La magia que vivimos en Londres no se estaba viviendo en Moscú ni de lejos. Estadio vacío, poco ambiente en las calles, fallos incomprensibles en el cronometraje como en los 20 km marcha femeninos. Ni el mismísimo Bolt logró encandilar al público; su victoria fue la menos espectacular en el último lustro. Pero todo esto cambió de manera repentina gracias a Isinbayeva, que brilló como en sus mejores momentos y nos deparó una final de ensueño.
Sus competiciones siempre tenían la esencia del jugador de poker; al igual que ellos, ella está constantemente jugando con la psicología del contrario. Cuando las demás atletas ya están retiradas, ella iniciaba los concursos. Siempre escondida bajo una manta, sin posibilidad de ver su cara, que solo aparecía al final para cerrar con victoria el campeonato. Hoy lo ha vuelto hacer de esa misma manera y ha devuelto la vida a un campeonato que languidecía.
Lo anunció con anterioridad, es su último campeonato ya que tiene decidido ser madre. Le han dicho que podría estar en Río de Janeiro, ella no lo descarta, pero dice que no se ve compitiendo con atletas que son diez años más jóvenes que ella. El futuro queda, por lo tanto, en el aire, pero nos ha dejado una década de oro en el atletismo.
El resto de finales empequeñecen ante el triunfo de la rusa. Brilló Merritt con un triunfo sorprendente, fundamentalmente por el nombre del segundo clasificado y además por la diferencia con la plata. Melnichenko se alzó con el oro en un heptatlón que no pasará a la historia por sus marcas pero sí por la emoción vivida.
Harting, al igual que Adams, demostró que es el lanzador más solvente y que las dos derrotas de este año fueron una anécdota. Aman se convirtió en el primer oro de Etiopía en una prueba que ha sido dominada por Kenia en los últimos años. El atleta etíope aprvechó la ausencia de Rudisha y dio comienzo a un reinado que se vaticina efímero. Chemos venció en obstáculos gracias en parte a la ausencia de Zaripova, la gran dominadora en los últimos años.
La competción fue un cuento de hadas en el que las tres grandes protagonistas eran Silva, Suhr e Isinbayeba. La rusa empezó con 4.65 a la segunda, nulo que le obligaba a saltar más que Suh si quería vencer, ya que la norteamericana no había cometido ningún error. A 4.82 llegaron las tres. En ese momento el oro tenía color norteamericano, pero Isinbayeva volvió a sacar la casta de campeona a la que nos tiene acostumbrados y superó los 4.89, mientras que sus rivales fallaron en esa altura. El suspense y la emoción fueron dignos de un thriller cinematográfico. Spiegelburg, que realizó su mejor concurso del año, se quedó fuera del podio a pesar de saltar 4.75.
Yelena Isinbayeva, la más grande saltadora de pértiga de todos los tiempos, hizo rugir a un estadio que había estado en letargo en los días previos. El público cayó rendido a los pies de la zarina y comenzó a corear su nombre. La marca, 4.89, es la segunda mejor realizada en un campeonato del mundo, detrás de su 5.01 en Helsinki’05, que en su día fue récord del mundo.
Segunda fue Suhr, que no se marchará contenta de Moscú, primero porque cambia el oro por la plata y segundo porque su relación con la rusa no es la mejor desde que la norteamericana dijera antes de Pekín aquello de que iba a con la intención de “darle una patada en el culo”. Silva tampoco se mostró muy contenta con el concurso, pero logró la segunda medalla para la isla después de la de Barrios en el lanzamiento de disco.
