"El modelo de juego es tan fuerte como el más débil de sus eslabones". Fran Cervera
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Desde el día en que debutó en el primer equipo hasta finales del 2012, la relevancia de Messi en el primer equipo del Barcelona no dejó de aumentar. Primero, cual cuchillo que parte desde la derecha, fue adquiriendo cada vez más relevancia en un equipo que llegaría a ser campeón de Europa. Desde la misma posición, a medida que sus oportunidades aumentaron y las figuras de aquel equipo se dejaron ir, se convirtió en la estrella. Ya con Pep (y Alves), la derecha pasaría a ser sólo el punto de partida, dejando de serlo más pronto que tarde. Ya asentado en el carril central y fracasada la adaptación de Ibrahimovic, comenzaría a ejercer el rol en el que seguramente ha rendido como nadie lo ha hecho en la historia.
Pero su crecimiento se fue viendo acompañado de concesiones colectivas para su potenciación, viéndose estas especialmente reflejadas en sus compañeros del ataque. El Barça era mejor con Bojan que con Ibrahimovic porque Messi se sentía más cómodo con el actual jugador del Ajax. Tal era la magnitud de su peso en el juego. También sus acompañantes fueron mostrando cómo esta iba aumentando, hasta el punto de exigírseles prácticamente la irrelevancia con el balón en los pies para hacer feliz a Leo. Con posesión culé, ensanchar o arrastrar era mucho más importante. Con posesión rival, defender lo que no defendía Messi (y los interiores) era innegociable, a costa de perder aún más frescura para decidir arriba.
Claro que no todo era una cuestión puramente táctica. Los demás atacantes se habían acostumbrado a dejar que Messi decidiera. Incluso a que fuera él quien creara. Que todo el peligro que generara el equipo saliera de sus botas. Le facilitaban la vida en la medida de lo posible, sí, pero ya resolvería él. Por ello, cuando se lesionó, todos los problemas salieron a la luz de golpe y porrazo. Nadie había barrido y Leo se encargaba de meter todo el polvo debajo de la alfombra y que no se levantara. Y, cuando se rompió, fue tal la cantidad de suciedad que se descubrió que aquel otrora súperequipo era sólo un pobre grupo sin rumbo.
El club actuó en consecuencia y fichó a una de los jugadores que más podía aliviar la carga de Leo: Neymar. Martino redobló la apuesta y no solo el brasileño, sino también el otro extremo dejaría de vivir por y para Messi. De ahí que Alexis o Pedro hayan brillado mucho más: su función principal ha dejado de ser hacer la vida más fácil a Messi. Estando el argentino a tope y jugando siempre, seguramente ello no fuera positivo. En las circunstancias actuales, sin duda lo ha sido. Por ello que la lesión de Leo será mucho menos trascendente de lo que lo habría sido hace un año.
Menos aún teniendo en cuenta que el calendario hasta final de año será mucho menos complicado de lo habitual: el Barça se enfrentará a Ajax y Celtic estando ya clasificado para octavos de final de la Champions League; al modestísimo Cartagena en la Copa del Rey; y a Granada, Athletic, Villarreal y Getafe en la liga. Pese a haber algún enfrentamiento duro entre estos últimos como el de San Mamés Barria, no es ni mucho menos una de las etapas más difíciles de la liga.
Pero Martino tratará de que el equipo no piense en nada de lo expuesto en el anterior párrafo, pues los excesos de confianza siempre son letales, y al mismo tiempo querrá ir perfeccionando un funcionamiento colectivo aún muy mejorable. Además, tendrá la oportunidad de ver hasta qué punto puede llegar a funcionar el equipo sin Messi, posibilidad que no cabe descartar que se repita en otros tramos de la temporada. Veamos cuáles son las opciones principales:
Por el momento, esta ha sido la decisión que siempre ha tomado el técnico argentino cuando no ha estado Messi. Ha habido partidos en los que ha funcionado y otros en los que no, por lo que no cabe extraer conclusiones definitivas. A priori podría parecer que jugar sin un delantero de referencia que diera espacio y tiempo a los otros atacantes fijando y arrastrando a la defensa rival no tiene mucho sentido sin el argnetino. Sin embargo, concede una superioridad numérica en el centro del campo muy ventajosa y potencia el juego asociativo (por el mayor número de opciones de pase corto), lo que ahora mismo es muy necesario.
