"Lo que equilibra a un equipo es la pelota. Pierde muchas y serás un equipo desequilibrado". Johan Cruyff
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Probablemente sea el jugador más infravalorado del Real Madrid. Con toda seguridad, se empezará a repetir el tópico que reza que es de esos jugadores cuya magnitud sólo se percibe en su ausencia. Porque Khedira es y ha sido un jugador fundamental desde que llegó al Real Madrid.
De entrada, es muy probable que nadie haya complementado tan bien a Xabi Alonso. El tolosarra es muy bueno, pero su físico es limitado. Necesita de tiempo y espacio para efectuar sus magistrales pases y de una superficie limitada que cubrir para brillar defensivamente. El recorrido de Khedira, tanto con posesión de balón de su equipo como sin ella, es el principal culpable de que, en general, los haya tenido. Y es que el bueno de Sami lo abarca (casi) todo.
Cierto es que su inicio de temporada fue malo. Formando parte de un doble pivote en el que ninguno de los dos era mediocentro y los roles no estaban claramente delimitados, naufragó. Podría haber terminado adaptándose, pero no hizo falta. Cuando Ancelotti cambió el 1-4-4-2 por el 1-4-3-3 volvió a ser necesario el Khedira de siempre. En el esquema que daba lugar a las mejores versiones de los atacantes y de Modric (en detrimento de Isco). En aquél mediante el que el Madrid ha empezado a dar síntomas de máxima competitividad, de estar desarrollando un conjunto a la altura de las exigencias (aunque aún alejado).
Claro, los esquemas no son más que alineaciones numéricas vacías y mentirosas, pero en este caso resulta especialmente ilustrativo por el cambio positivo que produjo en la función de distintos jugadores, llevando los mismos a la ansiada mejoría colectiva. De entrada, prácticamente un liberado más en defensa y gran libertad de movimientos por todo el frente de ataque para los tres de arriba. El mejor Cristiano, el mejor Benzema y un gran Bale. Casi nada. A continuación, un único mediocentro posicional (rol ideal para Xabi Alonso) y un interior protagonista con balón como Modric. Cada pieza en su sitio pero…
Khedira era la pieza maestra. El centrocampista que se incorporaba y generaba aún más opciones para los atacantes. El que también daba un paso adelante para cohesionar una presión que, habida cuenta de la baja intensidad defensiva de los delanteros, sin él naufragaría casi siempre. El centrocampista capaz de correr hacia atrás y efectuar cuantas coberturas fueran necesarias. El encargado de que, al menos, el costado derecho fuese sólido en defensa. En definitiva, el pegamento que unía a dos centrocampistas de gran calidad y escaso recorrido con tres puntas que limitaban su aportación al ataque. El hombre que hacía mínimamente fiable (o que podría llegar a hacer) una defensa organizada con pocos efectivos. Y, sobre todo, el hombre de la transición. El encargado de evitar que se partiera el equipo, por imposible que fuera.
La opción más parecida, por raro que suene por aquello de los clichés, es Ángel Di María. Él, quizá al margen de Pepe (opción prácticamente implanteable), es el único jugador de la plantilla capaz de ejercer como centrocampista box to box. El único que ya lo ha hecho esta temporada, además. Recorrido y despliegue daría el mismo o incluso más. Con balón, su aportación sería mayor, aunque quizá demandara una mayor cuota de protagonismo no tan beneficiosa dado su habitual desacierto en la toma de decisiones.
En defensa, inevitablemente la diferencia sí que se notaría más, pues aunque el Fideo también tenga quite y piernas, no tiene la inteligencia defensiva del alemán. Ni sus piernas ni juego aéreo. No obstante, en esta faceta también presentaría una ventaja: su perfil bueno es el izquierdo, y este es el lado débil de la defensa del equipo. Di María podría compensar enormemente la debilidad sin balón del lado de Marcelo y Cristiano. En el costado derecho, el problema no sería el mismo, pues Bale y Carvajal o Arbeloa defienden mejor que sus compañeros del otro costado.
Por si fuera poco, Di María ya ejerce este rol en un equipo que funciona bien como es Argentina. Ya sabemos que es capaz de hacerlo regularmente en un equipo que, pese a disponer de menor calidad individual y en cierta medida similares dibujo e intérpretes, es más fiable defensivamente que el actual Madrid. En definitiva, Ángel es el único que permitiría que todo siga siendo parecido pese a la baja de Khedira.
