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Fútbol / Informes España

Una cuestión de confianza

por el 13 septiembre, 2013 • 11:01

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Subcampeón de liga en la temporada 2007-2008, semifinalista de la Champions League en el 2006 y semifinalista de la Europa League en el 2011, pero nunca había comenzado una temporada con tres victorias consecutivas. Es colíder de la presente campaña junto al F. C. Barcelona, el Atlético de Madrid y su rival este sábado, el Real Madrid. Tras un año en la Segunda División, el Villarreal C. F. ha comenzado bien. Mejor dicho: más que bien. Muy posiblemente, por encima de lo que había soñado la directiva, el cuerpo técnico, los jugadores y la afición del club villarrealense.

Tras tres jornadas, ya se han aventurado algunas voces externas al club a presagiar qué sucederá allá por el mes de mayo, cuando finalice la temporada. Afirman cuáles deben ser los objetivos, sus deseos sobre qué deparará este curso futbolístico al Submarino Amarillo. Incluso afirman que el equipo dirigido por Marcelino García Toral juega mejor que el que gestionó Manuel Pellegrini. Que tras ganar a Osasuna 0-3, el Villarreal C. F. ofreció un juego total. Tal vez sea la euforia o simplemente subirse a una ola de optimismo al verse de nuevo en lo que ellos consideran su hábitat: la Primera División.

Estas líneas no pretenden objetar nada a todo lo expuesto y que circula en el entorno amarillo. Faltaría más. Simplemente constatar una parte de lo que está sucediendo y se vive en Vila-real, en la previa de lo que se prevé como el primer  gran partido de la temporada en El Madrigal. Tal vez sea impostura pero, por ahora, dirigentes, jugadores y cuerpo técnico, con el entrenador asturiano a la cabeza, cada vez que se les lanza una pregunta con cierta loa sobre su momento de forma, frenan en seco. Se marcan como único objetivo llegar a los 42 ó 43 puntos que normalmente indican que cualquier equipo logra la permanencia en Primera División.

No es de extrañar. Más aún, tras el shock de hace dos temporadas con el inesperado descenso. O cómo bajó ese optimismo el propio Marcelino cuando en la previa del duelo ante Osasuna señaló que el Betis protagonizó un arranque similar hace un año, para pasarse posteriormente cerca de tres meses sin ganar. Fue una larga lista de derrotas, salpicadas con un par de empates. Los verdiblancos sí tuvieron premio. Están disputando la Europa League. No obstante, hasta que rubricaron esa clasificación tuvieron momentos de dificultad. La temporada es larga, nadie sabe lo que nos va a deparar y si, como parece, este año el Atlético romperá el duopolio Madrid-Barcelona.

Más allá de que pueda debutar el fichaje del verano, el galés Gareth Bale, de que se observe si el Real Madrid se va pareciendo más a lo que pretende Carlo Ancelotti, el Villarreal C. F. es protagonista por méritos propios este sábado. Por unas horas, es más que evidente que los aficionados a este deporte se interesarán por ver qué sucede en El Madrigal. Y por saber por qué un equipo recién ascendido se codea con los que apuntan como trío real de candidatos al título: merengues, culés y colchoneros.

En la mayoría de ocasiones, para explicar razones de una situación coyuntural, cualquiera que sea, se intentan buscar argumentos de lo más diversos. Muchas veces para acabar cayendo en tópicos. O al revés, reduciéndolo a una causa. Reduccionismo llevado al extremo. Se habla de la planificación física realizada en pretemporada para comenzar fuerte la liga, de la bondad del calendario, de las exigencias del técnico para que sus  jugadores mantengan un peso, a base de regulaciones periódicas en la báscula, de que el once base es idéntico al utilizado en Segunda División –con una plantilla nutrida de hombres que ya han jugado en Primera División–, de la solidez, de la pegada… Sin negar ninguna de ellas, creo que el enfoque hay que dirigirlo a un aspecto, tal vez, simple y obvio, pero muy importante: la confianza. Creer en una idea de juego.

Una vez abandonó Manuel Pellegrini el Villarreal C. F. y gran parte de todos los jugadores que vivieron con el chileno los mejores años de la historia del Submarino Amarillo, hasta la llegada de Marcelino, en el club existieron dudas. Una situación para nada extraña. Imagínense cualquiera de los que lean este texto, cuántas veces les habrá pasado en su día a día. En otros ámbitos. Cuando el viento va a favor, existen unos hábitos, todo resulta más fácil. Cuando se producen cambios, asimilarlos y adaptarte a ellos, cuesta. Huir del confort supone un tránsito, con pros y contras.  Y en el Villarreal, el giro de la herencia que dejó Pellegrini dejó víctimas en el camino. Una de ellas, dejar de creer en una idea. Ello provocó protagonizar algunos bandazos en forma de toma de decisiones, más llevados por la inmediatez, que por la convicción.

El mérito de Marcelino es ése. Tras debutar, precisamente ante el filial merengue y perder 5-0, su trabajo en forma de resultados llevó al Villarreal C. F. de vuelta a Primera División. Pero lo más importante es que permitió recuperar la confianza a un grupo de jugadores que dejaron de creer, no sólo en una idea de juego, distinta a la que ha implantado desde su llegada, también en sí mismos. Unos futbolistas que después del descenso se seguían preguntando qué hacían allí jugando en Valdebebas, cuando no tanto tiempo atrás pisaban el césped del Santiago Bernabéu. De competir a no hacerlo. De jugar cada tres días, a hacerlo semana a semana.

Ejemplos de esa confianza recuperada, de volver a creer, son los dos capitanes del equipo: Bruno y Cani. Por veteranía y galones, su paso por Segunda División fue, en el inicio, decepcionante. Les costó entender el juego y cómo afrontar cada partido. Exceso de responsabilidad, bloqueo y ansiedad. En cambio, en estas tres primeras jornadas se sienten liberados. Vuelan. Han dejado atrás un peso que les iba empequeñeciendo.

Pero no sólo ellos, gente con experiencia en primera, pero jóvenes como Mario Gaspar, Musacchio o incluso debutantes, caso de Manu Trigueros. El sábado se presenta un partido que mostrará a un equipo que intenta aprender un nueva idea futbolística, un complemento a lo que tiene interiorizado (el Real Madrid). contra otro que acumula confianza, autoestima y fe. El Villarreal C. F. querrá ganar por muchas razones: romper estadísticas (mejor inicio de su historia, más victorias seguidas –entre final de la pasada temporada y el inicio de la presente–, lograr ser líder en solitario…), pero ante todo demostrar que vuelve a ser competitivo. Con otra idea. Enseñando que confía en lo que hace.

* Pablo Beltran es periodista.

– Foto: EFE




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