Ha sido un año en la Liga Adelante. Una vez consumado el descenso a la segunda categoría del fútbol español, en junio de 2012, el presidente del Villarreal C. F., Fernando Roig, sólo tenía en la cabeza una idea: regresar a la Liga BBVA. Que la estancia en la división de plata fuese un paso, un kit kat. Más allá de cómo llegar a la meta, la única realidad que se buscaba y contemplaba era superar la bandera que otorga las plazas de ascenso de categoría. Eso sí, en primera o segunda posición. Evitar un nuevo sufrimiento, en forma de play-off de ascenso.
El elegido para encabezar el proyecto deportivo tenía nombre y apellidos: Marcelino García Toral. El asturiano declinó el ofrecimiento. Los dirigentes amarillos optaron entonces por la figura del desgraciadamente fallecido Manolo Preciado. Preciado murió justo el día antes de ser presentado. Finalmente, el que empezó la temporada fue Julio Velázquez, técnico del Villarreal B que, tras salvar al filial en el campo, se vio arrastrado al descenso a Segunda B, al bajar el primer equipo a la Liga Adelante.
Al concluir la primera vuelta y con el equipo fuera de zona de play-off, Velázquez fue destituido. Se volvieron a valorar las opciones para ocupar el banquillo amarillo y se regresó a la que se había decidido como primera opción. Esta vez, Marcelino dijo sí. Su llegada y una restructuración de la plantilla (en el mercado invernal, entre marchas y llegadas, la cara del equipo cambió por completo) unida a un gran mes y medio final de liga (donde siempre comenta Luis Aragonés que se deciden los campeonatos) devolvieron al submarino smarillo a la Liga BBVA.
Para entender el Villarreal C. F. actual hay que volver la vista atrás. Recordar aquel equipo que cautivó y causó admiración en su época de bonanza, coincidiendo con la estancia de Manuel Pellegrini como técnico del equipo. Una vez el chileno decidió cerrar su ciclo al frente de la entidad vila-realense y fichar por el Real Madrid, dejó una herencia, una idea de entender el fútbol. Porque El Ingeniero fue una apuesta arriesgada. La de un técnico foráneo que nunca había entrenado en Europa. Y salió más que bien. Pellegrini entendió la filosofía que se pretendía impulsar. Una semilla que fueron sembrando Víctor Muñoz y, especialmente, Benito Floro y Paquito, los últimos entrenadores del Villarreal C. F. antes de la llegada del chileno. Un juego atractivo a los ojos del espectador, una idea que se basaba en el principio de que todo partía del balón, de saberlo gestionar. Bien es cierto que acompañado de una gran inversión y de estrellas del balompié mundial. Desde veteranos a jóvenes, contando con hombres salidos del fútbol base, algunos de ellos formados por completo en la cantera amarilla, y con futbolistas que, por circunstancias, no habían triunfado en clubes grandes.
La marcha de Pellegrini, sumada a la visión del presidente de adecuarse a la realidad que intuía que se avecinaba en el mundo del fútbol, provocó que esa idea fuera girando y cambiando. Para nada ese hecho debe considerarse un error o una crítica. Como bien han comentado otros analistas en esta publicación, cualquier idea es válida. No hay un único camino para llegar al fin que se persigue: la victoria. Y que la suma de triunfos te sitúen en un puesto en la clasificación de la liga. Simplemente, se trata de constatar una realidad. Fernando Roig consideró que había que apretarse el cinturón, fue reduciendo presupuesto, ante el descenso de ingresos y anticipándose a la realidad económica que vive el fútbol a día de hoy. Ese que muchos pensaban que vivía en una burbuja. La crisis no la ha esquivado. Es un sector más que la padece, junto al resto de disciplinas deportivas en España.
