"La clave del éxito no es jugar como un gran equipo, sino jugar como si el equipo fuera una familia". Stephen Curry
El debate sobre el modelo de juego del Barça o la posesión del balón solo es una cortina de humo. El verdadero debate es sobre el modelo de trabajo, a partir del cual, de la mano del sensato Gerardo Martino, regresar a la senda de la excelencia, senda que se abandonó hace más de un año, como han reconocido el propio entrenador, al manifestar que el equipo dejó de estar en el lugar en que estuvo, o un jugador tan simbólico como Xavi Hernández, al reconocer la degradación táctica vivida la pasada temporada.
Para comprender y descifrar los avances de El Tata Martino es imprescindible conocer y recordar a Frank Rijkaard, Pep Guardiola y Tito Vilanova. Al fin y al cabo, la década prodigiosa del Barça se ha edificado desde estos tres entrenadores sobre una misma base de jugadores excelsos, repletos de talento, pero con una virtud superior: casi siempre estuvieron dispuestos a aceptar la disposición al trabajo que la elite exige. Para llegar hasta aquí ha habido muchos pasos adelante, pero también varios frenazos bruscos: momentos concretos en que una parte del vestuario, envuelto en el incienso del elogio perpetuo, se creyó por encima de su entrenador y sin necesidad de seguir trabajando. Se creían imbatibles y eternos caminantes sobre las aguas del mar futbolístico. Todas las crisis de la década llegaron por dejadez y engreimiento.
Puedes leer “Barça: la excelencia llegó por el esfuerzo” en la Revista nº 6 del Club Perarnau.
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