Liga BBVA 2013-2014 / España / Fútbol / Crónicas 2013-2014
1.- Si Adriano fuera un jugador más constante podría hasta luchar con cualquiera por una camiseta verdeamarela. Es una de las definiciones más clarividentes del jugador cumplidor, ese tío que sabe cuál es el rol que desempeña dentro de una plantilla y lo desarrolla a rajatabla. Cubre su posición, no acostumbra a fallos garrafales y sube al ataque a su hora, sin la malicia de sus compañeros laterales, eso sí, pero no es eso lo que se le exige. Si le respetaran las lesiones, no sería un jugador de cara y cruz.
2.- El gol de Adriano fue uno de los primeros lanzamientos con pelota en movimiento desde fuera del área del Barça del Tata. Y oiga, no es mala solución. El buen lateral simuló con su movimiento que buscaba el espacio necesario para buscar un centro al área, y entre ese amago y los dos jugadores blanquiazules en la trayectoria de la pelota hacia la portería, Willy Caballero dudó.
3.- Y dudar en el fútbol es pecado capital. La mente del argentino es fuerte, de buen veterano que ha vivido mucho. Sin embargo, se le vio lastrado en los balones divididos, lleno de incertidumbre que para su suerte no pasó a mayores. Dos fallos en dos jornadas y dos derrotas le pesan en una conciencia que deberá olvidar cuanto antes.
4.- Tanto le fastidiará a Willy en sus pensamientos el gol del Barça como los que no lograron sus capitaneados. Olinga, Seba, Antunes… todos frenados entre Valdés y el palo. No se puede tildar de injusta la victoria culé, ni mucho menos, pero el Málaga acumuló en total más ocasiones claras en meta rival que los azulgranas. De hecho, más allá del remate con la chepa de Piqué al palo, Willy estuvo hasta tranquilo. No así Valdés, reclamador de equilibrio y cabeza cuando sus hombres perdían las posiciones en el último cuarto de hora.
5.- El Barça disfrutó en los instantes iniciales de un dominio cercano al que tuvo contra el Levante, cambiando el tipo de cerradura que abría la puerta del gol. Mientras que los granota casi se dejaron la puerta entreabierta, el Málaga echó el pestillo y la llave. Juntó dos líneas en diez metros escasos, para que Darder, Tissone y Camacho maniataran a Xavi e Iniesta, evitando la fluidez en el juego visitante por la zona central. Las bandas las inhabilitaban entre Fabrice Olinga y Pawlowski, muy pegados a sus laterales. Mascherano no encontró su diagonal hacia el extremo hasta que apareció Alves en el segundo tiempo, con el brasileño muy arriba, como de costumbre.
6.- La estructura defensiva de Schuster daba poco margen al contraataque. Santa Cruz tenía que hacer pleno uso de su privilegiado físico para aguantar los balones que le llovían despejados desde su defensa, casi única vía de escape del Málaga. Si el paraguayo aguantaba, lo tenía que hacer durante varios segundos hasta encontrar un compañero, generalmente Olinga, el que más la quería, pero el más inexperto para mantenerla.
7.- Tampoco podía atacar demasiado el Málaga porque no le duraba el balón en su posesión. La presión tras pérdida que asfixió al Levante se mantuvo en La Rosaleda, volviendo a ser un acto reflejo del juego del Barça. Si a Iniesta se le escapaba un control, Darder, por poner un ejemplo, se veía rodeado de piernas culés en pocos segundos, devolviendo involuntariamente la posesión a su rival.
8.- Por todos es conocida la necesidad de protagonismo de Cesc Fàbregas. Y no tiene por qué entenderse en un sentido peyorativo esta afirmación. Fàbregas está cómodo con el peso de su equipo a la espalda, requiere responsabilidad para ser él mismo, para superar rivales y hacerse grande. Sin Messi, en Barcelona, y con Neymar expectante en el banco, Fàbregas volvió a actuar rayando su virtuosa participación contra el Levante. Por la derecha, por el centro o cayendo a la izquierda para habilitar a Alba con un taconazo. Rematando y asistiendo a Pedro. Dio un nivel tan alto en el primer tiempo que en el segundo, aunque no jugó mal, pareció no estar.
9.- Ante la pérdida de influencia de Cesc en el juego, Martino recurrió rápidamente a Neymar. Su entrada en la dinámica del toque de salón del Barça está siendo lenta, pero cada vez es más importante cuando juega. No es un simple buen jugador que entra al equipo y se difumina ante tanta luz. Sus compañeros le buscan, lo encuentran y él responde como, por ahora, se siente cómodo: cambiando el ritmo.
10.- Neymar no perdió prácticamente ningún balón; consiguió en cambio lo que más necesitaba el equipo cuando el Málaga se volcaba a por el empate: tranquilidad y pausa. Y lo logró con todo lo contrario: vértigo y desborde, que originaba faltas y momentos de respiro. En cambio, evidenció un aspecto que tiene que mejorar, cuando no cubrió la subida de Jordi Alba en la jugada que dejó el poste de Fabrice Olinga. Neymar es el último jugador en aparecer en el área de los que deben defender. Ya le explicará Pedro cómo se hace eso.
11.- Schuster sacó del campo a Pawlowski, Olinga y Camacho y buscó el empate. Eliseu fue una ayuda más fiable para Santa Cruz, junto al que creó la mejor jugada del Málaga en el partido. Y con Pedro Morales, Song se vio en aprietos, sin el palo de la escoba que tan bien utiliza Busquets. Con mucho empeño pero pocas ideas, el Málaga estuvo muy cerca de llevarse un empate que no habría sonado extraño viendo el final del partido.
y 12.- El Barça llegó muy justito de fuerzas a los últimos minutos. Noventa minutos de un partido serio parecen hacerse todavía un poco largos, propiciando falta de frescura en las ideas, en la ejecución de los pensamientos y grietas en la defensa. Para el análisis queda la entrada de Sergi Roberto por Iniesta. ¿Simple refresco para el mago? ¿O un primer paso para la progresiva inclusión del canterano en los planes del primer equipo?
* Jesús Garrido es periodista.
– Foto: EFE
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