Tras la marcha de Pellegrini, en cuatro temporadas pasaron por el banquillo amarillo Ernesto Valverde, Juan Carlos Garrido, José Francisco Molina, Miguel Ángel Lotina, Julio Velázquez y Marcelino. Perfiles distintos, ideas casi antagónicas; jóvenes, veteranos… Amén de que poco a poco, cada uno de los puntales de aquel equipo que llegó a semifinales de la Champions League en el 2006 o del que osó romper el duopolio F. C. Barcelona-Real Madrid siendo subcampeón de liga en el 2008 fueron abandonando el club. Desde Santi Cazorla, en un verano, el del 2011, donde realmente el jugador que se deseaba vender era Rossi, pasando por el propio delantero italiano, el defensa argentino Gonzalo Rodríguez, el portero Diego López y un largo etcétera. Primeras espadas, secundarios, futbolistas con escaso impacto y presencia o continuidad… Siendo sintético, sólo siguen un par de jugadores de aquellas plantillas: los capitanes Bruno y Cani.
El debut de Marcelino fue lo contrario a lo esperado. No es que no ganara, sino que perdió por goleada: 5-0 ante el Real Madrid Castilla. Desde ese momento, sólo el Elche en El Madrigal venció al Villarreal C. F. (1-2). El resto, reparto de triunfos y empates. Al final, ascenso siendo subcampeón: el equipo fue el tercer máximo goleador y el segundo menos goleado. Tras celebraciones y con un verano por delante muchos aficionados se hacían esta pregunta. Y ahora, ¿qué?
Pues vamos a intentar a explicar qué Villarreal C. F. se verá con Marcelino García Toral en su regreso a la Liga BBVA. En gran medida, no diferirá en exceso de lo que se vio en la Liga Adelante. En principio, y con la incorporación hace escasas fechas del central brasileño Gabriel Paulista (Vitoria Bahía) se da por cerrado el capítulo de entradas. Sin embargo, no es descartable una segunda incorporación, ya sea porque surge una oportunidad o porque esa opción se reserva para el mercado invernal si hay que reforzar alguna demarcación.
Marcelino García Toral compareció ante los medios de comunicación el pasado 10 de julio. Transmitió a grandes rasgos cuál es su ideario, las señas de identidad del que será el Villarreal C. F. que pretende que se vea semana a semana, con un par de respuestas muy gráficas. “En el fútbol se juega con un balón. Hay dos porterías. A mí me interesa que el balón esté casi siempre cerca de aquella en la que hay que marcar. Y pocas veces, en la que tenemos que defender”. El asturiano también destacó que “si se puede llegar a portería en cinco pases, mejor que en diez. Lo que hay que lograr es generar el mayor número de ocasiones, pues cuántas más crees, más cerca está la posibilidad de marcar. Eso no significa que, si en ocasiones hay que dar 20 pases, se haga”. Y añadió: “Las diferencias en el juego y el estilo de un equipo lo marcan conjuntamente el perfil de los jugadores de los que dispones, sus cualidades unidas a la idea que tiene el entrenador. ¿Qué ocurre? Que lo segundo va condicionado por lo primero. Si tienes jugadores de mucho toque no vas a jugar balón largo porque entonces no se sacaría el máximo rendimiento posible a los jugadores y sus características”.
En resumen, su visión es pragmática. Busca un objetivo y el cómo es relativamente importante. No deja de ser algo secundario, que no descartable al 100 %. Por todo lo manifestado por el propio técnico, se ha confeccionado una plantilla con jugadores, de mediocampo hacia adelante, que destacan por ocupar el espacio más que porque que vivan de la asociación. De estos últimos, claro que hay futbolistas dentro del grupo que maneja, pero son escasos. Hay algunas cuestiones que son innegociables para el preparador asturiano, que se han podido observar desde su llegada el pasado mes de enero:
a) Balón largo del portero (pie o mano) a cualquier punta.
b) Por los laterales, siendo el más limpio el zurdo (Jokic o Costa).
c) Un desplazamiento cruzado a un extremo desde los centrales. Pablo Íñiguez y Chechu Dorado poseen esa cualidad.
d) Salida desde uno de los mediocentros que se ofrecen ante el portero o los centrales para generar desde él la transición a los extremos, uno estirando el campo, el otro ofreciéndose entre líneas, para abrir la otra banda (aparentemente la izquierda)
La pretemporada del Villarreal C. F. ha estado marcada por la irregularidad de los resultados obtenidos, por un juego, hasta el momento, discontinuo y, especialmente, la carencia de gol. Sin embargo, sin obviar estos detalles hay otros que resaltar y recordar. Por ejemplo, los problemas físicos de jugadores que no han realizado la pretemporada al mismo ritmo que el resto de compañeros (Chechu Dorado y Farinós); la media de edad (una de las más jóvenes de la categoría) y la reafirmación de un giro de esa idea.
