1.- El Real Madrid sigue siendo difícil de identificar. El estilo de juego como definición de las ideas clásicas del fútbol que elige un entrenador difícilmente se puede apreciar en el planteamiento madridista. Cada partido es diferente y cada partido el Madrid cambia. Un día quiere tener la pelota, al día siguiente quiere dejarse hacer y al otro prefiere contragolpear. Es evidente que no es por falta de aptitudes, sino por no asumir como propios los conceptos de Ancelotti. Lo único que queda muy claro es que los 200 millones de Florentino están encajando de maravilla sobre el césped.
2.- Antes de hablar propiamente del partido de Turín, me gustaría centrarme en un solo punto en los que no jugaban. Bale era el único fichaje de este verano que jugó de titular, el que de verdad se ha fichado para entrar directamente al once que tiene en la cabeza Ancelotti. Illarramendi entró en el segundo tiempo por Xabi Alonso en lo que me tomo como un relevo generacional progresivo ante la más que probable no renovación del tolosarra. Carvajal e Isco estaban en el banquillo. Sí, Isco no jugó ni un minuto y sólo ha sido titular contra el Atlético en los cuatro compromisos de altura que ha tenido el Madrid. Ancelotti quiere un 4-3-3 y en él no hay hueco para el trequartista.
3.- Esos 200 millones encajan porque se sienten cómodos en el pseudoestilo madridista. Ninguno de los tres de arriba tiene funciones defensivas reales más allá de la presión en el inicio de jugada rival, por lo que se sienten desahogados del trabajo sucio y centran sus energías en arrancar y alcanzar la velocidad del sonido en pocos metros. Su rapidez de movimientos desequilibra a cualquier defensa y además los dos son letales. Pero juegan a otra cosa, una que poco o nada tiene que ver con el resto de compañeros.
4.- Su ámbito de actuación se sitúa entre la línea defensiva adversaria y la del mediocampo, y rara vez sobrepasan dichos límites. Es decir, los zagueros sufren para sacar el balón sin que la presión sea asfixiante, porque un simple espasmo de una de las piernas de Cristiano o Bale es más rápido que el movimiento del balón y lo roban. Pero si la pelota de Barzagli o Bonucci superaba a esos dos velocirraptores y llegaba a Pirlo, era tutta un’altra storia.
5.- Con el pánico juventino inicial, el Madrid parecía sentirse hasta cómodo en uno de los estadios más complicados de Europa. Los blancos (hoy de un naranja doloroso) movían la pelota horizontalmente evitando riesgos, mucho más descarado en el caso de la Juventus. Una derrota podía dejarla fuera y ese escenario propició que los de Conte salieran con el rabo entre las patas, más a verlas venir que a buscarlas. Pero claro, en realidad es un perro de caza que a la mínima salta en busca de la liebre.
6.- Dos errores individuales cambiaron la monótona parsimonia inicial del choque. Uno en cada área y muy seguidos. Primero Ramos cedió cortésmente la pelota a Tévez en una salida desde atrás y en la contra tras el ataque bianconero no culminado, Cáceres tenía la posición ganada a Bale, pero se confió y el galés tuvo la primera del Madrid. Fue lo peor que pudo pasar para los intereses merengues. Vidal tomó el mando del campo y no lo soltó hasta el descanso, para el cual quedaban unos larguísimos treinta minutos para el Real Madrid, que se preparaba para vivir una de esas noches infernales en la capital piamontesa.
7.- Conte volvió a cambiar su habitual esquema con tres centrales para jugar con un 4-3-3 en el que tuvieron mucha importancia los costados sin tener en ataque ningún jugador específico para esa demarcación. En la derecha era Vidal el que más se acercaba a la línea de cal, quedando siempre Pirlo como mediocentro único, y al chileno le apoyaba Marchisio (que muchas veces aparecía como segundo delantero). Misma solución en la izquierda, con Pogba buscando la espalda de Ramos con Tévez de instigador. Arriba quedaba la isla riojana en busca de algún balón. La intención, abrir mucho el campo para generar huecos por todo el frente del ataque, ya que sólo ocho defendían.
8.- Sergio Ramos jugó de lateral derecho, su tercera posición diferente sobre el campo en un par de semanas. Por decirlo con otras palabras: o Ancelotti no tiene ningún tipo de confianza en sus dos laterales derechos y prefiere sacrificar a su mejor central, o quería más altura para luchar contra los saltos de Pogba y Llorente. Una incerteza más a la libreta de Ancelotti.
9.- El Real Madrid lleva años dejando que sea el rival el que lleve la iniciativa en los partidos (siempre que eso sea posible, claro queda). Ha concentrado su principal fuente de beneficios en el contragolpe, arte llevado a la perfección por los blancos. Este Madrid hace lo mismo con la diferencia de que este concede bastantes más ocasiones de gol que sus predecesores. Rotación en la portería, cambios en la defensa, falta de ayudas de los delanteros. Sea cual sea el motivo, es preocupante.
10.- Era cuestión de tiempo que la Juventus encontrara el gol. Fue de penalti, pero podría haber sido de cualquier otra forma de no ser por un buen Casillas. Los aspavientos de Alonso reclamando intensidad a sus compañeros contrastaban con la intensidad que había recuperado la temerosa Juve inicial. Esa intensidad les llevaba a meter la pierna antes para llevarse la pelota, a robar muy arriba y generar siempre una ocasión de disparo y evitar de esta manera los contragolpes.
11.- En Italia, salvo contadas ocasiones en las que ha sucedido lo contrario, cuando la Juve tiene ventaja es una Juve tranquila, dominadora y, en ocasiones, apabullante. Ante un Madrid pasivo, esa versión extremadamente competitiva de la Juventus estaba por brotar hasta el robo de Cristiano en el pase de Cáceres. Ronaldo dio el primer golpe y Bale estuvo a punto de tumbar a la Signora. Eso ofrecen los 200 millones. Tranquilidad. Con prácticamente nada, hacen dos goles y hacen brotar la paz.
12.- El grito de Bale corriendo hacia el quesito de aficionados madridistas silenció a la siempre ruidosa tifoseria bianconera. Durante la quietud local, Alonso conversaba con Ancelotti. Al ver esa imagen pensé que Xabi le estaba comunicando al jefe los embrollos defensivos que seguía sufriendo el equipo, pidiéndole algún tipo de solución. Mi suposición se vio apoyada por el gol de Llorente. La realidad fue que unos minutos después, Xabi se fue e Illarramendi entró. Nada de solución al problema.
y 13.- El Madrid estaba clasificado (o casi) para octavos de final y la Juventus se sentía aliviada por la victoria del Copenhague contra el Galatasaray y se firmó un armisticio en el último cuarto de hora de partido. Una pena, la verdad, ese final para un espectáculo magnífico que se había vivido en los minutos posteriores. La Juve decidió lanzar un órdago a grande, chica, pares y juego en la quinta y la sexta jornada. Sólo el futuro nos dirá si hizo bien en conformarse con ser última de su grupo a dos partidos para el final.
* Jesús Garrido es periodista.
– Foto: Olivier Morin (AFP)
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