"La clave del éxito no es jugar como un gran equipo, sino jugar como si el equipo fuera una familia". Stephen Curry
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La TDP, en un excelente artículo, ha reflejado numéricamente uno de los mayores problemas del Barça: la dificultad que tiene el equipo de Martino para jugar en el campo del rival, aspecto del juego que en años anteriores no ocurría.
Solo disponemos de los datos del año pasado para poder hacer una comparación. Y los resultados son muy claros. Cuando se ha disputado un tercio de la temporada, más o menos, el Barça en la mitad de partidos ha estado menos del 60 % del tiempo en campo del equipo rival. El año pasado, de 53 partidos de los que se disponen los datos, en 25 estuvo por debajo de esa cifra. Es una diferencia, pero pequeña.
El problema para el Barça es que desde el inicio de la temporada anterior cada vez ha ido jugando menos tiempo en campo contrario. La primera vuelta de la última liga, el Barça pasaba el 61 % del tiempo de juego en el campo del rival. La segunda vuelta bajó al 57 %. Ahora, en este primer tercio de temporada, el porcentaje está situado en el 58%, pero en los últimos ocho partidos ha bajado hasta el 56%.
Este dato puede ser indicativo de muchas cosas. En primer lugar, de que el Barça tiene problemas a la hora de dominar los partidos. Teniendo más o menos el mismo porcentaje de posesión (cerca del 66 %), el equipo juega más atrás. Por ello, como se describió aquí, aunque el Barça recibe los mismos tiros que el año pasado, se tiene la sensación de una mayor vulnerabilidad .
También puede indicar el dato que el Barça sufre a la hora de sacar la pelota desde atrás o bien que no logra recuperar la pelota en campo del rival y que este puede moverla más cerca de la portería culé. Si es un hecho buscado y deseado por el cuerpo técnico o es una circunstancia a corregir solo el Tata Martino y sus jugadores lo saben.
Otra de las causas de esta tendencia puede ser la indicación del cuerpo técnico a jugar más directo. Menos pases en la construcción del juego quiere decir que el balón pasa desde la zona de defensa a la zona de los delanteros en menos toques, con lo que el tiempo que se juega en el campo del rival es menor, ya que se recupera la pelota más atrás.
El año pasado el Barça solo perdió un partido en el que superó el 60 % de posesión, en Escocia contra el Celtic. En cambio, de los jugados por debajo del 60 % en campo del rival perdió siete, empató cinco y no ganó ninguno. No parecía una casualidad.
Este año, el Barça no ha perdido ningún partido (once) en el que haya estado más del 60 % del tiempo en campo contrario. Solo ha empatado uno, el jugado en San Siro. De los jugados por debajo de esa cifra (también once), ha empatado uno y perdido otro. Aún es pronto para extraer una conclusión. A medida que los rivales sean de mayor nivel, sobre todo en Europa, y la exigencia de obtener el resultado sea mayor se verá si la tendencia actual se mantiene y, como indican los números, el Barça ha aprendido a jugar cerca de su portería.
Tanto es así, que en todo el año pasado solo hubo un partido en que el Barça estuviera más tiempo en su campo que en el del rival (la ida de las semifinales de Copa del Rey contra el Real Madrid). Este año ya son tres partidos –Celta, Betis y Granada– más el del Ajax, que fue un 50 %.
En lo que queda de temporada se verá si el Barça puede o quiere jugar más en el campo del rival. Hasta la fecha, cuanto más lejos ha estado de su portero, más cerca ha estado de la victoria. Si sigue como hasta ahora, deberá aprender a hacerlo. Algo difícil, pues los jugadores actuales llevan desde niños viendo muy cerca al portero rival y muy lejos al suyo.
* Daniel Arias.
– Foto: EFE
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