LaSwhan Merritt venció con 43.74 sacando 66 centésimas al segundo, McQuay. Su carrera no dejó lugar a dudas, desde el primer metro fue en cabeza y fue aumentando paulatinamente la ventaja sobre sus rivales. Kirani James fue una sombra de lo que nos ha deparado a lo largo de toda la temporada. No es la primera vez que se hunde de manera inaudita, en el recuerdo está su mundial de pista cubierta de Estambul, en el que quedó último, pero ese tipo de bajones nunca se le habían presentado en la temporada al aire libre. Lo extraño es que sus prestaciones a lo largo del año siempre habían sido extraordinarias. En el mítin Areba de París había logrado bajar de 44 (43.96), marca muy próxima a su tope personal, que es la marca de los JJ.OO. de Londres. Su registro en el día de hoy ha sido de 44.52. La plata se fue para otro norteamericano, McQuay, lo que garantiza un buen equipo de relevos en el 4×400. En Londres perdieron el título a manos de Bahamas. Otra lucha preciosa fue la vivida por el tercer puesto entre Jonathan Borlée y Luguelín Santos. El dominicano se alzó con la plaza de podio, logrando enlazar oro mundial júnior de Barcelona, plata JJ. OO. de Londres y ahora bronce en el campeonato del mundo. Su temporada había sido muy atípica; empezó bajando de 45 segundos en abril (44.74), pero luego fue muy irregular. Su mejor registro desde el 1 de junio había sido 45.33, y la final era su 22ª carrera del año. Muchas. Jonathan Borlée tendrá el consuelo de poder luchar por la medalla en el 4×400, en el que estarán sus dos hermanos y Gillet.
Aman es un excelente atleta, pero ha cometido un error en su vida: nacer en una fecha equivocada. Intentar enfrentarse al mejor Rudisha es imposible, lo intentó en Londres y pagó cara su osadía, pero en Moscú las cosas han sido más fáciles. La táctica que había que seguir era sencilla: ponerse detrás de Solomon e intentar remontar al final .Y eso fue lo que hizo. El guión se cumplió, Solomon tomó el mando y marcó 50.28 convirtiéndose en la liebre prevista. La recta final se llenó de constantes ataques; primero fue Symmonds el que atacó, superando a su compatriota, y finalmente fue Aman el que logró doblegar a los dos norteamericanos. Solomon se hundió y Souleiman consiguió lo mismo que Aman para su país: la primera medalla en esta disciplina en la historia de los mundiales.
Aman, todavía en edad júnior, había llevado una temporada muy regular que le había hecho acreedor al título de gran favorito. El mes previo al mundial se había refugiado en los entrenamientos, pero ha demostrado que en ausencia de Rudisha es el mejor en las dos vueltas a la pista. Symonds había quedado segundo en los trials por detrás de Solomon, pero su victoria en la Diamond League de Londres ya anunciaba que llegaría en plenitud para la gran cita anual. Souleiman había preparado la temporada pensando en el 1.500, pero un gran 800 en Sollentuna (Suecia) le hizo plantearse doblar en Moscú, así que lo veremos luchando también por las medallas en el 1.500. Consiguió para su país la tercera medalla de la historia después platas de Ahmed Salah en las maratones de 1987 y 1991. De conseguir medalla en el 1.500, él solo habrá conseguido tantas medallas como el resto de atletas de su país en toda la historia de los mundiales. Veremos cómo se recupera, pero es una seria opción a medalla en la distancia superior. Está entrenado por Jama Aden, entrenador de Genzebe Dibaba, Makhloufi y Kaki entre otros.
No pasará a la historia como el mejor concurso del mundial. Las bajas de Ennis-Hill y Chernova lastraban cualquier posibilidad de gran marca, pero estas ausencias abrían el abanico a todas las atletas que en años anteriores habían estado a la sombra de las dos grandes de la especialidad. Melnichenko dominó el campeonato con relativa comodidad; Thiesen-Eaton llegó con los deberes hechos a la última prueba, el 800, y tenía garantizada la plata, pero el bronce estaba muy abierto. En un principio, la cosa estaba entre Rath y Johnson-Thompson. Si la alemana le sacaba 0,41 tendría el premio del bronce, siempre y cuando Schippers, que iba delante de ellas, no mejorara su marca de manera milagrosa. Pero finalmente se obró el milagro y la neerlandesa, que llegaba con una marca de 2:15.52, bajó su registro a 2:08.62, lo que supuso una mejora de casi 7 segundos de su marca que le garantizó una medalla de bronce. Schippers destacó de júnior, cuando fue campeona del mundo, pero unos problemas físicos le impiden rendir bien en el salto de altura y por ese motivo ha preferido competir en muchas ocasiones en pruebas de velocidad en lugar de combinadas. Melnichenko, que competía en su segundo campeonato del mundo, venció con 6.586 puntos, mejorando su marca personal por 141 puntos. La canadiense Thiesen-Eaton fue plata mejorando su registro personal por 90 puntos. Schippers también mejoraba su registro personal y batió el récord nacional. Rath quedó cuarta con 6.462 puntos, mejorando su marca personal en 145 puntos.
