadas, el proyecto técnico merece todos los elogios y, en definitiva, nada hay que reprocharle a Villar y sus acompañantes. Simplemente, el momento fue el más inoportuno que se podía prever, pero ninguno de ellos es responsable de la que está cayendo en determinadas partes del mundo.
Un valle de lágrimas para todos esos clubes que esperaban el Mundial como el maná que llegaba en forma de dinero público o incremento en el reparto de las quinielas para limpiar sus demoledoras deudas bajo el paraguas de las reformas mundialistas. Sin Mundial no habrá dinero para quienes lo esperaban para reestructurar sus balances financieros. Pienso en el Valencia, el Atlético de Madrid o tantos otros. Los verdaderos perdedores del fiasco de Zurich.
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