Porque el Villarreal C. F. no será el que muchos aficionados recuerdan, protagonista en cada uno de los partidos. De comportarse como un equipo que se plante ante un rival superior y le trate de tú a tú, llevando el ritmo del partido desde el control del balón, del juego, a incomodar a los grandes, imponiendo un ritmo elevado de juego, presión alta, robos y transiciones verticales y dinámicas. Queda por comprobar cómo afrontará los test ante rivales que se dediquen a verlas venir. En cierta manera, a conjuntos que le planteen preguntas parecidas a las que el Villarreal realizará a los grandes.
Marcelino García Toral y el preparador físico ha buscado dos aspectos fundamentalmente: trabajar la fuerza y resistencia. “Queremos empezar bien, fuerte. Pero tampoco se trata de arrancar la liga como motos. La idea es ir de menos a más. Luego, cada semana nos determinará cómo va todo”. Una teoría entre algunos técnicos y preparadores físicos dice que no hay velocidad, resistencia o fuerza, todo se basa en la fuerza. Marcelino, por lo que ha preparado a su plantilla, es de esta misma idea.
La velocidad es lo último que se está trabajando en la pretemporada amarilla, pues antes van la fuerza y la resistencia. Sobre el estado de forma física y la supuesta historia de generar picos de forma, puesto en contacto con el técnico del CF Borriol de Tercera División, Raúl Tena, entrenador con titulación nacional, explica que “a veces en ciertas partes de la temporada, el físico es el menos importante de todos. En un equipo profesional entrenando todos los días hora y media, el jugador puede aguantar perfectamente un partido cada domingo. Los picos de forma los da el rendimiento y éste no depende directamente del aspecto físico”. El Villarreal, como esta temporada solo competirá en liga y Copa del Rey, es probable que en alguna fase de la temporada se plantee algún trabajo adicional de carga. El técnico y la marcha del equipo lo determinarán.
La plantilla del Villarrreal C. F. 2013-2014 de la que dispone Marcelino García Toral es la siguiente:
Las caras nuevas son el internacional serbio sub-21 Pantic (Estrella Roja), un lateral derecho que en toda la pretemporada ha jugado de central ante el escaso número de efectivos en el centro de la zaga. El resto de fichajes son: el lateral zurdo esloveno Bojan Jokic (Chievo Verona), el mediocentro manchego Tomás Pina (Mallorca), el delantero mexicano Giovani dos Santos (Mallorca) y el portero palentino Sergio Asenjo (cedido por el Atlético de Madrid)
Han causado baja dos de los jugadores más importantes de la historia del club: Marcos Senna (New York Cosmos) y Javi Venta (Brendtford). Junto a ellos, Mellberg (Copenhague), Mariño (Valladolid, traspasado por una módica cifra al acabar contrato en 2014, pero que puede regresar pagando el Villarreal también una cifra simbólica), ), Zapata (Milan, que hizo efectiva la opción de compra tras su cesión la pasada campaña), Joan Oriol (Osasuna), Canteros (regresa a Vélez tras su cesión), Juanma (Alavés), Truyols (Murcia), Gerard Bordas (Girona), Lejeune (nuevamente cedido al Brest), De Guzmán (que sigue una temporada más cedido en el Swansea), Gerard Moreno (cedido al Mallorca) y Pedro Ríos (Levante). Aún queda por resolver la salida de Camuñas, que regresa de su cesión al Deportivo, pero con quien no cuenta ni club ni técnico.
Analizando la plantilla, parece evidente que tres son los pilares sobre los que se sustentará el esqueleto de once tipo: en defensa, el argentino Mateo Musacchio, en el centro del campo, Bruno, y en ataque Giovani dos Santos. A ellos habría que añadir otro jugador: Cani. El aragonés es un futbolista con escaso apego por parte de una notable parte de la afición, desde su llegada en verano del 2006. Es cierto que el ex del Real Zaragoza nunca ha mostrado un rendimiento continuo, regular. Incluso en el mismo partido puede provocar aplausos y, al poco tiempo, pitos. Pero nadie puede obviar que es un jugador totalmente diferencial, distinto. Además, tras la marcha de Cazorla, en cierta medida es el único que puede generar por sí solo juego que permita a los delanteros tener oportunidades. Más aún, en encuentros cerrados, donde el rival proponga poco.