Harting consiguió su tercer título y demostró que las dos derrotas sufridas este año han sido dos meras anécdotas. El disco parece una disciplina destinada a tener siempre grandes ganadores que dominen la especialidad de manera clara. Con anterioridad hemos tenido épocas con claros dominadores, el más recordado fue Al Oerter, pero más recientes fueron Riedel y Alekna. Esta claro que la supremacía del lanzador alemán es la que estamos viviendo ahora. Desde su plata en Osaka’07 lo ha ganado todo, excepto su segundo puesto en el campeonato de Europa de Barcelona. Este año parecía más errático, sus dos derrotas podían hacer pensar que no estaba bien. Él mismo dijo en el Campeonato de Europa de Selecciones que no se encontraba fino técnicamente, pero en Moscú sí ha rendido. Lanzóe 69.11, superando los 68.36 de Malachowski, que siempre podrá presumir de haber derrotado al mejor Harting y de estar liderando el ranking mundial. Kanter, otro clásico de los podios, quedó tercero pero a más de cuatro metros del oro. Los dos españoles en competición no lograron pasar a la mejora y quedaban noveno (Casañas, con 62.89) y duodécimo (Pestano, con 61.88).
En el mundial de París vivimos un momento cumbre del fondo mundial, en uno de las mejores 10.000 de la historia se enfrentaron el más grande fondista de todos los tiempos, Gebreselassie, y un joven llamado Kenesisa Bekele que soñaba con destronar al rey del fondo mundial. Fue una de las mejores carreras que se recuerdan. Sirva un dato: 12:57 el último 5.000 y 2:25.02 el último mil. En marcha femenina vivimos algo parecido en Londres. La hasta la fecha dominadora de la prueba cayó a manos de la joven Lashmanova. Parece que la marcha femenina está predestinada a tener una reina que apabulle a sus rivales durante su reinado. Kaniskina había sido la más grande de la historia y durante más de un lustro no dejó opciones a sus rivales. Ella se llevaba todos los títulos que estaban en disputa.
Sin embargo, la prueba de hoy ha sido caótica. Hasta dos veces se llegó a parar por no saber dónde estaba la meta. Una vez entraban las atletas en el estadio, tenían que completar unos 450 metros (un poco más de la recta de meta y otra vuelta más), pero Lashmanova se equivocó y creyó que solo había que recorrer los primeros 150 metros, por lo que se paró para poco más tarde reanudar su marcha por las indicaciones de los jueces. El mismo error lo cometió a falta de 200 metros para meta.
El mando de la prueba lo había tomado inicialmente Rigaudo y posteriormente Drahotova. Se trata de la campeona de Europa júnior que en Rieti sorprendiera a todo el mundo porque además de participar en la marcha lo hizo en los obstáculos. A mitad de la prueba se pasó en 45:20, encabezada por Riguado. Las rusas iban cinco segundos por detrás. A partir del kilómetro 11, Lashmanova y Kirdyapkina dinamitaron la prueba y se marcharon irremediablemente. Por detrás había un grupo de varias atletas en la que no estaba la tercera rusa Sokolova, pero poco a poco fue remontando hasta sobrepasar a este grupo perseguidor. Los jueces consideraron que hacía marcha irregular y consecuentemente fue descalificada, ya dentro del estadio. La beneficiada fue Liu, que volvió a un podio de un mundial. La china lleva una regularidad asombrosa: cuarto puesto en Pekín y Londres, plata en Daegu y bronce en dos ocasiones, Berlín y Moscú.
Las marchadoras española estuvieron excelentes y firmaron un gran campeonato:Beatriz Pascual (1:29:00; 6ª), Julia Takacs (1:29:25; 9ª) y Lorena Luaces (1:31.43; 18ª). Destaca la actuación de la discípula de Josep Marín, que logró igualar sus sextos puestos de Pekín’08 y Berlín’09. Su peor resulttado desde el 2008 ha sido un décimo puesto. Takacs firmó un excelente resultado y se postula como la marchadora española de más proyección de cara a los JJ. OO de Río de Janeiro dentro de tres años.