A lo anterior se unen las jerarquías en el equipo. A base de rotaciones, Martino trata de hacer creer a Xavi, Iniesta y Cesc que son titulares, pero los tres no pueden serlo habitualmente… con Messi. Sin él, sí que caben los tres, pero con ciertos inconvenientes: que Xavi sea aún más indiscutible, sin merecerlo ahora ni parecer probable que vaya a merecerlo en el futuro; que Cesc, cuya aportación es cada vez más imprescindible, vuelva a verse apeado de su mejor puesto, en el que debe tener cabida presente y futura: mediapunta, a mitad de camino entre el interior más próximo a Busquets y Messi (o su sustituto).
Así, que Cesc releve a Messi habitualmente, pasando Sergi Roberto y Song a gozar de los minutos que como interior le corresponderían, parece lo más factible. No sería mala esta opción, como tampoco ninguna otra, para Neymar. Cesc tiene una enorme movilidad que permitiría al brasileño recibir más en zonas interiores gracias a sus permutas. E incluso sumarse a la ecuación Iniesta, fortaleciendo el sector izquierdo.
La segunda opción más factible sería que Neymar jugara en la posición de Messi, con un delantero a cada lado. La principal ventaja sería que así los jugadores más resolutivos se acumularían en el carril central, con extremos que les facilitarían la labor, aunque no tanto como sucedía en el pasado con Messi. Esto podría suponer un punto de inflexión en la carrera de Tello como culé, pues como extremo izquierdo sí que está capacitado para ser resolutivo y disputar el puesto a Pedro o Alexis.
Por último, cabe señalar que el tercer jugador más capacitado de la plantilla para ejercer de falso nueve es Pedro, posibilidad que podría verse en caso de múltiples rotaciones. O incluso alternando durante el mismo partido, aumentando así la imprevisibilidad.
Las características de la plantilla del Barça hacen menos probable esta opción, pero no por ello deja de serlo. Como delantero centro cuya misión principal es facilitar la vida a sus compañeros, pocos pueden dar mejor rendimiento que el chileno. Su imparable movilidad por todo el frente de ataque es un quebradero de cabeza para cualquier defensa. Sus recepciones de envíos directos otorgarían algún sentido a los pelotazos cada vez más frecuentes de los defensores. Sus dejadas de cara para Neymar, Cesc o Pedro podrían ser letales. Especialmente favorecerían a Pedro, pues su diagonal desde la derecha sería hacia la zona de segundo punta (su favorita) en lugar de la habitual hacia la teórica zona del nueve. Por encima de todo, Alexis como hombre de referencia garantizaría que ninguna defensa viviera cómoda excesivamente adelantada y que siempre aparecieran espacios para recibir entre líneas.
También Cesc o Pedro podrían actuar como hombres de referencia, pero esta opción seguramente fuera más puntual porque obligaría a prescindir de sus mejores virtudes.
Por último, cabe tener en cuenta la opción menos probable: que, ausente el mejor atacante, se opte por cambiar totalmente la manera de jugar, mejorando en la fase defensiva y otorgando más espacios a los delanteros para que puedan ser más resolutivos. Las distintas maneras de hacerlo fueron analizadas en el último Extra del Club Perarnau, con la única salvedad de que Cesc sería quien ocupara el puesto de Lionel.
En definitiva, este Barça sí que tiene recursos para reemplazar a Messi, pero no seguramente para ser el mejor como lo sería con Leo. Por ello, mientras se afina al máximo para que ni siquiera la ausencia del mejor sea letal, es imprescindible tratar de que el argentino se recupere de la mejor forma posible y encuentre un sitio natural en el que se le potencie al máximo en el once a su vuelta. Porque funcionar sin Leo está muy bien, pero jamás podrá compararse al nivel que se alcanza funcionando con él.
* Rafael León Alemany.
– Foto: Pablo Pueyo (Marca)
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