"Cada acto de aprendizaje consciente requiere la voluntad de sufrir una lesión en la propia autoestima". Thomas Szasz
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1.- La estabilidad que quiere Carletto se está consiguiendo. Y eso no se logra únicamente con la aplicación tanto teórica como práctica de unos principios de juego, sino también con un once titular que cualquiera pueda mencionar de carrerilla. Trece futbolistas diferentes van a formar la mayoría de onces iniciales del Madrid esta temporada. Alternarán Diego e Iker en puerta y Arbeloa y Carvajal en el lateral diestro. El resto es de forma ya definida el once titular del Real Madrid. Lo que venga después, las variaciones que surjan serán meros parches momentáneos en un esquema confiable.
2.- El entrenador que cualquier mortal tiene dentro y al que muchas veces dejamos opinar deliberadamente dirá en ocasiones que un jugador podría disputarle el puesto a otro en esa alineación conocida, y con los números y los partidos en la mano, a ese entrenador que llevamos dentro puede no faltarle razón. Que si Isco por Di María, que si Jesé por Bale, que si Morata por Benzema. Entrarán en juego, la temporada es muy larga. Serán remedios puntuales sobre necesidades esporádicas en determinados encuentros. Y lo harán bien, con casi total seguridad, cuando jueguen y también será seguro que no empezarán los partidos importantes.
3.- Ahora que nos hemos aprendido de carrerilla el once del Madrid nos toca prestar atención a las rotaciones de Ancelotti. Tres partidos seguidos de liga lleva jugando el Madrid con los mismos, y esos mismos han dejado las semifinales de Copa del Rey a un pequeño paso. Es decir, casi los mismos llevan jugando más de un mes la práctica totalidad de los minutos. Parte por cansancio, parte por la buena organización defensiva del Granada, esos jugadores han hecho la misma primera mitad de los primeros partidos de la temporada. Es decir, más bien tirando a flojilla, por no usar términos más peyorativos.
4.- Los tres cuartos de hora que estuvieron al máximo de su rendimiento tanto Iturra como Fatau, el Madrid fue un francotirador con balas de fogueo. Recio, jugando por delante de estos con la posesión, contribuía a formar una línea de tres por delante de los centrales en la que no aparecía nada más que Benzema, aislado como un recluso entre barrotes. No había línea de pase hacia el centro y la opción blanca eran las bandas. La derecha evidenció la velocidad de Bale, así como su falta de práctica en sacar centros efectivos con la derecha. En la izquierda, el trabajo de Piti fue espléndido ayudando a Cristiano.
5.- Tocaba el Granada y esperaba el Madrid recibiendo golpes, a lo Rocky Balboa. Los golpes nazaríes eran bastante más tímidos que los de Iván Drago, pero tuvieron el mismo efecto. El equipo de Alcaraz se cansó de tener la pelota, se parapetó y perdió la disciplina táctica en la segunda mitad, quizás sedados por el susto que tenían en el cuerpo tras la chilena de Cristiano Ronaldo que sacó Roberto. Brahimi y Piti no hacían las coberturas, Modric adelantó las líneas de presión y Cristiano se movió por todas partes marcando el ritmo.
6.- Era su partido, el homenaje del Bernabéu al primer madridista en ganar el Balón de Oro habiendo jugado todo ese año en el Real Madrid desde Alfredo Di Stéfano. Cristiano es para la afición blanca hoy casi tanto como fue en su día la Saeta Rubia y se tiene ganado el amor del respetable para toda la vida. Pero para Ronaldo su homenaje particular es marcar. Por mucho mosaico (espectacular, eso sí) que le hiciera el Bernabéu, el portugués se habría ido con gesto molesto si no hubiese marcado hoy. Y no un gol cualquiera. No entró la chilena, pero sí un gol muy de nueve. Juega de espaldas, se gira, se abre hueco en centésimas, la mete y a saludar al peque en el palco.
7.- Pero Cristiano hace tiempo que dejó de ser solo un brutal goleador, si bien eso no es poco de por sí. Su participación en el juego colectivo es exponencialmente superior a sus primeros años en el Madrid en cuanto que es capaz de recibir entre líneas, frenarse y esperar a que su equipo suba las líneas. O como un genial trequartista, al estilo del segundo gol, enlazando una jugada de escuadra y cartabón de gran velocidad y precisión. No, Cristiano no ha ganado el Balón de Oro solo por los goles que marca.
8.- No existió jamás una réplica del Granada versión Mr. Hyde en la segunda parte. Piti y Brahimi eran los libertadores solitarios de la inexistente rebelión granadina y los relevos que Lucas Alcaraz eligió no restablecieron el orden con el que el Granada dejó al Madrid sin ideas. El Arabi, por cierto, apareció con un buen disparo y ahí se quedó.
9.- Ignoro si el cambio de actitud del Madrid apareció por la chilena fallida de Cristiano, el cambio de Jesé por Bale o cualquier otro factor. Pero el canario parece estar bendecido y vuelca los partidos aunque casi no intervenga. De los encuentros que viene jugando en las últimas semanas, el de hoy fue en el que menos protagonismo tuvo y aun así estuvo de pasada en los mejores instantes merengues del día. Parece que Yoda le dijo que le acompañara la suerte.
y 10.- Al contrario que Isco, que parece haber caído en el reverso tenebroso de la fuerza y su participación ha quedado reservada a los momentos de intrascendencia. Dos destellos del malagueño hacen merecer la pena su escasa estancia en el terreno de juego, porque aunque no entre en el equipo, la fuerza está con él y solo debe encontrar su camino en el lado bueno. Lástima que el Maestro Ancelotti se sepa su equipo de Jedi de carrerilla.
* Jesús Garrido es periodista.
– Foto: Dani Sánchez (As)
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