No obstante, existen otras dos opciones. La primera es Marcelo y la segunda Illarramendi. El vasco puede actuar de interior, pero posee características diametralmente opuestas. Pese a ser mejor técnicamente, es inferior tanto táctica como físicamente. Además de ser totalmente distinto. Lo suyo no es romper altruistamente al espacio, sino pedirla al pie, en ningún caso entre líneas. Sabe correr hacia delante, pero ni mucho menos en la misma medida hacia atrás. Con él, el movimiento lógico sería ubicarle prácticamente en paralelo a Xabi Alonso y adelantar a Modric (o reemplazar a este por Isco).
La otra opción sería adelantar a Marcelo, que como interior puede alcanzar también un nivel alto. No obstante, sería aún más distinto de Khedira, pues pese a que en el centro del campo no sería débil defensivamente, su sacrificio no sería comparable. Respecto a Illarramendi, cuenta con la ventaja de tener mayor recorrido. Con balón el plus sería aún mayor, y llevaría aparejada la presencia de un lateral izquierdo fiable sin balón como Coentrao. A este último no le tenemos en cuenta dado que no funcionó como centrocampista pese a ser esta la intención de Mourinho cuando le fichó. Aunque un segundo intento tampoco sería descabellado, pues Fabio quizá sea quien pudiera ofrecer prestaciones más similares a las de Di María como interior.
Y siempre quedaría la opción de fichar. Si Ancelotti quiere mantener la estructura intacta y no le convence ninguna de las anteriores opciones, puede acudir al mercado. Sí, Vidal, Pogba o Matuidi juegan Champions, pero no Paulinho o Strootman.
El malagueño es el mejor jugador del banquillo del Madrid, y también juega de interior. Que Modric cambiara de lado no supondría problema alguno. Sin embargo, esta modificación sí que entrañaría un cambio radical.
Desde que Guardiola cambió el fútbol, es mucha la gente que habla de defender con balón utilizando a jugadores similares y no distintos, pues es en la similitud donde dicen que se hallan la complementariedad y el equilibrio. Someter al rival para evitar su amenaza. No perderla (o perderla en mejores condiciones y menos veces), no requiriendo así de un especialista en las transiciones.
Sin embargo, ni siquiera el Barça de Pep prescindía de esta figura (por algo llaman pulpo a Busquets). Pero la cosa va más allá de la misma: Xavi, por muy mal defensor que sea sin balón, era el número uno con él. Iniesta también encabezaba los puestos de este ranking. Se seguían una serie de automatismos que lo permitían, gracias al empeño y perfeccionismo de un entrenador único. El portero y los centrales tenían un papel capital en este sometimiento rival. Los extremos se ceñían al ritmo del equipo, sin verticalizar con más frecuencia de la oportuna. Se respetaban largas cadenas de pases antes de tratar de ser incisivo.
Ninguna de estas particularidades se repetiría en el Madrid actual. La esencia de Modric, Isco, Bale, Cristiano y Benzema es tener el balón para atacar, no para defender. Para plantarse delante del portero en tres pases si es posible en lugar de en veinte, como explica su entrenador. En definitiva, en los días grandes, ese Alonso-Modric-Isco seguramente pudiera tener algún parecido con Busquets-Xavi-Iniesta, sí, pero más bien con su versión de mediados del 2013, sin entrenador o dirigida por Vicente del Bosque.
Dadas las características de la plantilla actual, esta sería la opción más lógica. Xabi Alonso, Illarramendi y Casemiro es un trío lo suficimiente fiable para dar lugar casi siempre a parejas eficientes. A los que habría que sumar a Modric, quien rindió a buen nivel más retrasado.
El problema se encontraría en tratar de que los atacantes siguieran siendo totalmente determinantes sin que el equipo se partiera. Para conseguirlo, repetir el 1-4-4-2 del inicio de curso no parece lo más adecuado. En cambio, volver al 1-4-2-3-1 de Mourinho (en el que Khedira tenía menor recorrido) sí parece una buena solución. En primer lugar, porque poco o nada cambiaría en cuanto a la función de los atacantes. En segundo, porque la presencia de Modric o Isco con gran libertad por delante de dos mediocentros de gran nivel técnico podría suponer la pausa en campo contrario necesaria para juntar y ordenar al equipo.
Siempre y cuando no se acuda al mercado para que Di María no sea el único interior box to box del equipo, esta es la opción que parece más sostenible dadas las características de la plantilla actual. Invertir el triángulo para seguir creciendo. Aunque sea mucho más difícil, pues el Madrid parecía haber encontrado, después de quizá demasiado tiempo, la fórmula para hacerlo. Y en esta fórmula Khedira era fundamental.
* Rafael León Alemany.
– Foto: Firo
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