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Roberto Martínez no imagina su equipo sin él. Es indiscutible en la mediapunta del Everton y es internacional absoluto por Inglaterra. Para un país futbolero que carece de centrocampistas creadores, Ross Barkley es una de las esperanzas de futuro. No se dejen engañar por su imponente físico. Barkley juega como un virtuoso de 1,65. Tiene 19 años, pero no lo parece.
Es uno de los aspectos que más destacan en Ross Barkley. El inglés es alto, fuerte y potente. Puede ir al choque y suele imponerse en los balones divididos. Para la altura que tiene está muy coordinado y es veloz tanto en el desplazamiento con el balón como a la hora de reaccionar. A veces, donde no llega su velocidad le alcanza su poderío en el choque. Si no llega con ventaja frente al rival, su potente tren inferior y superior le hacen llevarse, generalmente, el balón. Es resistente a los esfuerzos cortos, porque aunque a veces abusa de sus arrancadas, cada vez más le gusta ofrecerse al compañero y jugar rápido, a pocos toques.
Es diestro y suele conducir y realizar los cambios de orientación con esta pierna, pero se desenvuelve de un modo natural con la pierna izquierda.
Su objetivo es recibir el balón y para ello lo pide y se ofrece al compañero. Su personalidad en el campo está fuera de toda duda. Es agresivo, le gusta asumir riesgos y encarar al defensa. Por ello, su actitud es la ideal para un entrenador (Roberto Martínez le alaba en cada partido). Asume responsabilidades y trata de estar conectado al partido durante los 90 minutos, por lo que su índice de actividad es alto, aunque a veces, debido al poco tiempo que Martínez lleva entrenando al Everton y a que los toffees aún no ha interiorizado el modelo de juego al 100 %, le cuesta recibir y se mantiene algo aislado. Pero cuando eso ocurre, suele realizar un movimiento que luego analizaremos.
Respecto a su capacidad de aprendizaje, tiene solo 19 años y necesita jugar más partidos en la élite. También le vendrá bien jugar con Inglaterra y en Europa con su club, ya que tiene el reto de liderar a su equipo ante defensas cerradas bien trabajadas y ordenadas.
Tiene que mejorar en la toma de decisiones, ya que al ser tan potente a veces abusa de su fuerza y físico. Pero combina conducciones con toques cortos y búsqueda constante del compañero libre.
Impresiona su claridad en la conducción y su capacidad de finta y regate (¡mide casi 1,90 m!). Combina bien en corto y su cambio de orientación es muy competente. Tarda un poco en armar el golpeo, pero este es bastante potente y suele tener buena colocación. Puede sumar en la interceptación y en el despeje: juega de mediapunta, pero sus condiciones físicas pueden hacerle un jugador fiable en una posición algo más retrasada.
Gracias también a esta fuerza, tiene un buen golpeo de cabeza (para la posición que ocupa), dominando el juego aéreo, tanto en ataque como a la hora de defender jugadas a balón parado.
Para un jugador que domina posiciones tan cercanas al área es básico tener un cierto olfato goleador y dominar el golpeo. Este es el caso de Barkley, al que se le ha visto marcar varios goles desde fuera del área. Tiene un magnífico golpeo tanto con la pierna derecha como con la izquierda. No suele dudar a la hora de golpear. Le vamos a ver marcar muchos goles desde fuera del área.
Suele jugar por detrás de un único delantero, aunque por sus características podría situarse sin sorprendernos como interior en un 4-3-3, e incluso en la banda derecha en un 4-2-3-1. En una posición más retrasada aportaría su poderío físico e inteligencia posicional, y en una banda, su constante ofrecimiento e imponente llegada. Pero su posición ideal es la de mediapunta.
En ataque organizado, Barkley suele juntarse con Leighton Baines, el lateral izquierdo del Everton. Ellos, con la ayuda de Pienaar o Naismith, suelen ser la salida más clara de balón para el Everton. Cuando a su equipo le cuesta construir desde atrás, Barkley retrasa su posición para juntarse con McCarthy, Osman o Barry (dos de estos tres, generalmente) y buscar la superioridad numérica. Cuando hay demasiados jugadores en el centro del campo y no es posible la salida en corto, Barkley cae al flanco izquierdo y hace un cambio de orientación hacia la otra banda, donde Mirallas o Deulofeu pueden potenciar su arrancada y velocidad. Barkley sabe temporizar el ritmo del partido, elegir cuándo buscar la pared, dar el apoyo al compañero, etc.
Pero el joven inglés se desenvuelve bien en la transición ofensiva, donde aprovecha su físico (es algo que hemos repetido varias veces a lo largo de este análisis, pero es que para su posición y edad destaca mucho). Tiene un buen cambio de ritmo con balón y le gusta imprimir velocidad en el juego. Además, como tiene un disparo tan potente, los rivales tienen tendencia a cerrarse, y ahí encuentra bien a los extremos o al lateral Baines.
Es un jugador aprovechable tanto en defensa organizada como en transición defensiva, aunque su evolucionado físico le hace ser más determinante en la transición defensiva, siendo capaz de anticiparse al contraataque rival o hacer la cobertura a algún compañero (a Barry u Osman, generalmente). Con Koné y sobre todo con Lukaku, aporta mucho a su equipo en la presión defensiva, permitiendo recuperar bien arriba el balón. Aunque son conceptos que aún tienen que perfeccionar los de Martínez.
Debutó con Inglaterra frente a Moldavia (4-0) y estuvo a punto de marcar un gol. Le siguen Manchester United y Chelsea, y pronto lo harán otros grandes equipos europeos. Crece a pasos agigantados, y la presencia de Roberto Martínez le va a ayudar mucho en su progresión, ya que el catalán es un técnico al que le gustan los jugadores incisivos y de calidad, y los potencia al máximo. Es uno de los futbolistas más utilizados por Bob hasta el momento, y todo han sido palabras de elogio hacia él. Su futuro está en seguir madurando con el Everton antes de dar el salto a un equipo que compita por ganar la Champions League. Pero no hay prisa, antes está el Mundial de Brasil 2014. Ni él ni nosotros nos lo podemos perder.
* Ismael Ledesma.
– Foto: Reuters
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