Fútbol / Crónicas 2013-2014 / Italia / Serie A
La Roma, invicta hasta la fecha, llegaba a uno de los estadios más difíciles de Italia, si no el que más, con la intención de sumar. Puntuar para acercarse a una Juventus que, con un sprint de nueve victorias consecutivas, había recuperado el liderato y aventajado en cinco puntos al conjunto capitalino, anterior líder de la competición hasta que enfermó de empatitis. Con esos números y solo con la baja de Balzaretti en los visitantes, Conte y Garcia podían presentar su once de gala en el partido de los dos mejores conjuntos hasta la fecha.
No hubo sorpresa en la alineación de Conte (Pogba es más titular ya que Marchisio), mientras que Garcia prefirió jugar con Totti de falso nueve, mientras que los nueves verdaderos (Destro y Borriello) se quedaban en el banquillo. Francesco, que había polemizado antes del partido en rueda de prensa, estaría acompañado en las bandas por Gervinho y Ljajic. No parecía mala idea tras comprobar cómo en los primeros minutos la manija del partido la llevaban los visitantes. Con Pjanic como cerebro de operaciones, Gervinho y Maicon abiertos en las bandas, y Ljajic-Totti pululando junto a Strootman por toda zona de tres cuartos, la Roma había conseguido mandar desde el principio. Mientras, el equipo de Conte se quedaba cauto, en campo propio. Esa posesión no le molestaba al gigante turinés; en esos minutos de dominio romanista, solo sufrieron con una mala salida de Bonucci que propició un contraataque. No habría muchos fallos más en la defensa juventina.
Parecía todo controlado en el bando giallorosso hasta que Pjanic sufrió unas molestias. Ese dolor paró el rondo de pases de la Roma, y aunque el bosnio pudo volver al campo, el cortocircuito ya se había producido. Y de entre los cables chamuscados, apareció Vidal. Un inofensivo saque de banda se tradujo en gol tras varios pases rápidos. El último, hacia el chileno, fue obra de Tévez, que sacó a bailar a De Rossi sin que el italiano tuviese tiempo de aceptar la invitación. Y el chileno, que había recibido el saque lateral de Lichtsteiner, encontró el espacio creado por el argentino para después anotar el 1-0 por el palo de Morgan De Sanctis. Tévez y Vidal. Vidal y Tévez. Una pareja que puede valer un Scudetto.
El gol encendió a la Juventus y tras subir unos cuantos metros la línea de presión, tomó por primera vez el mando del partido. Le costó reaccionar a la Roma, pero cuando lo hizo y recuperó la posesión (ganada al llegar al descanso), volvió a adolecer de los mismos problemas: los tres de arriba seguían opacos. Por un lado, Gervinho (sin espacios o en fuera de juego) y Totti estaban desaparecidos, y por otro Ljajic parecía hacer la guerra por su cuenta. De ahí que los protagonistas de las jugadas peligrosas fueran Maicon y Dodô, que dispararon a puerta más que los delanteros. Por otro lado, la Juventus ejecutaba a la perfección sus tareas defensivas. La línea de cinco defensas (los carrileros fueron más laterales que atacantes durante la mayor parte del partido) y Vidal-Pirlo-Pogba por delante provocaban que la Roma se estrellase contra ese caparazón una y otra vez.
Volvió a pasarlo mal la Roma cuando intentó hacer un fútbol más directo y de contraataques. Ahí, la Juve pudo sentenciar el partido con diferentes oportunidades desplegando un amplio repertorio. Contraataques, jugadas directas en las que Tévez y Vidal casi siempre eran los protagonistas y sorpresas mal defendidas en las jugadas ensayadas por los de Conte. Al descanso todos creían en la idea de que la Roma lo había hecho muy bien en líneas generales, pero que también podría haber encajado más goles.
Todo lo abierto que estaba el partido para la reanudación lo cerró Pirlo con brusquedad tras colgar suavemente una falta al segundo palo. Bonucci, sin ningún romano a su alrededor, anotó el 2-0 mientras Castán y Dodô se preguntaban quién tenía que marcar al central italiano. En ese momento, la Roma empezó a escribir el testamento, todavía con la esperanza de poder alargar más su muerte en el partido. Rudi reaccionó rápido e hizo un doble cambio. Retiró a Pjanic (las molestias de la primera parte parecen la única causa entendible) y a Dodô, despistado en el primer gol pero activo durante el partido, para dar entrada a un nueve como Destro (y jugar así con 4-2-3-1) y a Torisidis, un lateral diestro que jugaría en el otro carril. Cambio extraño.
Las sustituciones no funcionaron. La Roma siguió sin inquietar a Buffon, quien tuvo un partido demasiado plácido gracias al trabajo de sus compañeros que defendían con ese 5-3 tan practicado, pero siempre con los colmillos preparados para asestar más golpes al timorato rival. El punto y final del partido lo pusieron De Rossi, Castán y el exgiallorosso Vucinic a falta de un cuarto de hora. Los dos primeros fueron expulsados casi consecutivamente: entrada muy dura y propia del primero, mano para evitar un gol del segundo. El montenegrino ejerció de notario en la lectura del testamento y anotó el penalti que significaba el definitivo 3-0. Victoria de tres puntos en la tabla, pero de muchos más en la moral del que por ahora seguirá siendo su primer perseguidor. La Juve empieza 2014 proclamándose campeón de invierno y oliendo el de verano.
* Rafael Medel.
– Foto: Massimo Pinca (AP)
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