Musacchio es el líder de la defensa. Su velocidad y anticipación son claves en el engranaje de la zaga amarilla. El papel asignado es el de central corrector, aunque hay que reconocer que ha mejorado su faceta de jugar el balón. Si logra reducir sus lagunas de concentración, que en algunos momentos de los partidos han provocado que los rivales tengan ocasiones a modo de errores no forzados, su consolidación y jerarquía será ya evidente. Marcelino conoce tanto las fortalezas como las debilidades del ex de River Plate. De ahí que sea uno de los hombres a los que mayor atención ha prestado en esta pretemporada. Sabe que tan importante será ser certero en ataque como sólido en defensa. Y una parte de esa solidez partirá del liderazgo de Musacchio.
Bruno, tras renovar hasta el año 2020, definitivamente parece que se ha asentado. Ha interiorizado qué significa ser el buque insignia de la plantilla, el referente. De acumular un exceso de responsabilidad y vivir en ansiedad, a comprender su rol, dar un paso al frente y dirigir el equipo. La segunda vuelta en la pasada campaña debe servir de plataforma de confianza para el de Artana y prolongar esa continuidad en una categoría superior. Bruno es un futbolista de la total confianza de Marcelino. Y también de Vicente del Bosque. El seleccionador nacional lo tiene entre sus preferidos, tras el dúo Busquets-Xabi Alonso.
Giovani dos Santos es el futbolista por el que mayor esfuerzo económico se ha realizado. Lejos quedan las inversiones en jugadores como Nilmar, Riquelme, Palermo, Víctor Fernández o Rossi. Eso no resta responsabilidad al mexicano. Después de abandonar el F. C. Barcelona, vivir múltiples cesiones, en la media temporada con el Mallorca casi logró que los baleares evitaran el descenso. Finalmente, no fue así, pero su repertorio quedó en la retina de muchos aficionados. El Villarreal C. F. ya intentó su contratación hasta en dos ocasiones. Finalmente, este verano se consumó su llegada a tierras de La Plana.
El mexicano, más que marcar goles, que también se esperan, debe ser un especialista en generar desde el balón parado y el uno contra uno. Además, su juego se adapta a lo que quiere Marcelino cerca del área rival: desequilibrio, velocidad y verticalidad. Por eso no jugará en la banda. Que aparezca en un costado no significará que juegue allí. Lo que sí buscará Giovani es participar, porque lo necesita. Es parte de su perfil, el ADN de La Masia.
Marcelino partirá en principio de un sistema de juego posicional 4-4-2. Pero como siempre se comenta, una vez se inicia el partido y el balón se mueve, los jugadores también. Por tanto, más que de disposición tal vez sea necesario explicar qué transmitirá el equipo, cuál será su objetivo. En principio, la libertad de Gio y Cani en ataque. De este modo, las bandas quedarían abiertas para un uno contra dos del esloveno Jokic, presumible lateral izquierdo titular, mientras que Aquino y Mario o Pantic generarían un dos contra dos por la derecha.
Esa libertad anteriormente mencionada se podría calificar en cierta medida de anarquía. Ambos gozarán de cierta carta blanca a la hora de atacar, generar superioridades entre líneas por dentro, tras los mediocentros rivales, y facilitar el pase final a los puntas. O también ofrecer cambios de juego para que el extremo derecho y el lateral zurdo profundicen hasta la línea de fondo. Cuando haya que defender tendrán las mismas obligaciones que el resto del once que esté sobre el césped. Eso es obligatorio para todos los componentes de la plantilla.
Del gol se encargarán Uche, Pebert y Jonathan Pereira. Los rematadores. Porque que nadie lo olvide, Giovani es un generador más, con un gran uno contra uno y facilidad en el regate. Seguró que verá puerta, pero para sentirse cómodo debe contactar con el balón. Necesita estar cerca de él. De ahí que aunque actúe como segundo punta, en el fondo también será un volante más. Junto con Cani, debe alternar y colaborar a crear y facilitar las ocasiones para los arietes.