Chemos se presentaba como favorita. Había sufrido una derrota en Doha (Catar) en el mes de mayo, pero después todas las pruebas las ganó. Su técnica de paso del obstáculo no es la mejor, de hecho solo sabe pasar los obstáculos con una sola pierna; siempre ataca con la derecha. Sin embargo, todas estas deficiencias técnicas, ausente Zaripova, las tienen sus rivales. Estando en forma no le importa tirar y marcar un ritmo fuerte, pero en esta ocasión fue Ayalew la que encabezó la prueba al paso del 1.000 con un ritmo muy alto (3:01.72). Posteriormente tomó el mando Chemos y no lo abandonó hasta el último metro. Consiguió su primer título mundialista después de dos bronces y se convirtió en la primera mujer en la historia en tener tres medallas mundialistas en obstáculos. Además, le dio a su país el primer oro en esta disciplina desde Helsinki’05.
Segunda entró Chepkurui, atleta que salió vencedora en Doha, la única carrera que no ganó Chemos este año.Tercera fue Assefa, que con toda seguridad habría estado disputando el oro a Chemos si no fuera por una caída que sufrió a falta de 700 metros para la meta. Se levantó rápidamente, pero perdió unos segundos vitales. Diana Martín cerró su actuación mundialista con un excelente undécimo puesto y con marca del año (9.38.30).
La altura necesaria para entrar en final fue 2.26, una de las más bajas de la historia. Los ilustres que se han quedado fuera son Baba, el sorprendente campeón del mundo en el 2005 Krymarenko, Hanany, Jonas, Dmitrik y Williams. Estos dos últimos llevaban una temporada muy floja, en el caso del vigente campeón del mundo motivada por muchas lesiones. El resto de favoritos cumplió, pero causó muy mala impresión Kynard, que en regularidad ha sido el segundo mejor saltador del año en (cinco veces por encima de 2.34 en lo que va de año).
Vivimos uno de los concursos de clasificación más pobre de la historia porque por primera vez, exceptuando la primera edición del campeonato, no fue necesario superar los 14 metros para entrar en la final: 13.88 fue la marca de corte. Ibargen, Knyazyeva-Minenko, Saladuha, Williams, Pyatykh, Koneva y Gumenyuk consiguieron la clasificación autómatica. Saladuha e Ibargüen son las grandes favoritas.
Pasaron para la final todos los favoritos a excepción del cuarto keniano, Kipkoech, que se cayó y cometió la torpeza de querer entrar en el grupo con un sprint de 200 metros. Este esfuerzo le costó la clasificación. Farah se reservó y realizó el mínimo esfuerzo para acceder a la final. Los españoles Sergio Sánchez y Bezabeh quedaron alejados de sus marcas del año y no estarán en la final. El leonés realizó 13:52.05 y el discípulo de Landa, 13:34.68. Además de Farah, tendremos solo a otro europeo en final: el noruego Buraas.
Se queda fuera de la final la vigente campeona olímpica, Antyukh. La rusa no llevaba una buena temporada y no sorprende su eliminación. Lo positivo fue ver a Demus en gran forma. La vigente campeona del mundo llevaba una temporada muy discreta, pero despertó con un registro de 54.22. La semifinal se la llevó Shakes-Drayton con 53.92. La otra fue para Hejnova, que corrió en 53.52 y se postula como clara favorita para la final.
La novedad de la semifinal fue la baja de Bershawn Batman Jackson, que se lesionó en la primera serie. Los dos favoritos cumplieron con creces: Gordon hizo 48.10 y Tinsley, 48.32. Además destacaron el cubano Omar Cisneros, con 47.93, Sánchez (48.10,) el serbio Emir Bekric, que batió su récord nacional con 48.36, y Culson (48.42). Dai Greene, campeón mundial, se quedó en 49.25. El galés lleva una temporada para olvidar: dos operaciones, un virus y ahora esta actuación en Moscú.
Buckman ganó las series y ha hecho lo mismo en las semifinales. La australiana está siendo la gran sorpresa del campeonato. Kipyegon, Korobkina, Cain (17 años) y Dibaba fueron las que se clasificaron en la primera serie. La sorpresa fue ver a Genzebe Dibaba sufriendo para lograr la clasificación. La segunda semifinal fue ganada de manera cómoda por Aregawi con 4:05.68, La sueca se había quejado de tener problemas gástricos los días previos, pero parece recuperada. Obiri y Simpson también se clasificaron para la final. Natalia Rodríguez quedó eliminada.
* Óscar Fernández Villar.
– Fotos: Lucy Nicholson (Reuters) – Adrian Dennis (AFP)
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