Eso no evita que ambos, y el resto de jugadores de segunda línea, también aporten sus goles. Como los centrales y mediocentros en estrategia o en jugadas que provoquen su aparición en el área rival. Pisando la zona de gol. Este detalle es otra de las señas de identidad para Marcelino. El gol no debe recaer sólo en los atacantes; la segunda línea (y la tercera) deben aportar. Igual que en labores de contención: los futbolistas más avanzados serán los primeros defensas.
La gran novedad es que, cuando coincidan juntos Pina y Bruno, Marcelino pretende que sea el ex del Mallorca quien se descuelgue hacia la portería rival, en un papel de futbolista box to box. Aunque tampoco es descartable que ese papel lo alterne con el capitán. Sobre todo viendo el rendimiento del jugador de Artana la pasada campaña, en la que superó su cifra de goles anotados como profesional.
Cuando hablaba de las ausencias durante la pretemporada de Chechu Dorado y Farinós, hay que recordar que ambos tuvieron que ser operados en la recta final de la pasada temporada. El central cordobés, de una rotura del tendón del bíceps femoral de la pierna izquierda (17 de mayo). Ya tiene el alta desde el pasado 10 de agosto. Ahora toca que vaya entrando poco a poco en ritmo para, en lo posible evitar alguna recaída. En el club lo saben. Nihat sufrió un percance similar durante la disputa de la Eurocopa 2008. El ex del Valencia, Mallorca, Inter, Levante y Hércules se lesionó el tendón de Aquiles. En este caso, la intervención quirúrgica tuvo lugar el 17 de abril.
En principio, esta circunstancia, unida a la llegada de Gabriel Paulista con la temporada ya iniciada, apunta a que el el potencial de jugadores con los que pueda trabajar Marcelino en su bloque de titulares y primera opciones, baje. Así, de poder decir que hay unos 17 jugadores con los que contar en cualquier momento, la cifra baja a los 14.
Los internacionales sub-19 con España Pablo Íñiguez y Moi Gómez partirán con ficha del filial. Se entrenarán con el primer equipo, pero en caso de no ser convocados, jugarán con el filial en Segunda B. El primero, Marcelino lo utiliza como central, para permitir una salida algo más limpia. Es el único jugador que lo puede hacer hasta la recuperación de Doradi y la llegada del nuevo central, que puede tener ese perfil. En caso de fuerza mayor, lo podría hacer Bruno, pero el asturiano no es partidario de la polifuncionalidad del de Artana. Mientras, el de Rojales es un futbolista ambidiestro, descarado, con buen uno contra uno, rápido e intenso en el trabajo defensivo. A priori deberá pugnar con Cani por un puesto en la banda izquierda. Aunque no es descartable que haga sombra a Aquino o Hernán Pérez, los extremos puros de la banda derecha.
Lo que se atisba en todo el verano es que hay dos cuestiones que invitan al optimismo: los aficionados creen en su equipo, en el proyecto. De ahí la cifra de abonados de la que dispone el club, rozando los 20.000, el reto marcado por Fernando Roig una vez conocido el ascenso. Por otra, que vista la igualdad de la competición española, donde una vez superada la dualidad Madrid-Barça solo parece que Atlético y Valencia tengan un papel de outsiders, el resto de equipos de la Liga BBVA parten con el mismo objetivo y con piezas similares.
La diferencia la marcará la solidez y el talento. Justo dos aspectos que son fundamentales para Marcelino. Y de los que dispone el submarino amarillo, a priori. Es cierto que existe la duda sobre si los delanteros (Uche, Pereira, Perbet) tienen el nivel que requiere la Liga BBVA. Los antecedentes no invitan al optimismo. Esa es la sensación que se tiene entre la afición. El tiempo dictaminará si permiten que el Villarreal C. F. no solo logre la salvación, el objetivo inicial ineludible y prioritario tras el shock del descenso de hace dos campañas. O si, con un nuevo ideario, se consigan los mismos logros que en los tiempos de bonanza. Porque el Villarreal de Marcelino sí tiene algo común al que todos identifican: ha recuperado la competitividad. Una cualidad que perdió tras dejar de creer en una idea. La herencia que dejó Pellegrini.
* Pablo Beltran es periodista.
– Fotos: AFP – Marca – EFE
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